QUITO, Ecuador – Días de acciones terroristas en Europa, Asia y África, así como el inicio de una guerra mundial al implicarse seis países en la lucha contra el terrorismo del Estado Islámico, son hechos que estremecen al mundo. En medio de estas circunstancias, el continente americano también se hace partícipe de un trascendental acontecimiento: el gran conflicto migratorio de carácter continental desencadenado por el gobierno comunista de Cuba y su aliado de Nicaragua.
Mientras el mundo lloraba, reclamaba piedad o hacía plegarias por la muerte de centenares de inocentes como consecuencia de las acciones terroristas y del bombardeo a territorio sirio por parte de Francia, el gobierno nicaragüense amenazaba y agredía a centenares de cubanos que intentaban seguir su larga travesía rumbo a Estados Unidos en la frontera sur con Costa Rica, lo que ha provocado un verdadero escándalo de carácter mundial por las implicaciones, no solo en el aspecto político, sino social y ante todo humanitario.
Unos 1 600 cubanos lograron entrar a Nicaragua la mañana del 15 de noviembre tras permanecer varias horas en el límite fronterizo de Costa Rica, cuyo Gobierno había brindado visas de siete días para que pudieran cruzar desde Panamá hasta territorio nicaragüense. Otras fuentes señalan que en los últimos quince días 1 790 migrantes de Cuba quedaron sin paso en la frontera entre Panamá y Costa Rica pues las autoridades costarricenses permitieron solo el paso a los ciudadanos con visa.
Un operativo de seguridad dispuso un batallón de infantería del Ejército de Nicaragua y Fuerzas Especiales de la Policía Nacional en el puesto fronterizo de Peñas Blancas, de esta forma impidieron que 1 100 cubanos que intentaron cruzar hacia el norte alcanzaran su objetivo. Según testimonios de los migrantes, fueron agredidos con disparos y gases lacrimógenos.
El Gobierno de Nicaragua acusó la tarde del domingo 15 de noviembre a Costa Rica de violar su territorio y de ser responsable de haber desencadenado una crisis humanitaria, que traería graves consecuencias para la región, por el “ingreso forzado de miles de inmigrantes”, mientras que su pueblo intenta dar muestras de solidaridad pidiendo disculpas a Cuba y muy especialmente a los miles de cubanos agredidos y amenazados por el gobierno de este país, al que consideran de carácter dictatorial.
Por su parte el gobierno de Costa Rica ha protestado por las crueles acciones emprendidas por parte del ejército nicaragüense. El presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, se reunió con varios líderes de grupos parlamentarios para tratar de explicar la situación de los cubanos en la frontera con Nicaragua. El Canciller propuso que se tratara el tema en la OEA. Igualmente convocó a los países latinoamericanos por los que transitan los migrantes cubanos hacia Estados Unidos con el objetivo de realizar acciones conjuntas para solucionar la crisis actual. El Canciller de Costa Rica criticó enérgicamente la actitud asumida por el ejército de Nicaragua al declarar: “Mandar el ejército de un país y tirarlo encima de una población migrante, en la situación en la que se encuentran hombres, mujeres y niños. Esa es la manera en que ese país aborda este tema”.
La búsqueda de una posible solución conjunta por parte de aquellos países implicados en el paso ilegal de cubanos por gran parte de Centroamérica para llegar a Estados Unidos ha sido la propuesta del gobierno de Costa Rica, el cual, se ha preocupado por la vida y por los derechos humanos de las víctimas de lo que ha llamado un negocio criminal. Sus autoridades migratorias han entregado desde el pasado 14 de noviembre más de 3 000 visas temporales a cubanos que llegaron por tierra en su emigración hacia Estados Unidos, de los cuales más de 2 000 se ubican en albergues, ante la negativa de Nicaragua de permitir la entrada a su territorio.
En la reunión efectuada el pasado martes en El Salvador, en la que participaron representantes de los países centroamericanos implicados en la travesía de los cubanos, así como los de Cuba, Ecuador, Estados Unidos y México, no hubo un consenso definitorio y se dejó que cada territorio actúe según sus normas.
En este caos el gobierno cubano ha estado indiferente. Resulta vergonzoso que sea Costa Rica quien haga un llamado a la acción y a la unidad de los países implicados, cuando la responsabilidad es del gobierno cubano, que ha estado provocando por más de medio siglo un masivo éxodo que comenzó con los inicios del llamado proceso revolucionario y se ha mantenido hasta el presente.
En la OEA, en las reuniones de derechos humanos y todas las instancias que tengan que ver con el equilibrio y la paz del mundo, más que la posible situación del conflicto migratorio de Centroamérica, debe tratarse el tema del porqué de un éxodo total. Tratando de encontrar esa respuesta se llegará al verdadero origen del problema, y la respuesta todos la saben. La migración es un fenómeno mundial y siempre ha existido, pero cuando ese fenómeno adquiere la dimensión que ha alcanzado en Cuba y que ya está repercutiendo no solo en una región, sino en el continente y el mundo, corresponde actuar a las instituciones que han de velar por el cumplimiento de leyes y normas mínimas de subsistencia.
Resulta penoso que sea el gobierno costarricense el que tenga que ocuparse de hacer un llamado a la Cruz Roja Internacional y esté tratando de “garantizar la dignidad y el respeto a la integridad personal de los hombres, mujeres y niños que viven esta angustiosa situación”, así como de agradecer el apoyo de la Cruz Roja, organismos internacionales y organizaciones de la sociedad civil que prestaron asistencia a los cubanos en Paso Canoas, donde pasaron noches a la intemperie o hacinados en pequeños hoteles, mientras que el gobierno que preside el dictador Raúl Castro a través de una declaración del MINREX solo ha culpado a los Estados Unidos de la actual situación.
La inhumana respuesta del gobierno nicaragüense tendrá sus consecuencias en el contexto continental y desde la perspectiva de conceptos como derechos humanos, democracia y ayuda humanitaria. Los miles de cubanos que intentan llegar a los Estados Unidos sólo están tratando de evadir lo que el destino les ha deparado por más de medio siglo: uno de los regímenes más crueles y sanguinarios de la historia de América. El sistema comunista cubano y su caduco gobierno son los verdaderos responsables del conflicto centroamericano que se ha generado.
La violencia de la policía nicaragüense, la exigencia de un visado para entrar a Ecuador o la existencia de un corredor humanitario no será la solución para detener la marcha pacífica de los cubanos en su éxodo. La única solución será la reestructuración del gobierno cubano a partir de una apertura y una verdadera democracia con elecciones libres, así como la supresión de todo vestigio de socialismo. Esto pondrá fin al masivo éxodo y proporcionará las condiciones mínimas al pueblo cubano para seguir adelante.