Luces y
sombras de la agricultura cubana (I)
Manuel David Orrio, CPI
A Carlos Quintela, in memoriam
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - A diez años del inicio del
llamado período especial y a punto de culminarse el séptimo de lo
que el gobierno de Fidel Castro ha llamado el proceso de recuperación
económica, va siendo obligada necesidad contar con una visión de
conjunto sobre la agricultura cubana.
Grandes transformaciones se han operado en el seno de la misma a lo largo de
ese período, signado por episodios dramáticos que culminaron en la
creación de las Unidades Básicas de Producción Cooperativa
(UBPC), la aparición de formas comerciales como los mercados
agropecuarios de precios libres y "topados" -donde las autoridades
ponen tope al precio de las mercancías- y la entrega por el gobierno de
tierras en usufructo gratuito para el desarrollo de cultivos como el tabaco,
entre otros ciertamente restringidos.
Como fantasmas, tras esas y otras medidas, la despenalización de la
tenencia de dólares, la apertura de las tiendas de recaudación de éstos
y el incremento sostenido de remesas familiares del exterior, han ido
configurando un cuadro económico y social que en los nuevos escenarios
isleños no puede desdeñarse.
Hoy por hoy, Cuba poco tiene que ver con la isla de las subvenciones soviéticas,
o el país de aquella visceral tristeza que caracterizó al primer
quinquenio del llamado período especial. Otra Cuba emerge, llena de
contradicciones, muchas veces negada su evolución por discursos políticos
interesados, o positivamente exagerada ésta por no menos interesados
discursos. Un contrapunto de extremos obliga al análisis sopesado, sin
perder de vista que la urgencia del equilibrio tiene una razón de ser:
tras esa Cuba pletórica de contradicciones, una sociedad civil emerge,
pese a todo, para así erigirse en alternativa estratégica frente
al totalitarismo de izquierda o de derecha, frente a democracias de espíritu
revanchista.
Antes de pensar, se come, dicen los marxistas. El tema de "la comida"
no ha abandonado el pensamiento de los cubanos durante más de un decenio,
para así focalizar la cuestión agrícola criolla. Una frase "histórica",
atribuida a Raúl Castro, define hasta qué punto el asunto devino
severo problema de gobernabilidad: "O saco los tanques, o saco el mercado".
Salió el mercado agropecuario, cuyo espectacular crecimiento entre
1994 y el 2000 lo convierte en el sistema comercial más dinámico
de Cuba, al decuplicar sus ventas a precios constantes de 1981 entre 1994 y el
2000, si bien aún representa menos del uno por ciento del consumo de los
hogares. Ningún sistema comercial isleño crece como este mercado,
aunque es de notar el ascenso del consumo hogareño proveniente del sector
emergente (dólares), de 708 millones 900 mil pesos de 1981 en 1995 a 990
millones 400 mil en el 2000, para un incremento medio anual de 6,9 por ciento.
Por su parte, como rémora del pasado, el mercado estatal de precios
subsidiados aporta al consumo de los hogares del 2000 el 63,1 por ciento del
total, pero su crecimiento medio anual de sólo 2,2 por ciento le sitúa
como alternativa no viable a mediano plazo. Guste a quien guste, pese a quien
pese.
Tales datos invitan a la reflexión sobre los procesos que tienen
lugar en la agricultura cubana. No es un secreto que el gobierno de Fidel Castro
ha llevado adelante una política agraria de reactivo regateo ante la
economía de resistencia que se le presenta desde una sociedad civil
emergente. La vida, la perra vida, demuestra cada día el avance de esa
emergencia, al tiempo que las cifras gubernamentales registran el proceso, para
asombro de los analistas, quienes no acaban de creer que la evolución del
mismo ya obliga a su reconocimiento oficial, por lo menos estadístico.
Hallar luces, buscar sombras, serán por lo tanto los retos de estas líneas,
lo que implicará desde incursionar en la crisis del azúcar de
Cuba, hasta desentrañar el misterio de "los otros", no sin
dejar de pasar por un conjunto de aspectos que informan sobre cambios
importantes en la situación alimentaria de la isla.
Basta de escuchar "por la izquierda" apologías y
justificaciones vestidas con el sayo del embargo estadounidense, y basta de
escuchar "por la derecha" el anuncio del Apocalipsis. Cuba profunda,
la contradictoria, nos reserva algunas sorpresas.
FUENTES: Anuario Estadístico de Cuba 2000.
Luces y sombras de la agricultura
cubana (II)
Luces y sombras de la agricultura
cubana (III)
Luces y sombras de la agricultura
cubana (IV)
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