LA HABANA, Cuba, 24 de agosto (173.203.82.38) – El resultado del experimento llamado por Fidel Castro “revolución educacional”, suma otro fracaso al socialismo cubano. El sistema de educación general integral que intentó resolver el déficit de maestros, quedará eliminado en el curso que comienza en septiembre.
La deserción de los maestros, forzados a buscar mejores condiciones y salarios en otros sectores laborales, motivó el vacío pedagógico en las aulas, especialmente en La Habana. En medio de la Batalla de Ideas, Fidel Castro promovió un plan de emergencia. La captación de jóvenes desvinculados de los estudios se convirtió en meta. Miles de adolescentes que no alcanzaron el escalafón necesario para continuar su instrucción comenzaron a impartir clases. Un curso intensivo de seis meses los calificaba para educar. Los directores de escuelas y profesores titulados se vieron en la compleja tarea de instruir a los alumnos y disciplinar a los profesores emergentes.
La falta de preparación de los educadores se complementó con un sistema de tele-clases, a través de las cuales los alumnos recibían el contenido de las asignaturas. El profesor emergente controlaba la clase supervisado por un pedagogo.
El programa de educación general integral obligó a los profesores especializados a impartir todas las asignaturas durante ocho horas. Las dificultades encontradas por los licenciados se multiplicaron en los emergentes.
Los directores de las escuelas se vieron con las manos atadas ante los desbarajustes de los maestros llamados también “instantáneos”, dada la brevedad de su preparación. Como parte de un programa orientado por Fidel Castro, la actitud hacia ellos debía ser tolerante.
La falta de vocación y las irresponsabilidades de la mayoría de los emergentes motivó la imagen negativa en los padres de los alumnos. El traslado de estudiantes hacia aulas conducidas por profesionales se convirtió en un negocio lucrativo en el sistema de educación. Los profesores competentes comenzaron a cobrar los repasos extra clases, la única opción que quedaba a los padres para enfrentar la crisis de instrucción en el sistema educativo.
En el discurso pronunciado el 23 de julio de 2005 en el Palacio de las Convenciones, Fidel Castro afirmó: “Ese método nada tiene que ver con la educación, se trata solo de un método rudimentario, ineficiente y complicado de instruir. La súper especialización de la enseñanza es absurda e innecesaria. Formar un profesor de alto nivel para cada asignatura lleva tiempo y costo incalculable”.
Ocho años tomó al gobierno en percatarse del naufragio del programa de educación integral inventado por Fidel Castro. Lejos de resolver el problema, sumó otro borrón a la lista de disparates revolucionarios. Esta vez, las consecuencias hundieron al sistema de educación. Las deficiencias de los estudiantes afloraron en las pruebas de ingreso al nivel superior.
El próximo curso los profesores de la enseñanza media regresan al tradicional sistema de impartir clases. Los futuros pedagogos son captados para un curso técnico de tres años y deben vencer los exámenes para ingresar al nivel universitario.
La evolución de la sociedad es susceptible a la educación de su pueblo. Cuando el sistema educativo está orientado a salvar a un sistema político en ruinas, se destruye el futuro de la nación.