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Remembranzas de la Primavera Negra

Primavera Negra

LA HABANA, Cuba. – “Encerraron nuestros cuerpos, pero no pudieron encarcelar nuestras ideas, quisieron silenciar nuestras voces, y nuestras voces gritaban libertad con más fuerza…”, escribió el exprisionero político Pablo Pacheco, condenado a 20 años durante la ola represiva conocida como Primavera Negra.

Cuántos fusilados, reos políticos, prisioneros de conciencia pacíficos, defensores de derechos humanos, madres, esposas, tías, hermanos, hijos han tenido sus vidas truncadas por la “Revolución” nunca se sabrá. 

En la Primavera Negra de 2003, 74 hombres y una mujer fortalecieron sus convicciones en inhumanas cárceles. Hoy, más de 1000 cubanos son rehenes en las prisiones del régimen de continuidad totalitaria imperante en Cuba, el cual coarta la libertad de expresión, el derecho a la creación y destruye el país. 

La mayoría de los 75 fueron apresados los días 18,19 y 20 de marzo de 2003, y trasladados a los centros de interrogatorios de la Seguridad del Estado en sus provincias o a Villa Marista (el cuartel general de la Seguridad del Estado, en La Habana). Algunos de ellos compartieron celdas con detenidos por tráfico de drogas y con los tres jóvenes que secuestraron una lancha en la bahía capitalina y fueron sentenciados en “juicios” ejemplarizantes y fusilados inmediatamente sin avisar a sus familiares. 

Las torturas psicológicas fueron intensas y crueles. Los juicios se realizaron pocos días después de los arrestos bajo la Ley 88, conocida como Ley Mordaza, y el artículo 90 del Código Penal que incluía la pena de muerte. Dieciocho acusados recibieron sentencias de 25 a 28 años, y 29 de 20 años. Doce agentes infiltrados en las agrupaciones de los acusados se presentaron como testigos de la Fiscalía. Poco después, todos fueron dispersados por cárceles de máxima seguridad desde Pinar del Río hasta Guantánamo, a cientos de kilómetros de sus residencias, con lo que se castigó también a sus familias que debían desplazarse para poder visitarlos. 

Más de un año y medio ellos permanecieron en solitario, dentro de minúsculas celdas con inhumanas condiciones higiénicas y alimentarias. A muchos, la salud se les deterioró progresivamente. Las excarcelaciones ocurrieron debido a serias enfermedades, denunciadas por las esposas y otros familiares, con apoyo de organizaciones de derechos humanos, periodistas y gobiernos democráticos.

Miguel Valdés Tamayo fue el primer excarcelado por graves problemas cardíacos. Al verlo pocos días después, me impresionó su gallardía y apacibilidad. Le expresé que lucía muy bien, y él me contestó que la gravedad iba por dentro. El 10 de diciembre de 2006 coincidimos en una celebración por el Día de los Derechos Humanos; él había tenido una recaída, pero parecía recuperado. El 10 de enero de 2007 falleció. 

Mujeres anónimas hoy entonces fueron estoicas voces en reclamo de la libertad de sus familiares. Las vejaciones físicas y psicológicas también fueron contra Isel Acosta, esposa de Blas Giraldo Reyes, entonces residente en Sancti Spíritus. El 17 de marzo de 2006, desde las 5:00 de la tarde hasta las 8:00 de la noche, las autoridades celebraron un acto de repudio con alrededor de 2000 miembros de organizaciones políticas, trabajadores y estudiantes de la Escuela de Ciencias Médicas, incluidos alumnos mexicanos, movilizados en guaguas. Isel escuchó improperios y exigencias de que saliera, vociferados por la jauría humana. Cuchillos introducidos por los bordes de las ventanas amenazaban de muerte o procuraban abrirlas. También mantuvieron el estruendoso silbato del tren, pues su vivienda colindaba con el ferrocarril. Isel logró hablar conmigo por teléfono, escuché los gritos y los golpes hasta en el techo. Entonces no había acceso a internet, pero pude avisar a fuentes internacionales que la auxiliaron. 

Blas Giraldo Reyes había sido condenado a 25 años de cárcel, tras petición fiscal de 30 años, por ser el gestor del Proyecto Varela en Sancti Spíritus y bibliotecario independiente. En 1975, siendo adolescentes, Isel y él se conocieron durante el viaje con sus familias al pueblo cautivo Ramón López Peña, en San Cristóbal, Pinar del Río, que estuvo custodiado por militares hasta 1992. Tras la Primavera Negra, ellos pudieron viajar a España y luego a Estados Unidos, donde han recompuesto sus vidas.

En 2010, unos 54 prisioneros de conciencia del mismo grupo inicial de 75 fueron excarcelados, debido a una negociación entre Raúl Castro, Barack Obama, la Iglesia Católica, encabezada por el cardenal Jaime Ortega, y el Gobierno de España, país adonde se trasladó la mayoría.

Ocho permanecen en Cuba, a pesar de que podrían ser devueltos a prisión cuando las autoridades lo decidan. José Daniel Ferrer y Félix Navarro con sentencias de 25 años, están en prisión por nuevos procesos. 

Once de los 75 han fallecido.

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.




Exprisionero político Ángel Moya: “No soy libre y no me he sentido libre”

Ángel Moya Acosta

LA HABANA, Cuba. – “No soy libre y no me he sentido libre”, asegura el exprisionero político del Grupo de los 75 Ángel Moya Acosta, condenado en 2003 a 20 años de cárcel, una sanción que expira el próximo 19 de marzo.

En entrevista con CubaNet, Moya Acosta recordó que el régimen cubano lo arrestó el 19 de marzo de 2003 y lo condenó a 20 años de prisión pocos días después, el 7 de abril.  

“Lógicamente, no me he sentido libre, ni antes de la causa del 7 de abril ni después de ser excarcelado”, aseguró el opositor. Además, denunció, que a lo largo de estos años el régimen de la Isla no ha dejado de “acosarlo y perseguirlo” por su constante activismo y apoyo a las Damas de Blanco.

“He sido detenido, en reiteradas ocasiones, por los cuerpos represivos de la Seguridad del Estado; me han llevado a calabozos por 24 y hasta por 48 horas; se me ha impuesto, en algún momento determinado, por mi activismo, medida cautelar de prisión domiciliaria, la cual no he acatado”, explicó.

“Me han levantado causa por supuesta actividad económica ilícita por tener recursos ―de los cuales me ha despojado la Seguridad del Estado― destinados a activistas de derechos humanos y a las Damas de Blanco. Eso demuestra que no me he sentido libre y no soy libre. Además, todavía prevalece en Cuba el régimen comunista y las leyes que lo sustentan, y todavía continúo luchando contra este régimen, enfrentándome a los riesgos que se derivan de la actitud que he asumido en mi lucha”, enfatizó Moya Acosta.

No obstante, a pesar del estado represivo al que ha sido sometido durante todos estos años el opositor aseguró sentirse “muy contento”, sobre todo porque va a terminar de cumplir durante la cual se ha mantenido “fiel a la palabra empeñada ante el pueblo cubano”, dice. 

“He continuado con mi lucha, al igual que otros hermanos dentro de Cuba, así que no ha servido para nada la situación de encarcelamiento a que me sometieron los tribunales al servicio de la Seguridad del Estado. Sigo siendo el mismo y continúo luchando contra el régimen comunista de Cuba, desde aquí donde se le violan los derechos y libertades a todos los cubanos”, precisó.

Moya Acosta cree que la represión del régimen de La Habana continuará intensificándose porque esa es la única forma que tiene el poder totalitario para sustentarse.

“Las leyes, por supuesto, las van a seguir reforzando para legitimar la represión contra los activistas de derechos humanos; ahí están los ejemplos de José Daniel Ferrer, de Félix Navarro, excarcelados de la causa de los 75 y de nuevo en prisión sancionados con altas condenas de privación de libertad; el régimen no va a cesar”, advirtió.

Moya Acosta aseguró que para que ocurriera la excarcelación de presos políticos en el año 2010, además de la solidaridad internacional, un papel decisivo lo jugó el grupo de las Damas de Blanco, compuesto por familiares de los 75 presos políticos encarcelados entre los días 18, 19 y 20 de marzo de 2003.

“Desde el primer día en Villa Marista [cuartel general de la Seguridad del Estado], las Damas de Blanco comenzaron a articularse por la liberación de cada uno de nosotros enfrentándose a las fuerzas represivas”, reconoció.

Durante la llamada Primavera Negra fueron detenidos y encarcelados 75 opositores y periodistas independientes cuyas condenas fluctuaban entre seis y 28 años de privación de libertad.

En 2010, el régimen de Raúl Castro liberó, bajo la condición del exilio forzoso, a varios presos políticos tras un acuerdo mediado por la Iglesia Católica y el Gobierno español. Sin embargo, alrededor de 12 de estos presos políticos se negaron a dejar Cuba, entre ellos Moya Acosta, por lo que su liberación tardó más y fue realizada bajo “licencia extrapenal”.




Las incongruencias de Silvio Rodríguez

Silvio Rodríguez (Foto AP)

LA HABANA, Cuba. – No voy a decir que el famoso cantautor cubano, Silvio Rodríguez, miente al aseverar que su firma en el aquel documento, redactado y publicado en abril de 2003, por algún amanuense en cumplimiento de una orden de la máxima dirección del país, no lo compromete con el fusilamiento de tres jóvenes, tras el intento fallido de secuestrar una lancha en el puerto de La Habana con el objetivo de llegar a Estados Unidos y el encarcelamiento de 75 opositores y miembros de la sociedad civil independiente, condenados a largas penas de cárcel.

Solo voy a remitirme a los hechos para llegar a la conclusión, que sí hubo complicidad en el momento de decidirse a apoyar el tristemente célebre “Mensaje desde La Habana para los amigos que están lejos”, con el que el régimen buscaba el respaldo interno de figuras representativas del ámbito cultural con la finalidad de minimizar el costo político de tales acciones.

Hasta el momento ninguno de los artistas, escritores e intelectuales que firmaron se ha retractado, ni creo que lo hagan. Tanto los que ya han muerto como la mayoría de los que aún viven han preferido el silencio.

Salvo las posturas de los cantautores Silvio Rodríguez y Amaury Pérez que han optado por el malabarismo retórico y una ingenuidad que da grima en sus intervenciones, el resto también se justifica, pero haciendo mutis.

El documento de marras salió a la palestra pública, pocos días después del fusilamiento y la oleada represiva. Había plena conciencia de lo que estaba sucediendo. Nadie, con un mínimo de responsabilidad, estampa su firma sin conocer a fondo las razones ni los efectos resultantes de ese compromiso.

No estamos ante una representación de infantes despistados. Se trata de personas que han demostrado tener cualidades excepcionales en la realización de su trabajo en el arte, la literatura y el pensamiento. Por tanto, no valen las coartadas insulsas para justificar lo injustificable.

Es oportuno recordar que los jóvenes condenados a la pena capital no contaron con un debido proceso. Fueron ejecutados sin la posibilidad de una defensa real y efectiva.

En principio, su acción delictiva no produjo muertes ni heridos. Llevarlos al paredón fue un exceso que pasará a la historia como un crimen de Estado.

En aquellas circunstancias históricas, no existía una declaración de guerra formal por parte del presidente, George W. Bush, que propiciara reacciones de tal naturaleza.

Los apologistas de la invasión con marines, barcos de guerra y aviones de última generación, entre los que se encuentra Silvio, de acuerdo a lo que publicó en su blog, han quedado a la espera de algo que no pasa del alboroto mediático y de ser una mera justificación para reforzar los pilares del control social a través del sometimiento a los dictados del partido único.

La exaltación del enemigo externo ha servido para ocultar las grietas del modelo que supuestamente sería mejor que el capitalismo, además de servir de tapadera en la comisión deliberada de actos que atentan contra la dignidad humana.

Al pasar revista por el largo desempeño de la llamada revolución socialista, hay muy poco, casi nada, que celebrar y mucho que lamentar, en términos materiales y espirituales.

Recuerdo la lectura de la infame declaración, en una celda de aislamiento en la prisión de Guantánamo. Era uno de los del Grupo de los 75, sancionado a 18 años tras las rejas por ejercer el periodismo independiente.

A Silvio no le importó ni le importa la trágica experiencia de un juicio sin garantías procesales ni el traslado a una cárcel ubicada a más de 900 km de La Habana, donde resido. Todo por el hecho de escribir sin pedirle permiso a nadie.

Una postura muy natural en este artista que no vacila en aprobar, en este caso tratando de “hacerse el sueco”, hasta el fusilamiento de tres personas que no merecían ese destino.

Prisiones y campos de trabajo es lo que no falta ni faltará en Cuba. Hay muchísimos más de los necesarios. ¿Se habrá enterado Silvio?

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A 17 años de la Primavera Negra, otra ola represiva comienza

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Primavera Negra en Cuba. 75 opositores fueron detenidos y encarcelados. Foto Internet

LA HABANA, Cuba. – En la tarde del 18  de marzo de 2003, la dictadura castrista desencadenó la  ola represiva conocida como la Primavera Negra.

Durante más de 48 horas, un enjambre de agentes de la Seguridad del Estado se dedicó a allanar y registrar las casas de opositores y periodistas independientes. 75 de ellos fueron encarcelados, juzgados sumarísimamente y condenados a largas penas de prisión.

En menos de una semana, fueron juzgados, también sumarísimamente, y enviados al paredón de fusilamiento, tres jóvenes que habían intentado secuestrar, para irse del país, la lancha que atraviesa la bahía habanera. Fidel Castro no tuvo reparos en declarar en la TV que fueron fusilados para dar un escarmiento y acabar con los secuestros de aviones y embarcaciones.

El régimen estaba alarmado por el auge cobrado por la oposición, cuyos principales movimientos se habían agrupado en la concertación Todos Unidos y apoyaban el Proyecto Varela. Luego que más de 11 000 personas firmaron el Proyecto Varela y Oswaldo Payá lo presentó a la Asamblea Nacional, la respuesta gubernamental fue una aberrante reforma constitucional que declaraba irrevocable el socialismo.

También el periodismo independiente cobraba auge. La primera publicación independiente del control estatal, la revista De Cuba, que dirigían Ricardo González y Raúl Rivero, había aparecido en diciembre de 2002 y ya iba por su segundo número.

Fue precisamente la sede de dicha revista, la casa de Ricardo González, uno de los primeros sitios allanados por los represores.

El inicio de la guerra de Irak, que acaparaba la atención mundial, hizo suponer al régimen castrista que era el momento idóneo para desembarazarse de los activistas prdemocracia y los periodistas independientes sin que la opinión pública internacional reparara demasiado en ello.

Pero la ola represiva reportó al régimen muchos más daños que beneficios, al mostrar al mundo, de modo irrefutable, su fea arista dictatorial. A partir de entonces, el castrismo tuvo en su contra a una buena parte de la izquierda y la intelectualidad mundial que hasta entonces le había sido favorable.

El régimen, que con aquel espasmo represivo no logró acabar con la oposición ni con el periodismo independiente, tuvo que lidiar además con el hasta entonces insólito desafío de mujeres vestidas de blanco que salieron a las calles a marchar por la libertad de los presos.

Diecisiete años después, pese a que ya no está Fidel Castro, hay un “presidente” civil y una nueva constitución (en la que sigue el socialismo irrevocable), parece avecinarse una nueva ola represiva.

Si en el año 2003 los periodistas independientes estaban entre los principales objetivos de los represores (20 de los 75 presos eran periodistas), ahora vuelven a serlo.

El periodista y abogado guantanamero Roberto Quiñones lleva más de cinco meses en prisión. Fue condenado a un año de cárcel en un juicio sin garantías y que fue descaradamente amañado por la Seguridad del Estado. Lo acusaron de resistirse con violencia a ser arrestado por la policía cuando intentaba cubrir el juicio a un matrimonio de religiosos. Los agentes lo golpearon y luego dijeron que las lesiones que presentaba el periodista fueron “autoinfligidas”.

Constantemente los periodistas independientes son arrestados, les decomisan sus equipos de trabajo y los amenazan para “que se quiten o se vayan”, como le dijeron recientemente a la joven comunicadora Camila Acosta.

Para silenciarlos o forzarlos al exilio, también han sido hostigados, en los últimos meses, Luz Escobar, Ana León, Jorge Olivera, Augusto César San Martín, Rudy Cabrera y Boris González, entre otros.

Ante el creciente temor del régimen a un estallido popular por el deterioro de la situación económica, todo indica que aumentará la represión contra los comunicadores que con sus informaciones contradicen la ridículamente triunfalista visión oficial.

La represión volverá a resultarles contraproducente. Los mandarines del desastre se baten contra las ansias vitales de un pueblo que dejó de creer en ellos, los detesta y está empezando a perder el miedo.

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Grupo de los 75 exige libertad de José Daniel Ferrer

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Cartel en honor del ‘Grupo de los 75’, en las afueras de la entonces Oficina de Intereses de Estados Unidos, actual embajada de ese país en Cuba (Archivo)

MIAMI, Estados Unidos.- El Grupo de los 75, exprisioneros políticos cubanos encarcelados durante la conocida Primavera Negra de Cuba, en 2003, enviaron una carta al régimen de la Isla en la que exigen la pronta liberación de José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), así como de los otros tres activistas que fueron encarcelados junto a Ferrer.

En la misiva del Grupo de los 75, del que también formó parte José Daniel Ferrer, los firmantes aseguran que saben de lo que es capaz la dictadura, y de “su irrespeto por la integridad y la dignidad de las personas”, no obstante, están “dispuestos a emprender acciones en favor de su liberación, si es que esta no se llega a producir”.

A continuación reproducimos la carta de manera íntegra:

Carta del Grupo de los 75 exprisioneros políticos cubanos a personalidades e instituciones internacionales

Los abajo firmantes, exprisioneros políticos del Grupo de los 75, encarcelados durante la oleada represiva conocida como la Primavera Negra de Cuba en 2003, expresamos nuestra repulsa por el encarcelamiento de José Daniel Ferrer García, miembro de este grupo de prisioneros y fundador la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), la mayor organización opositora de la Isla.

Tanto Ferrer como Fernando González Vaillant, José Pupo Chaveco y Roilán Zárraga Ferrer, miembros de la UNPACU, permanecen detenidos en paradero desconocido desde el pasado 1 de octubre. Nadie sabe las causas de su arresto, ni los cargos que se les imputan. Tampoco se tienen noticias sobre su situación o estado físico, ya que el gobierno desestimó el recurso de Habeas Corpus, presentado por la familia de Ferrer, y se han negado a presentar pruebas de vida, una exigencia de varias organizaciones y personalidades preocupadas.

Sabemos de lo que son capaces de hacer por nuestras experiencias personales y el conocimiento del talante arbitrario del régimen cubano, y su irrespeto por la integridad y la dignidad de las personas. Razones por la que sus hermanos estamos dispuestos a emprender acciones en favor de su liberación, si es que esta no se llega a producir.

Demandamos al régimen cubano la inmediata puesta en libertad de Ferrer García y sus compañeros encarcelados, y de todos los prisioneros políticos cubanos, y el cese inmediato del acoso contra su familia y los integrantes de UNPACU.

Pedro Argüelles Morán

Pablito Pacheco

Alfredo Felipe

José Ubaldo Izquierdo

Iván Hernández Carrillo

Normando Hernández

Marta Beatriz Roque Cabello

Alejandro González Raga

Adolfo Fernández Saínz

Luis Enrique Ferrer García

Carmelo Díaz Fernández

Félix Navarro Rodríguez

Eduardo Díaz Fleitas

Jorge Olivera Castillo

Librado Linares García

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“Quiero continuar defendiendo mi verdad en Cuba”

cuba represión Jorge Olivera

Jorge Olivera junto a su esposa Nancy (Reuters)

LA HABANA, Cuba.- Hay muchos sorprendidos por el hecho de que el poeta, narrador y periodista Jorge Olivera Castillo, luego de una estancia de casi dos años en los Estados Unidos, haya regresado a Cuba, de donde es probable que las autoridades no le permitan volver a salir.

En 1996, Olivera, uno de los más veteranos periodistas independientes, fue el fundador de la agencia Habana Press. En la ola represiva de la primavera de 2003, fue uno de los 75 disidentes encarcelados. Fue condenado a 18 años de prisión. Salió de la cárcel en diciembre de 2004, mediante una licencia extrapenal por enfermedad. Inmediatamente reanudó su labor como periodista independiente y presidente del Club de Escritores Independiente.

Sobre su viaje y las razones por las que se niega a exiliarse, Jorge Olivera conversó con CubaNet:

– ¿Por qué razones viajaste a Estados Unidos y bajo qué condiciones, dado tu status de recluso con licencia extrapenal?

– Mi viaje se debió a una beca en la universidad de Harvard que obtuve en el año 2009. La nominación corrió a cargo del Centro PEN de Inglaterra, entidad de la cual soy miembro de honor desde que me encontraba en la prisión de Guantánamo extinguiendo una condena de 18 años de privación de libertad. En el 2010, las autoridades cubanas me dieron la oportunidad de salir de Cuba, pero definitivamente, podía ir a Harvard pero no me permitirían regresar, lo que rechacé de plano. En 2016, a raíz del intento de deshielo propulsado por la administración Obama, se me concedió un permiso para salir temporalmente, lo cual me permitió estar en Harvard como parte del programa Scholars at Risk (SAR), que incluye a académicos, escritores e intelectuales que han sufrido y sufren persecución en sus países por defender sus ideas. La oportunidad de viajar al exterior con el retorno garantizado no fue para mí solamente, sino también para los otros colegas del Grupo de los 75 que decidieron permanecer en Cuba.

– A pesar de que siempre aseguraste que regresarías, a algunos les sorprendió que estando técnicamente aún preso, que te pueden revocar la licencia y devolverte a la cárcel en cualquier momento, no pidieras asilo político en los Estados Unidos. ¿Por qué decidiste regresar?

– Sé que muchas personas, dentro y fuera de Cuba, pensaron que optaría por exiliarme, pero estoy de nuevo en el país donde nací y dispuesto a continuar abogando por el respeto al derecho a la libertad de expresión. No temo las consecuencias de mis actos. Es una decisión que tomé 26 años atrás, de manera consciente e irrevocable. Quiero continuar defendiendo mi verdad en Cuba.

– ¿Y si las autoridades cubanas, como te advirtieron, no te permitieran volver a salir del país?

JOC: Sería parte del precio a pagar por conservar intactas mis convicciones, que advierto, no son negociables. Todos estamos atrapados entre la arbitrariedad y la impunidad. Las prohibiciones de salida, los arrestos y los encarcelamientos pueden tocarle a cualquiera. Con esto te digo que nadie puede imaginarse que va suceder con su vida dentro de un par de minutos. Acuérdate que somos rehenes y por tanto sujetos a la voluntad de los captores…

– ¿Qué experiencias y enseñanzas te aportó tu estancia en los Estados Unidos?

– Fue una experiencia extraordinaria. Mi esposa y yo estuvimos casi dos años en Estados Unidos. Pudimos compartir con total libertad nuestras ideas, intercambiar criterios, aprender de una cultura muy rica. Esta fue mi segunda salida al exterior. La primera ocurrió en 1981, como soldado en la guerra de Angola. Allí estuve 26 meses en la selva. Tenía 19 años. Ahora resultó muy diferente. Llegamos a Harvard el 13 de agosto de 2016 y, fuimos desde el comienzo hasta el final, muy bien acogidos. Al concluir la beca en esta prestigiosa institución académica, recibí otra beca, como parte del International Writers Program (IWP), auspiciada por la Universidad de Brown. Allí también nos nutrimos de otras experiencias inolvidables tanto desde el punto vista personal como profesional.

– ¿Cuáles son tus planes inmediatos como escritor y periodista?

– Continuar escribiendo. Aun bajo asedio. Esto hay que verlo como una guerra, donde no hay balas ni cañonazos, pero no por eso menos letal. No faltarán quienes me cataloguen de loco por insistir en una tarea tan compleja, peligrosa y desgastante, pero ni me preocupo en explicarles. No me van a entender. Entonces, es mejor seguir trabajando y dejar a un lado los comentarios, a menudo saturados de ligerezas rayanas en la estupidez.

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“Tocaron muy fuerte, venían por nosotros”

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LA HABANA, Cuba.- Toques de puertas, aparatosos operativos policiales rodeando las viviendas, interrogatorios en centros de detención, juicios sin garantías constitucionales, aislamiento como castigo en cárceles alejadas de la residencia familiar. Así describen las víctimas de la Primavera Negra, lo que catalogan como el recuerdo más oscuro de sus vidas.

Los 75 encarcelados en la jornada represiva que comenzó el 18 de marzo del 2003, fueron disgregados por todas las cárceles de Cuba como castigo adicional para sus familias.

Jorge Olivera Castillo, sancionado a 18 años en la Primavera Negra, recuerda el momento como uno de los más difíciles de su vida.

“He tenido dos experiencias fuertes en mi vida, una fue la guerra de Angola en 1983 donde viví en condiciones extremas; la otra fue a partir de marzo del 2003, la cárcel, que me marcó para toda la vida (…) Nunca pensé que iba a ser parte de esa gran redada que hubo. Me pareció que estaba dentro de una película, no me parecía real vivir aquellas circunstancias (…) Mi familia sufrió mucho y me ha dejado secuelas físicas, pero sigo creyendo en las mismas ideas que me llevaron a la cárcel”.

Los procesos judiciales de los acusados estuvieron sustentados en testigos que declaraban leyendo informes entregados por el gobierno, o presionados por la policía política.

Martha Beatriz Roque Cabello, sancionada a 20 años, recuerda que en su contra declaró una ex agente secreta de la policía política, quien leyó su testimonio preparado de antemano.

“Esa agente mandaba a callar al Fiscal, porque ella tenía una orientación de la Seguridad del Estado, que era leer un documento, tenía un libreto que leer”.

La Ley que aún amenaza

Durante la Primavera Negra me encontraba en la cárcel de Ariza en la provincia de Cienfuegos. Cumplía el noveno año de encarcelamiento político con adición de castigo por mantenerme escribiendo para Cuba Free Press.  Recuerdo que, con la euforia que desata en los represores el encarcelamiento de sus víctimas, René, el oficial de la policía política en la cárcel, ordenó que me llevaran hasta su oficina para decirme: “ya estamos aplicando la Ley que puede sumar años de prisión a los que ahora cumples”.

La ola represiva de marzo del 2003 fue acomodada previamente en 1999, mediante la Ley 88 de Protección de la Independencia Nacional y la Economía de Cuba. Conocida como Ley Mordaza, es la más grosera herramienta opresiva creada por el Gobierno para establecer largos años de encarcelamiento político.

El ajuste legislativo para la represión política aprobado por la Asamblea Nacional del Poder Popular en pleno, nació de la orden de Fidel Castro: promulgar una ley “para dar respuesta a la política del gobierno estadounidense contra Cuba”. Una ley con fundamento jurídico en el Código Penal ruso, promulgado durante el gobierno de Nikita Jruschev, que en su Artículo 70 castigaba las críticas al poder soviético.

La Primavera Negra marcó la historia de Cuba de forma diferente. Antecedida por fusilamientos sumarios, encarcelamientos prolongados y procesos de depuración partidista, la condena de 75 cubanos pretendió paralizar de golpe cualquier elemento que se opusiera al régimen.

Castro golpeó el auge de una oposición que descubría la verdadera situación económica y política del país, amparada en un periodismo independiente que comenzaba a ocupar su lugar en la sociedad.

El plan represivo de Fidel Castro fracasó, porque las libertades que intentó mutilar hoy tienen más cubanos en su defensa.




Ex preso político cubano vive debajo de un puente en Miami

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Muere en EEUU el ex preso político cubano Omar Pernet

Omar Pernet (EFE)

MIAMI, Estados Unidos.- El ex prisionero político del Grupo de los 75 Omar Pernet Hernández falleció este sábado a los 72 años producto de un cáncer, en el Norton Hospital de la ciudad de Louisville, estado norteamericano de Kentucky, informa Martí Noticias.

Arrestado durante la Primavera Negra de 2003 y condenado entonces a 25 años de cárcel, llegó como deportado a España en 2010 y luego viajó a EE.UU.

Nacido el 15 de agosto de 1945 en el municipio de Placetas, desde niño se vio obligado a buscar sustento para su casa, desempeñándose como limpiabotas, mandadero y aprendiz de zapatero.

Ya de adolescente, al oponerse a pasar el Servicio Militar Obligatorio, fue enviado a los campos de concentración conocidos como Unidades Militares de Ayuda a la Producción, U.M.A.P. Allí se inició como opositor al régimen castrista, sufriendo como consecuencias el acoso y la represión.

Estuvo un par de veces más detenido antes de 2003, por intentar salir del país ilegalmente y por “propaganda enemiga”. Una vez liberado, en 1997 creó en la región central de la isla la delegación provincial del Partido 30 de Noviembre “Frank País”.

Asimismo trabajó con el Club de Presos y Expresos Políticos. En el año 2000 creó el Movimiento Nacional de Derechos Humanos “Mario Manuel de la Peña” y luego la Biblioteca Independiente 20 de Mayo.




Campaña urgente para exmiembro del ‘Grupo de los 75’ enfermo de cáncer

Omar Pernet (GoFundMe)

MIAMI, Estados Unidos.- Una campaña de recaudación de fondos ha sido lanzada en la plataforma GoFundMe para ayudar al ex preso político cubano y miembro del “Grupo de los 75” Omar Pernet Hernández, quien agoniza de cáncer en EE.UU.

Residente en la ciudad de Louisville, Kentucky, Pernet Hernández se encuentra en el hospital y, según los pronósticos médicos, le restan pocos días de vida.

“Esta recolecta será usada para sufragar los gastos relacionados con el futuro de la salud de Omar Pernet”, señala la plataforma GoFundMe. La campaña tiene como otro de sus objetivos reunir los fondos para que la hija de Pernet Hernández, Yudith Pernet, pueda viajar a EE.UU. a dar un “último adiós” a su padre.

“Omar no tiene familia aquí, por lo que varios amigos cercanos, fundamentalmente miembros de la Iglesia Hispana Senda de Luz en Louisville, estamos recolectando dinero para ayudar a venir a su hija”, expresa la convocatoria.

En tres días desde que fue lanzada, al mediodía de este martes 26 de septiembre la campaña había recaudado un total de 1400 dólares.

Omar Pernet forma parte del grupo de disidentes cubanos arrestados durante lo que se conoce como la Primavera Negra de 2003. Luego de años en la cárcel, tanto Pernet como otros miembros del “Grupo de los 75” fueron liberados y se exiliaron.

Producto del prolongado tiempo en prisión y los maltratos recibidos, varios de estos presos políticos desarrollaron enfermedades y condiciones médicas que deterioraron gravemente su salud.