MIAMI, Florida -Un joven es conducido a la casa donde resiste ante la muerte Fidel Castro y se escenifica una visita del Presidente de la FEU. Fotos y más fotos muestran a un muchacho que mantiene una postura permanentemente encorvada ante un señor sumamente marchito. Sus poses melosas y serviles remarcan las imágenes de humillación y sometimiento, las cuales contienen un mensaje muy claro de cómo deben seguir comportándose los jóvenes en la Cuba que gobierna la gerontocracia castrista. ¿Con semejante presidente se puede esperar una actitud innovadora y desafiante de la juventud universitaria cubana? Hay muy poco espacio para la esperanza…
Sin embargo, hubo una vez, muchos años atrás, cuando los vaivenes de nuestra política nacional aun olían a estiércol de establo, que los estudiantes de la Isla y sus líderes no mostraban esta dramática sumisión. Muy lejos de esta extendida abulia inoculada por una larga dictadura, en la Isla se hizo presente una convulsión renovadora en la cultura y en la enseñanza que se venía brindando a los jóvenes. La Universidad de la Habana, la única por entonces, fue el faro que iluminó el camino de un pensamiento transformador. La modernidad, finalmente, se hacía presente y la Cuba colonial sobreviviente en la República se desvanecía a pesar de los gritos estentóreos de mojigatos y peleles. El espíritu de la Ilustración, se adhería definitivamente a la vida del campus universitario.
La Reforma Universitaria, iniciada en Córdova Argentina, en 1918, anticlerical y anti dogmatica, arribó finalmente a tierras insulares de la mano del Dr. José Arce, Rector de la Universidad de Buenos Aires. En una conferencia que impartió el eminente cirujano, a comienzos de diciembre de 1922, encandilaba a los oyentes presentes en la antigua Aula Magna de la Universidad de la Habana.
Desde este instante los principios fundamentales de la reforma universitaria: la autonomía, la participación del estudiantado en la dirección de la universidad, la creación de su propia organización, la depuración del profesorado inepto y corrupto, entre otros, eran los paradigmas principales del naciente movimiento estudiantil. Al frente de la gran marea de cabezas desgreñadas de cientos de jóvenes cubanos emergían, por selección natural, los primeros líderes de esta generación, convertidos en lo adelante en símbolos de la rebeldía de lo nuevo ante lo decadente.
Uno de estos dirigentes, Julio Antonio Mella, fue el principal artífice de la fundación de la FEU en diciembre de 1922. La evolución ideológica posterior de este joven es un reflejo de lo controversial del proceso político cubano. Mella cofundó el primer partido comunista. Fue expulsado de él por apartarse de la línea que dictaba el Comintern de Moscú y finalmente abatido miserablemente en México por un agente de esa misma entidad.
En lo adelante ningún acontecimiento trascendental en la política cubana dejó de contar con la presencia empecinada y cuestionadora, y no pocas veces extremista, del estudiantado cubano. Pero era el costo que debía pagar la sociedad para ser libre. El gobierno autoritario de Gerardo Machado cayó definitivamente por la presión de los estudiantes agrupados en las células del Directorio Estudiantil Universitario (DEU) y los grupos de acción y sabotaje.
El asalto a la autonomía universitaria era un hecho muy grave. Ni tan siquiera Batista en plena lucha insurreccional en los 50 se atrevió a hacerlo impunemente. Había que cubrir ciertos requisitos legales y la opinión pública no lo aceptaba fácilmente. La Colina, como se le conoce también a la UH, era un santuario, finalmente, del libre albedrío. De sus aulas salieron los líderes más importantes que tuvo Cuba en el siglo XX, al menos hasta 1959.
La provechosa cosecha de una mentalidad sin ataduras fue truncada deliberadamente en la medida en que la Revolución de Fidel Castro iba cercenando la libertad y la democracia a cambio de una universalización de la enseñanza que trajo muchas oportunidades iniciales en beneficio de la inteligencia de las masas. Con el tiempo el costo sería catastrófico para la sociedad. La Reforma Universitaria de 1962 acabó definitivamente con la autonomía universitaria y convirtió a esta institución en un apéndice del Estado y de su ideología. La FEU se transformó en una organización títere del Partido Comunista y sus organizaciones juveniles colaterales.
Desaparecieron la espontaneidad y el espíritu emancipador de la juventud cubana. Aquellos lideres que habían desplegado con total libertad sus actuaciones públicas desde los predios universitarios, una vez en el poder, no vacilaron en encarcelar a Pedro Luis Boitel, el último aspirante independiente a la presidencia de la FEU que murió sepultado en una cárcel “revolucionaria” después de más de 10 años de presidio.
Esta historia tiene numerosos capítulos y se ha ocultado con celo a las nuevas generaciones. Por tanto, no nos debe asombrar demasiado la actitud del joven que describíamos en la escena patética del comienzo, manso y fingidor ante los pies de un viejo autócrata, solo cumplía el rol para el cual fue educado….