FORT PIERCE, Estados Unidos.- El pasado martes 5 de mayo, un grupo de cubanos residentes en Ecuador visitaron la embajada de México en este país con el propósito de solicitar una visa humanitaria que les permita poder viajar desde el país andino hasta México y desde allí ir hasta los Estados Unidos de Norteamérica. Al siguiente día proporcionaron una relación de aquellos que estaban dispuestos a asumir este viaje, de ser posible, gracias a las gestiones con el gobierno mexicano.
La respuesta de la embajada de México a la comunidad cubana en Ecuador ha tenido lugar el miércoles 18 del presente mes a través de un documento que firma Jaime del Arenal Fenochio, embajador de México en Ecuador. Dicho documento, si bien no resulta del todo desalentador, es bien preciso en destacar que a pesar de las razones expuestas por los representantes de los cubanos en la carta entregada, estas no cumplen con los requisitos que establecen las leyes mexicanas para los efectos de otorgamientos de visas humanitarias.
Cito a continuación los puntos fundamentales del texto: “La legislación migratoria mexicana establece los requisitos y procedimientos para la expedición de visas a los extranjeros que requieran de dicho documento para ingresar al país y estos deberán ser cumplimentados en cada caso”.
“Aun cuando México es sensible a las situaciones que se plantean en la carta remitida, las mismas no califican para el otorgamiento de las visas bajo los parámetros previstos en las leyes mexicanas”.
“El programa que México ha puesto en marcha a solicitud de los gobiernos de Costa Rica y Panamá, tiene una naturaleza excepcional, temporal y única, por lo que el gobierno mexicano no está en posibilidad de modificarlo ni contemplar otras situaciones”.
“México coincide en que es necesario identificar y poner medidas concretas que permitan dar una solución definitiva a la compleja situación que se ha generado en la región y que se describe en su carta, México promoverá encuentros intergubernamentales con este objetivo”.
La comunidad de cubanos en Ecuador tenía otras expectativas. Ya uno de sus líderes había afirmado recientemente que había alguna posible solución “principalmente para la población cubana residente en Ecuador”.
Algunos consideran la posibilidad de involucrar seriamente al gobierno de Ecuador en este conflicto, así lo ha expresado uno de los miembros de la Alianza: “mi opinión es que hay que meter al país anfitrión en esto, Costa Rica pidió ayuda a los países del centro y por eso México ayudó, Panamá también hizo lo mismo, pero México necesita un pronunciamiento de Ecuador”.
Hemos de considerar que los gobiernos de Costa Rica y Panamá están presididos por gobernantes con una visión muy diferente a la del mandatario ecuatoriano. Los conceptos de humanismo, ayuda solidaria, democracia, libertad, derechos humanos, difieren según la perspectiva de los líderes de derecha, con un sentido más cercano a los ideales de la democracia, respecto a un mandatario de tendencia izquierdista que se ha tratado de imponer a la fuerza y se ha hecho cómplice de sus colegas corruptos de Suramérica y Cuba.
El presidente Rafael Correa ha estado indiferente ante la situación de los miles de cubanos en territorio ecuatoriano. Sus preocupaciones son de otra naturaleza. El perpetuarse en el poder, continuar enriqueciéndose antes de ceder su puesto en breve tiempo o embestir con su ironía característica a sus adversarios, constituyen los ejes de sus intereses, como para estar dedicando un tiempo a aquellos, que se supone, dejaran atrás su patria, no solo por cuestiones de naturaleza económica, sino políticas, y en ese sentido son sus enemigos.
En estas circunstancias es muy difícil que el gobierno de Ecuador se involucre en la difícil situación de los cubanos, excepto que se desencadene un verdadero conflicto que adquiera el carácter de crisis humanitaria, lo que por el momento no ocurrirá si se considera el contexto bien diferente respecto a Costa Rica y Panamá.
Las convocatorias para reunirse frente al Palacio de Gobierno en el centro de Quito demostrarán una vez más el sentido de la unión, de la disciplina, y la perseverancia de los cubanos; lo que, sin duda, es válido, pero no será suficiente para sensibilizar a un presidente que nadie quiere y que en medio de un caos agrede verbalmente a todo aquel que se le opone.
“Propongamos un tiempo máximo, para tener una respuesta”, declaró un joven cubano en la página de la ANCE. “Si no tenemos dicha respuesta, entonces es necesario irnos hasta Colombia. Y crear nosotros la crisis. Así nos darán una respuesta más rápida a nuestra petición. Recuerden que ninguno de nosotros duerme a la luz de la luna, de lo contrario. Con esa respuesta, ellos no consideran nuestra petición”. Algo que no resulta oportuno en el momento actual; téngase presente la situación real de Ecuador luego del terremoto y sus réplicas recientes, así como el aparente fin muy reciente de una crisis migratoria en Panamá.
Mucha ecuanimidad para la comunidad cubana; el orden y resistencia se imponen. Esta negativa inicial no significa precisamente una derrota, se abrirán otras puertas que permitirán la consumación de un objetivo, aun cuando algunos permanezcan indiferentes ante el dolor del emigrante.