MIAMI, Estados Unidos. — Entre 1902 y 1964, la capital de todos los cubanos tuvo en Emilio Roig de Leuchsenring a su más ferviente conocedor y defensor. Abogado, etnólogo y periodista, su profundo compromiso con la nación lo llevó a formar parte de la Falange de Acción Cubana y del Grupo Minorista, del cual era considerado líder y cronista.
Roig apoyó públicamente la conocida Protesta de Los Trece contra la corrupción del gobierno de Gerardo Machado, y en 1935 fue nombrado Historiador de la Ciudad. Las investigaciones de su autoría, publicadas a lo largo de la década de 1950, transparentan su profundo antimperialismo, así como el derecho de Cuba a la independencia política y económica.
Nacionalista y republicano, Roig revindicó a importantes próceres como Calixto García y Máximo Gómez en sus roles decisivos para lograr romper, definitivamente, el dominio español sobre la Isla. Sus obras esclarecieron muchas nociones equivocadas que se habían entronizado durante los años convulsos posteriores a la guerra hispano-estadounidense, en la transición hacia una república que nació en situación de pobreza, devastación y sujeción al poder de Estados Unidos.
Más de una vez sus convicciones han sido manipuladas por el régimen comunista de La Habana para hacer creer que el eminente historiador, fallecido el 8 de agosto de 1964, cuando aún la prometedora Revolución no había mostrado su vis dictatorial y pro soviética, habría, de algún modo, estado de acuerdo con esa nueva forma de terror y dependencia de una nación extranjera.
Como hijo de su tiempo, Roig escribió sobre el pasado reciente de Cuba y también sobre la inestable república que le tocó vivir, sin haber atentado jamás, desde sus escritos, contra los valores de la democracia imperfecta, pero funcional, que había reemplazado a cuatro siglos de dominio colonial.
Su obra es de obligada lectura para todos los cubanos que deseen conocer y entender, con absoluto apego a los hechos, cómo se desarrolló la república nacida en 1902, y el verdadero calado de figuras como Máximo Gómez, Calixto García y José Martí.