LA HABANA, Cuba. — El Banco Central de Cuba (BCC) adoptó desde el pasado 3 de agosto nuevas medidas tendientes a la bancarización, según explica, para “reordenar el flujo monetario de forma paulatina”. Esas nuevas medidas hacen obligatorio, tanto para las instituciones estatales como privadas, el uso de canales electrónicos para las operaciones bancarias.
La justificación oficial para tal imposición es el alto flujo de circulante y los altos costos en la impresión transportación, almacenaje y distribución del dinero en efectivo, sobre todo a los cajeros automáticos.
Aunque se anunció que personas naturales o jurídicas podrán optar por pagar en efectivo o por los sistemas tecnológicos que existen, es fácil prever las dificultades que traerá a la población este nuevo sistema.
Los medios electrónicos para realizar transacciones financieras son muy usados en el mundo, pero resultan un engorro en Cuba por la deficiente conexión a Internet. Probablemente, serán más los problemas que los beneficios y ventajas que traerán.
Una parte importante de la población no posee teléfonos celulares, otros tienen equipos de tecnología anticuada (red 2G) y son muchos los adultos mayores que, si tienen celulares, no saben usarlos correctamente.
He visto a muchos ancianos jubilados que aún no saben usar su tarjeta magnética en los cajeros automáticos, algo que es casi elemental. Entonces, ¿podrán entender el complejo método electrónico y usarlo adecuadamente?
Muchos cajeros automáticos no funcionan, generalmente por falta de piezas de repuesto. El número de bancos existentes no cubre los servicios con rapidez necesaria y la población tiene que hacer colas de varias horas para realizar cualquier operación. ¿Qué pasará al incrementarse la demanda?
Algo que se vislumbra es que los llamados “nuevos actores económicos”, es decir, los dueños de negocios particulares, no tendrán el flujo monetario necesario para adquirir las mercancías que ofertan en moneda nacional, y las personas tampoco contarán con el efectivo indispensable para la adquisición de los bienes, debido a los elevadísimos precios que tienen. Y no se prevé que se detenga la inflación. Por el contrario, parece imparable.
Como una gran parte de los comerciantes de las mypimes y los cuentapropistas obtienen la divisa comprándolas a quienes reciben dólares o euros directamente del exterior sin transacción bancaria (la que vende CADECA es insuficiente), al no tener efectivo para adquirirlas dejarán de viajar para importar productos.
Vendrá una mayor depresión económica. La economía de un país crece según eleve sus transacciones en la demanda y oferta de bienes y servicios. Si debido al corralito financiero las personas no cuentan con dinero suficiente y los comerciantes no pueden vender, habrá un caos y quebrará cualquier negocio de bienes o servicios que opere. Parece que a eso aspira el Estado, aunque hoy diga lo contrario.
Detrás de todo esto se encuentra la intención de incrementar el control sobre los ciudadanos mediante la represión económica. Ahora a la Seguridad del Estado y la policía se le hará más fácil averiguar cuánto dinero posee cada persona e indagar cómo lo obtiene, si es de manera legal o “ilegal”, según sus consideraciones. De ahí a los tribunales y la cárcel no hay más que un paso.
La implementación de la bancarización apunta a convertir con el tiempo el peso cubano en algo virtual, similar al MLC. De seguir con estos mecanismos, pronto volveremos los cubanos a la época del trueque de mercancías, si es que para entonces nos queda algo para intercambiar.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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