CUBANET .INDEPENDIENTE

26 de diciembre, 2001


Luces y sombras de la agricultura cubana (III)

La agricultura no cañera

Manuel David Orrio, CPI

LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - Intentar un acercamiento a la evolución de la agricultura no cañera entre 1989 y el 2000 pasa por recordar el carácter absurdo de las políticas agrícolas del gobierno de Fidel Castro durante la era de las subvenciones soviéticas y los primeros años del período especial, exceptuado un paréntesis de cierta racionalidad que abarca el quinquenio 1981-85. Cifras oficiales, numerosos estudios de analistas diversos, confirman el signo de tales etapas por lo que no parece necesario extenderse sobre las mismas.

Dice un viejo refrán popular cubano que "la necesidad hace parir mulatos". En este sentido cabe afirmar que si a partir de 1993 un conjunto de medidas agrarias posibilitó recuperar una gobernabilidad que fue amenazada seriamente por el hambre padecida por la población entre 1991 y ese año, ello fue posible no por la manifestación de una voluntad gubernamental positiva sino porque desde lo profundo de la sociedad civil una emergencia nunca antes vista puso las demandas sobre el tapete. La histórica frase "o saco los tanques o saco el mercado", lo dice todo.

De este modo, apoyados por la logística de la despenalización de la tenencia de divisas, los cambios en la tenencia de las tierras y la creación de los mercados agropecuarios marcan las pautas de la evolución agrícola no cañera, más allá de la reticencia gubernamental continuada que, según parece, ha comenzado a paralizar los espectaculares avances habidos en esa rama, si bien aún insuficientes para garantizar una tasa de seguridad alimentaria digna de elogio.

La agricultura no cañera de hoy se desenvuelve con muchos menos recursos de los que contaba durante la era de las subvenciones soviéticas. Sus gastos de inversión, por ejemplo, manifiestan una tendencia decreciente entre 1995 y el 2000, cuyo ritmo es de 11 por ciento anual.

CUADRO 3: Inversiones totales agricultura no cañera (MM pesos corrientes)

1996

1997

1998

1999

2000

187,9

182,0

162,2

138,8

117,9

FUENTES: Anuario Estadístico de Cuba. Incluye ganadería, caza y silvicultura.

Sin embargo, de seguir a las estadísticas oficiales y a la confirmación objetiva en los mercados habaneros, sobre todo los de precios libres, entre 1995 y el 2000 se ha producido un crecimiento notable en las producciones principales de la agricultura no cañera, exceptuada la ganadería, que será objeto de un análisis posterior. Incluso, las estadísticas informan que tales incrementos ya comenzaron a manifestarse en 1995, a sólo dos años de haberse instrumentado el conjunto de medidas conformadoras de la limitada reforma agraria efectuada entre 1993 y ese año.

Lo distintivo, lo demostrativo del absurdo anterior a 1993 puede fundamentarse apuntando al sospechoso silencio de la prensa oficiosa cubana en relación con el logro indudable que significa haber sobrepasado ampliamente las producciones de 1989, a la altura del 2000. ¿Por qué no se difunde a gritos el "haber convertido el revés en victoria", diría una consigna oficial?

CUADRO 4: Agricultura no cañera. Producción total de cultivos principales en años seleccionados (Miles de toneladas)

Concepto

1989

1995

1999

2000

Crec. Anual Medio 95-99 (%)

Crec. 99-2000 (%)

Viandas

972,6

1024,2

1662,4

2075,8

12,9

24,9

Hortalizas

610,3

402,3

1442,5

2372,7

37,6

64,5

Arroz

536,4

222,8

567,3

552,8

26,3

-2,5

Maíz

47,1

81,0

237,7

273,2

30,9

14,9

Frijoles

14,1

11,5

76,8

106,3

60,7

38,4

Cítricos

825,7

563,5

794,6

958,6

9,0

20,6

Otras frutas

218,9

112,3

464,6

600,8

42,6

35,1

FUENTES: Anuario Estadístico de Cuba 2000. Comisión Económica para América Latina (CEPAL).

Un lector avisado mirará con desconfianza las estadísticas oficiales, pues puede que las mismas, desde la vivencia isleña, no se justifiquen ante los ojos del consumidor. Personalmente, no dudo de los números. Pero apunto dos elementos importantes para comprenderlos: los más recientes informes de prensa estiman que las pérdidas en distribución superan al 40 por ciento; buena parte de esas cosechas quedan en los mundos del autoabastecimiento familiar o en la segunda economía agrícola de Cuba, la de "los independientes".

En el artículo La Habana sin Huevos demostré las proporciones estadísticas existentes entre sus producciones de arroz y maíz, y de huevos, las cuales parecen indicar que entre aquellos se ha creado una base interna de piensos para las producciones avícolas y ganaderas en general, lo que no ha sido un logro de los sectores estatal y paraestatal.

Las estadísticas oficiales muestran incrementos que permiten considerar a la agricultura no cañera de hoy como muy superior a la de 1989, pese a disponer de muchos menos recursos. Pero también avisan de dos observables tendencias. Si entre 1995 y 1999 los crecimientos son sostenidos y hasta espectaculares para los referentes cubanos, ya entre 1999 y el 2000 se observa la disminución de esos ascensos, más exactamente de su ritmo. No en todos los cultivos, pero sí en varios representativos.

La producción de arroz decreció 2,5 por ciento ente 1999 y el 2000, mientras que ascendió a un ritmo anual medio de 26,3 por ciento entre 1995 y 1999. Igualmente, los incrementos habidos entre 1999 y el 2000 en maíz, frijoles y frutas no cítricas son inferiores a los alcanzados como ritmo medio anual entre 1995 y 1999. Algunos analistas atribuyen estas caídas a restricciones gubernamentales a la gestión privada en los mercados agropecuarios. Por lo pronto, indican la posibilidad del agotamiento de las reformas emprendidas en 1995. Es por lo tanto, una pista que debe seguirse, dada la conocida alergia gubernamental a la iniciativa privada, más cuando los rendimientos agrícolas de los cultivos analizados manifiestan iguales tendencias aún cuando conservan en lo esencial su bajo nivel, significado porque en 1995 eran un tercio de lo que podía alcanzarse, e incluso estaban por debajo de lo logrado en 1958, según reportes de prensa oficiosa e independiente cubanas.

CUADRO 5: Rendimientos de la agricultura no cañera en años seleccionados (toneladas/hectárea)

Concepto

1989

1995

1999

2000

Crec. Medio Anual 95-99 (%)

Crecimiento

1999-2000(%)

Viandas

4,03

4,84

6,72

7,95

8,6

18,3

Hortalizas

5,60

5,26

10,07

13,41

17,6

33,2

Arroz

3,30

2,56

3,27

2,75

6,3

-15,9

Maíz

0,80

1,05

2,01

2,16

17,6

7,5

Frijoles

0,40

0,26

0,83

1,01

33,7

21,7

Cítricos

7,20

5,56

10,68

15,29

17,6

43,2

Otras frutas

4,70

2,95

7,23

7,13

25,1

-1,3

FUENTES: ibídem CUADRO 4.

Acéptese los avances logrados en producción y rendimientos de la agricultura no cañera. Pero debe hacerse justicia acerca de quiénes son los verdaderos protagonistas de la hazaña. Los últimos datos oficiales disponibles sobre la tenencia de tierras, comparados con la participación de los sectores estatal, para estatal e independiente, en los logros mencionados, informarán prolijamente.

Debe recordarse que el sector estatal cuenta con 33,4 por ciento de la superficie agraria y el 13,5 por ciento de la cultivada; el para estatal dispone del 65,5 y el 41,1 por ciento respectivamente, mientras que el independiente el 1,1 y el 0,8 por ciento.

Pues bien, si para el año 2000 se comienza por sumar los tonelajes de las producciones analizadas y se relacionan éstos con la participación en las tierras cultivadas, sector por sector, se conocerá que los estatales producen el 24,5 por ciento del total con el 13,5 por ciento de los suelos laborados; los para estatales logran el 44,5 por ciento con el 41,1 por ciento de las tierras; y los independientes alcanzan a producir 31 por ciento del total ¡con el 0,8 por ciento! de los suelos cultivados.

Si se analiza la participación de los sectores en cada cultivo o grupo de éstos y se observa su evolución entre 1999 y el 2000, surgirán datos de interés.

CUADRO 6: Estructura de la producción agrícola no cañera según tenencia de la tierra 1999-2000 (%)

Concepto

Estatal

Para estatal

Independientes


1999

2000

1999

2000

1999

2000

Viandas

27,5

21,8

55,0

54,3

17,5

23,9

Hortalizas

26,2

21,0

44,1

40,6

29,7

38,4

Arroz

27,5

22,2

37,5

33,1

35,0

44,7

Maíz

14,9

12,8

63,0

61,7

22,1

25,4

Frijoles

7,9

8,5

41,8

47,5

50,3

44,0

Cítricos

45,2

54,3

44,2

39,4

10,7

6,3

Otras frutas

15,3

9,7

44,3

36,5

40,4

53,8

FUENTES: Anuario Estadístico de Cuba 1999 y 2000. Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba.

Como se observa en el Cuadro 6, la participación estatal sólo se incrementa en frijoles y cítricos; la para estatal en frijoles, y la de los independientes nada más decrece en esos cultivos; en el resto aumenta al punto que un humorista podría decir que están garantizando ese plato nacional denominado arroz con frijoles. Y lo están haciendo con el 0,8 por ciento de la superficie cultivada de Cuba, razón por la cual es innecesario abrumar al lector con estadísticas más detalladas, como las demostrativas del espectacular crecimiento de sus producciones de un año para otro.

No es objeto de estas líneas emprender el elogio del minifundio independiente, aunque puede consultarse una montaña de estudios demostrativos de la efectividad de las micro explotaciones agrícolas intensivas. No es eso lo que se presenta en Cuba, donde lo que ocurre parece tener un origen más prosaico: la gente se cansó de pasar hambre y se dedicó a cultivar en cualquier parcela de tierra hasta, sin siquiera proponérselo, devenir en fuerza agrícola nada despreciable, cuya dedicación lo primero que demuestra es la asombrosa ineficiencia de los sectores estatal y para estatal. El hecho es terco, si el gobierno de Fidel Castro persistente en cerrarle la puerta entre por la ventana. Por otro lado, la emergencia de los independientes, sus resultados, plantean abiertamente la necesidad de abordar sin temores los candentes problemas de la propiedad agraria y la comercialización de sus productos.

La tierra para quien la trabaja, el mercado libre y la solidaridad hacia los necesitados son los Rubicones a cruzar. Es evidente que los esquemas actuales han devenido obsoletos: desde una propiedad mayoritariamente estatista o estatal, hasta una distribución de productos racionados y subvencionados que, en su conjunto, están atando de pies y manos a la iniciativa del hombre agrícola cubano.

Este periodista, como muchos en Cuba, es partidario antiguo del fin de las sanciones económicas unilaterales de Estados Unidos; como tal, considera positivo el esfuerzo de granjeros estadounidenses por vender alimentos a la isla. Pero al mismo tiempo vale una pregunta: ¿por qué importar lo que Cuba puede producir?


Luces y sombras de la agricultura cubana (I) / Manuel David Orrio / CPI

Luces y sombras de la agricultura cubana (II) / Manuel David Orrio / CPI


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