QUITO, Ecuador -En Ecuador, el mes de junio va pasando lleno de contrariedades, expectativas, anhelos y desengaños. Mientras se preparan las condiciones para la visita del Sumo Pontífice de Roma y el presidente salía transitoriamente del país en funciones de trabajo, se convocó a una serie de manifestaciones populares en las principales ciudades. Múltiples marchas contra el actual gobierno y muy especialmente contra su presidente Rafael Correa han tenido lugar en todo el país. Grupos a favor y en contra al régimen han ocupado algunas de las más importantes calles de Quito, capital del país y Guayaquil, una de sus principales ciudades. En otras importantes plazas como Cuenca, Ambato, Latacunga, Ibarra y Quevedo, también se produjeron concentraciones populares para demandar al presidente y criticar su actitud durante todos estos años.
Consignas como: <Ecuador no es Venezuela>, <Fuera Correa, fuera>, <Abajo el dictador>, <Mi trabajo es para mis hijos>, <Basta de abusos>, se gritaron y leyeron en los carteles que llevaron las decenas de manifestantes.
El asambleísta del movimiento opositor “Creando Oportunidades” (CREO), Andrés Páez felicitó al pueblo quiteño por la demostración de unidad frente a las medidas del Gobierno que afectan a la ciudadanía.
“La movilización será permanente hasta que haya rectificaciones en la conducción del Estado”, expresó Páez, quien sostiene la idea de no expulsar al presidente Correa del poder, sino “demostrar un descontento a la idea reciente con su gestión”.
El legislador, que ha denunciado una supuesta persecución en su contra, aseguró que el pueblo está cansado de medidas que perjudican directamente la economía popular, de manera especial la ley de herencias, que fija gravámenes a los legados familiares, lo que sin duda, ha sido lo que ha desencadenado la actual situación de inconformidad y de respuesta masiva en su contra, aunque sin olvidar su idea de la reelección indefinida y los recientes ataques a la libertad de prensa en la Cumbre de las Américas.
A su regreso a Quito, el presidente tuvo que presentarse ante la televisión nacional, y de forma breve y precisa expresar su retracción sobre algunas de las medidas que recientemente había anunciado. No obstante resultó amenazante e irónico al destacar que solo sería <transitoriamente>. Su ataque a la oposición y su acentuado odio hacia aquellos que representan a los sectores de mejor posición económica, resultó patente una vez más.
No se trata de culpar a los opositores de intentar desestabilizar al país, sino de reconocer los errores de un gobierno, que al igual que otros de la región, como los casos de Venezuela y Bolivia, están asumiendo posiciones que los conducen al establecimiento de verdaderas dictaduras tras la apariencia de una democracia revolucionaria. Latinoamérica tiene mucho que mostrar y demostrar al mundo. La labor libertadora de Bolívar, Sucre, San Martín, Hidalgo y Martí no puede verse eclipsada por la instauración de sistemas totalitaristas de carácter socialista, o al menos, con ciertos rasgos de dicho sistema. Eso no fue lo que soñaron aquellos que durante años defendieron el ideal de América, de <Nuestra América>. La acción libertadora de casi todo un continente no debe quedar limitada a la idea libertaria del yugo colonial. Son otros los tiempos, el verdadero sentido de la democracia, la libertad de pensamiento y expresión, la pluralidad de partidos, el respeto a las constituciones y a las riquezas y recursos de los países, el apoyo incondicional a sus ciudadanos, entre otros aspectos, resultan necesarios en el contexto de un siglo, que recién comienza aún.
La oposición sin el apoyo popular no podría hacer acciones de este tipo. No se trata pues de un movimiento opositor aislado, sino de un verdadero despertar de la conciencia popular, indudablemente organizado y convocado por la oposición, pero la respuesta es del pueblo ecuatoriano. No se trata de pequeños grupos en la capital, sino de verdaderas marchas en todo el país. No son grupúsculos, como de manera despectiva suele decirse, es el sentir de multitudes, que de manera organizada y sin intentos de violencia decidieron reclamar a través de sus marchas y sus consignas.
El contexto de Ecuador es diferente al de otros países latinoamericanos. Hay elementos comunes que enlazan a los pueblos de una región, de un continente, pero hay ciertos rasgos definitorios que son propios de cada localidad. Ya en el pasado se dio el caso de una rebeldía popular que logró destituir al presidente de turno. Los ecuatorianos y de manera especial los quiteños, no permitirán que se violen sus derechos y se impongan medidas sin su consentimiento. Ecuador no quiere seguir los patrones venezolanos, su pueblo y su fuerte oposición impedirán el desarrollo de dictaduras, y sistemas totalitarios como el de Cuba, aislada por completo del continente desde hace más de medio siglo por el capricho de los Castro, que aún siendo conscientes del fracaso de su modelo socialista se empeñan en perpetuarlo, aunque para esto todo un pueblo sufra el martirio de sus arbitrariedades y cada vez se incremente el número de sus exiliados.