SAN LUIS POTOSÍ, México.- La Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) ha perdido casi 200.000 miembros desde 2007, una cifra que evidencia la poca intención que tienen los cubanos de pertenecer a esa organización del régimen.
De acuerdo con un análisis del medio independiente elTOQUE, en 2007, el diario oficialista Juventud Rebelde anunció que habían llegado a “la cifra más alta de militantes en la historia de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC)“, cuando sumaron 609.000 miembros.
Sin embargo, desde entonces, la cantidad de militantes ha ido descendiendo, para llegar a una cifra de 415.000 miembros, un dato aportado en el XII Congreso de la UJC, que concluyó el 4 de abril de 2024.
Una gráfica del comportamiento de la membresía, realizada por elTOQUE a partir de los datos recabados en medios oficialistas, indica que en el 2020 se produjo un estancamiento. Después de haber bajado a 300.000 en 2017, subió el número de integrantes hasta 400.000 en 2020, pero desde entonces la cifra ha crecido muy poco.
La emigración, la apatía, la represión y otros factores podrían influir en la baja nómina de jóvenes en la organización comunista.
Pese a los números que evidencian el poco interés, la recién electa primera secretaria de la UJC afirmó que había “una continuidad segura, una determinación que asusta al adversario y fortalece a la generación más nueva”.
En su intervención, el gobernante Miguel Díaz-Canel aseveró que la crisis migratoria tiene “un rostro joven”, pero opinó que “hoy es tiempo para hablar de los que están aquí y ahora, los que sostienen al país, la Revolución y nuestro sueño de futuro”, con un aire triunfalista que busca eludir el hecho de que hay una evidente merma en la cantidad de jóvenes pertenecientes a la UJC.
En este sentido, algunos participantes en el congreso propusieron “fortalecer” el trabajo político ideológico para garantizar “la cantera en la juventud del imprescindible reemplazo en las filas partidistas”.
Las intervenciones de algunos miembros, asistentes al congreso, repararon en algunos “desafíos” que actualmente preocupan en el universo juvenil, entre ellos, el consumo de sustancias tóxicas, el embarazo adolescente, y “el enfrentamiento a conductas antisociales”.
Esos problemas, unidos al encarecimiento de la vida y la poca o nula fe en un régimen que reprime a sus jóvenes, inciden en la negativa a asumir un papel dentro de un sistema que solo funciona como dependiente del Partido Comunista y que en nada tributa al bienestar real de los cubanos.
Hace unos años, la entonces secretaria de la UJC, Aylín Álvarez García, aelgaba que “la UJC tiene necesariamente que renovarse, atemperarse cada día más a los nuevos tiempos, y adaptarse a los desafíos de hoy”.
Para muchos, la organización no es más que un mecanismo de control que persigue el adoctrinamiento y la alineación de la juventud cubana con las directrices del régimen.
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