1

Con los mercados vacíos Cuba acogerá Fiesta Internacional del Vino

vino, Cuba

MADRID, España.- El Gobierno cubano anunció que el país acogerá del 2 al 4 de noviembre próximo la 21 Edición de la Fiesta Internacional del Vino. 

El evento se celebrará en el Salón 1930 del Hotel Nacional de Cuba, con la participación de productores, comercializadores, especialistas, distribuidores, vendedores y consumidores. 

Según declaró el especialista comercial del Hotel Nacional, Víctor Rosquete, citado por Prensa Latina, “será una oportunidad de confraternizar, presentar nuevos productos y sabores al mercado, así como de mostrar las bondades de cada vino que se comercializa en Cuba”.

“Este es un evento en el cual prima el intercambio entre profesionales de la materia, donde compiten disímiles diseños y valores para luego premiar a cada una de las entidades asistentes”, reseña el medio oficialista.

Entre las actividades previstas está una Cata a Ciegas, el día 1 de noviembre, previo a la inauguración oficial; así como presentaciones, conferencias, talleres, reuniones de negocios y maridajes de habanos con vinos. También se realizarán exposiciones y reuniones de negocios. 

Según Rosquete, se premiará el mejor diseño de stand entre las empresas expositoras, los vinos ganadores en la Cata a Ciega en las diferentes categorías de competencia, y el vino ganador en el maridaje de habanos con vinos.

Mientras los cubanos padecen un período de grave escasez de alimentos, el régimen continúa realizando este tipo de eventos, como el XII Festival Internacional Varadero Gourmet 2022, inaugurado el 12 de septiembre pasado.

Entre los objetivos del XII Festival Internacional Varadero Gourmet 2022, estaban renovar las ofertas existentes en las instalaciones turísticas, promover el intercambio de experiencias entre los conocedores del sector, y posicionar a Cuba como un destino de calidad en cuanto a los servicios de restauración, bares y cantinas.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +525545038831, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




Régimen aprueba 106 nuevas mipymes; suman 4 758 en menos de un año

Mipymes, Cuba

MIAMI, Estados Unidos. — El Ministerio de Economía y Planificación del régimen cubano aprobó otras 106 nuevas micro, pequeñas y medianas empresas privadas (mipymes), informó este miércoles esa entidad estatal.

Según la lista difundida por ese organismo, entre las 106 mipymes aparecen emprendimientos de la mayoría de las provincias del país vinculados a diferentes ramas, como la producción de alimentos, la Gastronomía, la fabricación de textiles, el mantenimiento y reparación de vehículos automotores, entre otros.

Además de las 106 mipymes, fue aprobada también la creación de la cooperativa no agropecuaria SolMar, un negocio registrado en La Habana y especializado en servicios gastronómicos.

Desde que el régimen cubano diera vía libre a la creación de las mipymes en septiembre de 2021, han surgido en la Isla un total de 4 758 emprendimientos de ese tipo, de ellos, 4 650 son privados, 51 son estatales y 57 son cooperativas.

El propio Ministerio de Economía y Planificación dio a conocer que el 53% de esas mipymes son reconversiones de negocios preexistentes, mientras que el 47 corresponde a nuevos emprendimientos.

Las casi 5 000 mipymes aprobadas en el país incluyen actividades relacionadas con el alojamiento, los servicios de belleza y a edificios e instalaciones industriales, producción de alimentos, exportadores, proyectos de desarrollo local, manufactura, informática, actividades logísticas y de transporte, etc.

Las autoridades del Ministerio de Economía y Planificación esperan que esos nuevos actores económicos generen más de 81 510 nuevos puestos de trabajo en la economía.

En Cuba, las mipymes pueden ser de propiedad estatal, privada o mixta y están reconocidas como unidad económica con personalidad jurídica con características propias. Sin embargo, no tienen acceso a esferas estratégicas para el Estado como salud, telecomunicaciones, energía, defensa o comunicación.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




Protestan contra el régimen, pero son “revolucionarios”

Revolucionarios, Régimen cubano, Cubanos

LA HABANA, Cuba. — A un costado de Párraga y separado del Reparto Eléctrico por la Autopista Nacional y un tramo de manigua está el barrio El Comodoro, una comunidad de tránsito ubicada en el municipio de Arroyo Naranjo, uno de los más pobres de La Habana.

Al igual que en las otras 104 comunidades de tránsito que existen en La Habana, ese tránsito, el periodo de albergamiento que se supone sea provisional para familias que han perdido sus casas, puede prolongarse durante diez, quince, veinte o hasta treinta años.

El 2 de agosto, una veintena de mujeres residentes en El Comodoro, varias de ellas con sus niños, bloquearon la Autopista Nacional, en el llamado primer anillo de las Ocho Vías, para protestar por las condiciones infrahumanas en que malviven.

Advirtieron que no se retirarían del lugar hasta que acudiera a escuchar sus demandas el presidente Miguel Díaz-Canel, pero luego de varias horas, y tras un aparatoso despliegue policial, accedieron a retirarse de la carretera y se conformaron con reunirse en una escuela cercana con funcionarios municipales y provinciales del Partido Comunista, a quienes plantearon sus quejas.

Según un perfil de la Seguridad del Estado en las redes sociales, las mujeres, que dijeron ser revolucionarias, quedaron confiadas y esperanzadas, a la espera de las soluciones que les prometieron los funcionarios.

Como es habitual, los funcionarios del Partido Comunista y del Gobierno no escatiman en promesas para abortar un problema, eso en caso de que el mismo no sea resuelto antes a golpe de tonfa por la policía.

No se puede confiar en las versiones de la Seguridad del Estado, pero no dudo que algunas de las mujeres que bloquearon la carretera, luego de ser conducidas a la escuela, hayan dicho que son revolucionarias y hasta hayan coreado algún lema y gritado “Viva Fidel”.

El miedo, el oportunismo y la doble moral hacen que algunos aún se refugien tras esos escudos, aunque sepan que nadie se los cree y que de muy poco les van a servir si los represores se asustan y, con lo rencorosos que son, se toman en serio sus protestas.

Producto del adoctrinamiento inmisericorde al que hemos estado sometidos durante estos 63 años de dictadura, muchos cubanos, aunque se quejen y protesten, aunque no tengan dudas de que “esto es una mierda y no tiene arreglo”, sienten prurito, les atemoriza proclamarse abiertamente en contra del socialismo y “la revolución”. Les sembraron en el cerebro que “estar contra la revolución” o ser “contrarrevolucionario” es algo terrible. Y menos quieren saber de la oposición, diezmada por la cárcel y los exilios, dividida y tan desgastada como el régimen.

En los últimos días, exasperados por el hambre y los apagones, miles de personas han escenificado protestas en decenas de ciudades y poblados de Cuba. No han faltado los cacerolazos, los gritos y carteles contra el régimen y los insultos a Díaz-Canel. Pero en algunos lugares, sin tener que exagerar con la represión, las autoridades han conseguido que los protestantes se apacigüen y se vayan a sus casas luego de escuchar las explicaciones de los funcionarios. Así, al menos de momento, hasta la próxima algazara, o hasta que se produzca un Tiananmen, la dictadura va capeando el temporal.

A la hora de explicar, los mandamases —que lejos de solucionar los problemas los agravan con su torpeza y su tozudez— no se esmeran demasiado en sus pretextos y justificaciones, que invariablemente conducen al bloqueo estadounidense.

Algunos mandamases, soberbios y prepotentes se exasperan ante los quejosos y se ponen agresivos. Como ocurrió hace unos días al general Samuel Rodiles Planas, el jefe de Planificación Física, cuando acompañaba al premier Manuel Marrero en una visita a una cooperativa pesquera y perdió los estribos ante los reclamos de un trabajador. Al anciano general, acostumbrado a que no discutan sus órdenes, casi le da una apoplejía. Gritaba, sin acabar de entender bien de qué trataba el asunto, que él no aceptaba presiones. Marrero tuvo que intervenir para calmarlo. Y el infeliz trabajador de la queja, repetía, cual si fuera un mantra, que él era “revolucionario” y “se moría por esto”. Solo entonces el general Rodiles empezó a apaciguarse. “Ah, bueno, así sí”, exclamó, como mismo hubiera dicho Cheo Malanga, aquel personaje de la TV que encarnaba Enrique Arredondo.

Para escuchar justificaciones que no convencen y encima tener que proclamar que son “revolucionarios” y que confían en el Partido y sus dirigentes, que no se desgasten. Que aguanten resignadamente los retortijones del hambre, el calor y los mosquitos, y pacientemente, sin sonar los calderos ni gritar palabrotas, esperen a que pongan la luz.

 

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




Cuba produjo entre enero y junio menos de la mitad del tabaco planificado

Tabacaleros tabaco

MIAMI, Estados Unidos.- El diario oficialista Granma informó este martes que la empresa estatal cubana de tabacos produjo de enero a junio del presente año menos de la mitad de lo planificado, y como consecuencias citó, entre otras, la “falta de materiales directos”.

La noticia corrobora que no existe un sector de la economía nacional que no se haya visto afectado por la actual crisis en el país. Los problemas están acabando con la industria del tabaco y el azúcar, producciones ícono de la isla caribeña.

Según una nota de la agencia de noticias EFE, Tabacuba cumplió en los seis primeros meses del año solo el 47 % del plan de producción en sus cuatro plantas en todo el país.

La empresa mencionó entre las causas la “falta de materiales directos”, del papel de cigarro, y las cajas y las envolturas, lo que llevó incluso a la “paralización de las fábricas en enero, marzo y mayo”.

Los medios estatales apuntaron además a las rupturas de maquinaria en las fábricas, problemas logísticos y de transportación, así como a cuestiones derivadas de la pandemia.

Esta situación, que se presentó también en 2021, ha provocado “inestabilidad” en la “distribución en la red de ventas minoristas” del tabaco dentro de Cuba.

De acuerdo a la nota, en junio del año pasado, “para evitar el acaparamiento y la reventa”, los Gobiernos territoriales empezaron a distribuir los cigarros nacionales a través de la libreta de abastecimiento, pero “se esperaba que para el primer trimestre de 2022 el panorama pudiera cambiar”, sin embargo, “estamos en agosto y la situación sigue compleja”, reconoció Granma.

El diario oficialista aseguró que en gran parte del país “los consumidores se ven ante el dilema de adquirir las cajetillas en el mercado negro a precios que pueden superar los 200 pesos (el precio oficial son 120 pesos), o a hacer filas en las tiendas en moneda libremente convertible (MLC)”, para adquirir tabaco en divisa.

La cosecha del tabaco, el cuarto mayor sector por ingresos de Cuba, pasó de 32 000 toneladas en 2017 a 25 800 en 2020, según datos oficiales.

Este sector emplea a unos 200 000 trabajadores, que se elevan hasta los 250 000 en el pico de la cosecha.

Recientemente, el ministro de Agricultura, Ydael Pérez Brito, aseguró que 2021 había sido uno de los peores años para el campo cubano en la última década.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




Reconocido director de arte desesperado por precaria situación de su vivienda

Luis Lacosta cultura cubana

MADRID, España.- El reconocido director de arte cubano Luis Lacosta dijo en Facebook estar desesperado por las pésimas condiciones en que se encuentra su vivienda. 

“¡Estoy desesperado, no sé qué hacer!”, expresó Acosta luego de explicar que lleva más de dos años intentando arreglar la cubierta de su casa, sin poder lograrlo por solo contar con unos pocos ahorros.

Él y su esposa, “discapacitada por una dolorosa enfermedad”, están jubilados, con la “desventajosa jubilación de ambos”. 

La situación es que las filtraciones inciden sobre las camas, la mesa de la computadora que está para protegerla cubierta con un nylon, los libros y todos los archivos que considero de gran valor patrimonial, que ahora me encuentro trasladándolos a buen recaudo”, precisó. 

Luis Lacosta

“Nunca pensé llegar a este punto de la desesperación. (…) Cuando me pongo a analizar la palabra desesperación, entiendo por qué tantas personas se quitan la vida en el ocaso de esta, por no tener solución a sus conflictos”, manifestó. 

De acuerdo a sus declaraciones, ha pedido ayuda a los organismos para los que ha trabajado y con los que continúa colaborando, pero no ha recibido respuesta. 

Luis Lacosta acaba de cumplir 80 años, de los cuales más de 60 ha estado trabajando al servicio de la cultura cubana. En el Instituto Cubano de Arte e Industrias Cinematográficos (ICAIC) y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNION) se ha desempeñado como diseñador escenográfico, decorador, diseñador de vestuario y de iluminación. Además ha impartido clases de su especialidad en centros universitarios.

Tras la publicación de Luis Lacosta, personas cercanas han planteado la idea de hacer una recaudación para poder ayudarlo.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




Mercado o Estado: ¿Cómo acabar con la inflación en Cuba?

Cuba, Mercado, Inflación

MADRID, España. — El programa Mesa Redonda de la Televisión Cubana suele atraer a dirigentes del país, sobre todo del área económica, que vienen a exponer sus ideas sin que nadie pregunte o cuestione lo que hacen. El lunes pasado hubo una edición en la que intervino la señora Meisi Bolaños, ministra de finanzas y precios, y desde el primer momento se puso a hablar de la inflación, confirmando que este es uno de los problemas que quita el sueño a los dirigentes comunistas. En este sentido, la funcionaria dijo que “los precios tienen un impacto objetivo en la población, sobre todo en poder adquirir determinados bienes y servicios que son imprescindibles en el desarrollo de la vida en común y en la realización del proyecto de vida”. Para añadir que, en todo caso, “la inflación no es un fenómeno exclusivo de Cuba, sino que está presente incluso en los países del primer mundo”.

Acto seguido, la ministra suscribió la tesis de Alejandro Gil Fernández, que califica la inflación de Cuba como de oferta, y dijo que “tiene su origen en el déficit de oferta, porque el producto no está a la mano y entonces se producen fenómenos de incremento de precios ante la necesidad de adquirir estos productos”. Y señaló que hay dos causas que inciden en el incremento de los precios.

En primer lugar, el ordenamiento monetario en el país, en 2021, lo que “llevó a ajustes, existió un proceso de devaluación del peso cubano, lo que supuso por diseño un incremento de los precios”. E insistió en la cuestión, reconociendo que “se trataba de una inflación diseñada que se compensaba con un incremento en los salarios y en los ingresos”, para añadir que “dentro de sus objetivos, es una medida que incentivaba la producción nacional”. Este concepto de “inflación diseñada” pasará a la historia como uno de los despropósitos más curiosos del régimen castrista. La inflación tiene bien poco de diseño.

En segundo lugar, la ministra dijo que “desde el pasado año existe un proceso de incremento de los precios debido al incremento de los costos de las materias primas, insumos y los productos terminados de importación”, y añadió el elemento diferencial que explica el auge de la inflación en Cuba, “entre estos productos de importación están los alimenticios, que forman parte de la canasta familiar normada. El arroz, insuficiente y limitado, pero que recibimos todos los meses; los frijoles, el aceite”.

En este punto, Bolaños afirmó que “la crisis económica mundial y la COVID-19 han incidido en el proceso de adquisición de insumos, materias primas y productos terminados a lo que se añaden las difíciles y complejas condiciones en que Cuba tiene que salir al mercado internacional”, refiriéndose en este punto al “recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero y el efecto de las medidas coercitivas aplicadas por Estados Unidos”, que por lo general acaba siendo la justificación de todos los males.

A resultas, la ministra señaló que “el incremento real de los costos incide en la formación de los nuevos precios, lo que tiene un impacto en el sector productivo y de servicios. En concreto, el incremento de los costos en el mercado internacional ha llevado a que el combustible esté creciendo en el entorno del 30%, con un incremento del precio del barril a más de 90 dólares. También los precios del arroz y los frijoles se han incrementado, a lo cual hay que sumar el valor de los fletes, que en ocasiones se ha triplicado”. Y añadió al respecto: “así nos pasa con el aceite crudo, el refino, con la soya, el trigo… A veces se plantea que hay una inflación, que se ha venido acrecentando, ante la cual no hay intervención del Estado” para acabar preguntándose ¿cuándo intervendrá el Gobierno? ¿Qué medidas va a adoptar para contener los precios?

Ante esas preguntas que, según la ministra, se plantea la población, justificó que “a pesar de la difícil situación con la que opera la economía y de la escasez de divisas, el Estado ha intervenido en el control de los precios, centralizando los precios de tarifas y servicios más sensibles en la vida cotidiana de la población, como la electricidad, agua, gas, telecomunicaciones y transporte público”. Y ello se ha realizado, aunque fuera contrario al diseño de la Tarea Ordenamiento. En dicho sentido, vino a decir que “el precio del petróleo utilizado en el plan fue el de los años 2019 y 2020, cuando osciló entre 53 y 62 pesos el barril. Hoy el barril cuesta 92 pesos; sin embargo, las tarifas de electricidad que entraron en vigor tras el ordenamiento monetario se han mantenido”.

Por ello, explicó que “ha habido medidas de contención para que esa capacidad de compra de la población no se vea más deteriorada de lo que ya produce el incremento de los costos y el propio diseño de la Tarea Ordenamiento”. “¿Cuál es el mecanismo de contención?”, se preguntó la ministra, e indicó que “no se trata de correr hacia la economía ese incremento del precio del combustible, sino de que el Estado asuma la diferencia entre el costo real y el precio de la tarifa eléctrica. El presupuesto estatal destinó 21 523 millones de pesos a subsidiar el servicio de electricidad”. Más gasto y déficit.

En este punto señaló que “podríamos decir que no hay intervención del Gobierno si se trasladara el precio real del combustible –como ha pasado en países europeos–, con lo cual sube el precio de la electricidad. Y entonces tendríamos menos déficit. Pero no es el objetivo en nuestro país. Nuestro objetivo es, tomando en cuenta las condiciones circunstanciales en las que estamos por el enfrentamiento a la pandemia, seguir apostando por un socialismo próspero y sostenible. Pero eso tiene un costo dentro del déficit fiscal”. Y vuelta a empezar.

Un año después, los productos y servicios subsidiados van en aumento, en vez de reducirse como pretendía la Tarea Ordenamiento. En el caso del agua, la ministra recordó que se están desarrollando importantes inversiones para seguir avanzando en la infraestructura hidráulica del país, y mencionó la construcción de los trasvases y el mantenimiento de las termoeléctricas. También la mayor parte de los medicamentos recibe el respaldo del presupuesto estatal. Y aun cuando los costos de las materias primas se han incrementado, “no se ha subido el precio de los medicamentos. Entonces, sí hay intervención del Gobierno en el sentido de preservar un grupo de servicios básicos”.

No obstante, en este punto justificó la necesidad de reconocer el costo real de los productos y servicios en la formación de los precios y señaló al respecto: “de lo contrario, no vamos a tener sostenibilidad en la economía. Pero lo tenemos que hacer con racionalidad, y aquí también está la intervención del gobierno, la fiscalización de las instituciones estatales y el papel del control popular”.

El último tramo del programa fue dedicado por la señora Bolaños al análisis del precio de la papa, producto que se encuentra actualmente en la etapa de cosecha, sin que aparezca por los puntos de venta y si lo hace, con precios muy elevados. Para explicar la cuestión, señaló que el año pasado “cuando empieza la Tarea Ordenamiento, la papa cosechada no tenía los costos de esa medida, porque no se había sembrado con los costos de una devaluación del peso. Por tanto, el precio solo subió a tres pesos por los propios costos de la cosecha y de la refrigeración, pero el costo de cultivo no tuvo el impacto de la devaluación”. Fue superior. Se perdió dinero.

Y añadió a continuación: “la papa que se comercializará este año ya tiene incorporados los costos propios del escenario de devaluación y del incremento de los productos importados. Para la formación del precio de Acopio, se tuvo en cuenta la opinión de los productores. El incremento ha sido lo más racional posible”, al tiempo que reconoció que era imposible mantener el mismo precio, porque entonces no se estimularía la producción de papa.

El precio debía subir, lo que ocurrió. Al respecto, dijo que desde el pasado año el presupuesto estatal “asume un financiamiento para lograr el mantenimiento y la conservación de la papa en los frigoríficos, medida que no se está en condiciones de seguir manteniendo porque hay otras prioridades relacionadas con programas sociales”. La ministra señaló que ya no hay un subsidio directo para cubrir esos costes de refrigeración, pero “sí hay una racionalidad, porque se liberó del pago de impuesto la comercialización de la papa” Y concluyó diciendo que “ahora la libra de papa cosechada cuesta cinco pesos (aumento del 60%) y en caso de estar refrigerada seis pesos (aumento del 100%) y aseguró que este precio se mantendrá regulado para que no suba desmedidamente en su comercialización”. Y el problema es el mismo, no hay suficiente papa y la que hay se vende al doble.

En este punto dijo que “transitar hacia la racionalidad en los precios se logrará no solo con medidas gubernamentales, sino con la eficiencia y el control en la formación de los precios por las organizaciones”. Sobran las gubernamentales, porque el mercado (la ley de oferta y demanda) cumple mucho mejor y con eficiencia ese papel. Al respecto, la ministra señaló que “tenemos que transformar el control institucional, potenciarlo desde las direcciones municipales. También necesitamos impregnar racionalidad en el proceso de los precios, no podemos tener altas utilidades a costa de incrementar los precios y de no actualizar las fichas de costo, que deben tener una utilidad razonable, que permita al negocio reaprovisionarse”.

Todo eso son parches y pérdidas de tiempo. Lo que se tiene que hacer es generalizar el mercado como instrumento de asignación de recursos y olvidarse del “ministerio” de la señora Bolaños. Con el mercado no sería necesaria la cuestión de la disciplina y preparación. Tampoco habría espacio para utilidades ficticias que impactan en la inflación porque no se generan más bienes ni servicios. Ni siquiera habría que combatir la reventa y la especulación. Es más, con el mercado sobrarían las “acciones de control popular”.

La ministra concluyó afirmando que “el déficit fiscal influye en la inflación y que, para lograr reducir ese déficit, que es alto, y para que el peso cubano sea el centro financiero del país, se requieren medidas integrales y encaminadas a generar mayores niveles productivos”, pero no llegó a enunciar esas medidas que parecen claras.

Tan solo dijo que “las soluciones al elevado déficit fiscal tienen que transitar por una mejoría gradual, creciendo en los ingresos”, sin explorar las enormes posibilidades asociadas a la consolidación fiscal y control de los gastos. Después, reiteró “que el país no renunciará a mantener los programas sociales ni a atender a los vulnerables, pero esto tiene un alto costo en el presupuesto estatal”. En su opinión, “las soluciones transitan por mayor actividad productiva, crecimientos graduales y sostenibles de los ingresos y racionalidad en el gasto” y concluyó que “se tomarán medidas en cuanto al alto gasto en materia de salarios en la actividad presupuestada, para buscar una eficacia en este gasto público”. A ver si es verdad. Ya le falta tiempo para hacerlo.

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




Y del azúcar, ¿qué?

azúcar, Cuba, sector, dirigentes, zafra

MADRID, España.- Parece que haya que explicar a los cubanos cómo producir azúcar. La preocupación del Partido Comunista de Cuba por la zafra ya no se oculta a nadie. De hecho, como se destaca en una nota de Granma, “entre los temas medulares del III Pleno del Comité Central del Partido, se situaron propuestas para salvar la industria azucarera, sus derivados y la generación de energía”. Un escenario que parece mentira, y una lástima que Cuba, primera potencia mundial azucarera durante siglos, haya caído de forma tan estrepitosa en el vacío, por la pésima gestión de los dirigentes políticos y económicos y la naturaleza del modelo.

Granma va de consignas en el artículo titulado “Primero hay que salvar la zafra”, que presta atención a la situación de unas diez explotaciones azucareras, destacando cosas sabidas desde siempre, como la importancia de aprovechar la caña durante el corte para lo que debe existir control y exigencia de la unidad productiva durante el proceso. Que digan esto, como si a estas alturas de la historia, a los cubanos alguien les tuviera que enseñar lo que es la zafra azucarera, no deja de ser sorprendente.

El azúcar es un sector que está francamente mal. Según la información oficial de la publicación “Producto interno bruto trimestral, tercer trimestre 2021, edición noviembre 2021”, de la ONEI, el PIB de la industria azucarera descendió durante 2021, nada más y nada menos que en un -25,8 %, en tanto que el PIB de la economía, en su conjunto, lo hizo en tan solo un -1,2 %. El hundimiento del azúcar ha sido evidente.

Para revertir esta situación, a la que se ha tardado mucho en dar respuesta, las autoridades han ideado las famosas “93 medidas”, que se aprobaron por el régimen, según dicen, “para salvar la agroindustria azucarera, incluyendo la producción de caña, la zafra, los derivados, la generación de electricidad, y cuestiones bancarias, de financiamiento y logística, así como de gestión empresarial y potencial humano, ciencia, tecnología e innovación”.

Alguien tendría que recordar a estos dirigentes, empeñados en reflotar un sector fundamental para la economía nacional, que el responsable directo del actual caos de la industria azucarera no fue otro que Fidel Castro, cuando a comienzos de este siglo, en uno de aquellos “calentones” verbales que cogía por cualquier motivo, decidió cerrar todos los ingenios y abandonar el cultivo de la caña, convirtiendo en bosques de marabú los fértiles campos cubanos.

Aquella decisión sorprendió a más de uno, pero fue aplaudida por países como India o Brasil, que aprovecharon la salida de Cuba de la producción mundial para ocupar su sitio como potencias azucareras. La historia, desde entonces, es bien conocida. El azúcar cubano ha caído a niveles tan bajos que hasta los sobres de azúcar que utilizan los turistas en los hoteles de la Isla están hechos en Brasil. No ha habido en la historia de la economía mundial, un país que rechazara su principal industria y actividad de este modo. El arrebato de Fidel Castro con el azúcar pasará a la historia como uno de los despropósitos más trascendentales de sus largos años de vida.

Por eso, ahora, los dirigentes del azúcar cubano tratan como sea de apurar la zafra y sacarla del agujero en que se encuentra. Lo peor es que están convencidos de que con las 93 medidas lo van a lograr, y se equivocan. La experiencia acumulada que existe en Cuba en el sector, entre los funcionarios del gobierno, directivos del grupo empresarial Azcuba, del Sindicato Nacional de Trabajadores Azucareros y de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, es más que suficiente para saber qué se tiene qué hacer, pero callan y se someten a la dirección comunista. Y eso está mal, muy mal.

Porque la compleja situación de la zafra azucarera cubana no se resuelve con parches y paños calientes, como las “93 medidas”, sino entrando en el fondo de la cuestión y promoviendo una profunda reforma estructural y jurídica de los derechos de propiedad de la tierra para acercar el rédito de la producción al propietario del suelo. No hay otro camino alternativo. Hablar de “cohesión, unidad y aplicación de la inteligencia colectiva”, como hacen los comunistas, es perder el tiempo. Para recuperar el azúcar cubano hay que volver a las formas de producción y organización de antes de 1959. Las practicadas por los hermanos Fanjul, que tanto molestan al régimen.

Pero como dar marcha atrás al reloj de la historia no suele ser posible, hay que pensar qué hacer para que la continuidad de la producción en años venideros sea creciente y abandone la depresión actual, mostrándose el sector incapaz de garantizar 500.000 toneladas de azúcar cuando antes de 1959 era posible alcanzar 5 y 6 millones, e incluso más. Alguien debería recordar a los dirigentes comunistas que las cosechas de los últimos años son inferiores a las que se produjeron en tiempos de la colonia. Nadie jamás ha ido tan atrás en el tiempo, en ningún país del mundo.

Poco después de que Fidel Castro impusiera el abandono del azúcar, el caos se adueñó del sector. Se empezó por dejar de prestar atención a los campos, a los retoños, a controlar la hierba en las plantaciones, atender el bejuco y el pasto manteniéndolos a raya con herbicidas y fertilizantes adecuados. Nada de eso se hizo. Incluso, parece que se olvidaron de que la caña de cada zona se podía moler allí donde fuera más rentable y eficiente, para lo que debía existir transporte en cantidad y calidad suficientes. No hay justificación alguna del desastre actual, ni por falta de combustibles, ni de divisas, ni de piezas, ni de inversiones.

Una industria como el azúcar cubano debería tener todo esto resuelto, con eficacia y rentabilidad, y en ello debe jugar un papel clave la voluntad de quienes conducen y realizan la zafra. Eso no significa que haya que obligar a los jefes de los centrales a cortar caña, como en los tiempos revolucionarios. Los jefes de las almazaras españolas de aceite de oliva no recogen la aceituna, están dedicados a otras cosas, como conseguir una gran calidad para el aceite de la primera prensada, que es el excepcional aceite de oliva virgen. La demagogia comunista tiene un límite, y en Cuba, por desgracia, fue rebasado con creces. También aquí hay que hacer reformas, sobre todo mentales e ideológicas, y no detenerse.

Al reconocer que los ingenios sufren la obsolescencia tecnológica hay que dar respuesta a una pregunta: ¿Quién es el responsable de que esas inversiones no se hayan realizado en su momento? ¿Por qué se ha perdido la organización del trabajo y sobra la tibieza?, como dice Granma con relación a esta cuestión. Que le pregunten a la nómina salarial que dirá muchas cosas. Los dirigentes señalan que los problemas se deben a la falta de caña, “pero en el campo es visible el desaprovechamiento de las capacidades de corte, mientras que en el tiro se están promediando dos viajes al día debido a la insuficiencia de remolques”. Nadie entiende nada.

Luego está el problema del ferrocarril, medio de transporte de la caña desde los tiempos de la colonia, y aquí aparecen las roturas de las locomotoras, la falta de carros jaula, e incluso los problemas para que el tren con la carga salga a su hora y el central pueda lograr una arrancada temprana. Es decir, los transportes no funcionan porque han perdido la dependencia del azúcar, entrando a un círculo vicioso del que no se sale, ni se puede salir. Y luego están los derrames, salideros, y hasta sobreconsumo de agua por tonelada de caña, a lo que se añade como el principal freno, el tiempo perdido por rotura industrial.

Lo grave de este asunto no son los problemas que se detectan, sino como dice Granma, “la incapacidad de resolver los problemas desde la propia instancia”, y en este punto se citan cuestiones como que la sala de control de un ingenio no funciona y, por ello, la molida se hace a ciegas, sin control alguno de los parámetros, lo que obliga a recurrir a mensajeros internos, para hacer llegar la información a todas las áreas del ingenio, soluciones de hace mucho, mucho tiempo.

La lista de problemas, imposibles de corregir, no acaba ahí, y se citan las ausencias del personal, unas debidas a la COVID-19 y otras no, hasta llegar tarde, e incluso carencia de personal, como mecánicos y electricistas, o de la propia dirección. Esta carencia de personal es lógica si se tiene en cuenta que, tras la decisión de Fidel Castro de acabar con el azúcar, miles de trabajadores del sector fueron obligados a emplearse en otros sectores, y se les formó para la adaptación de sus cualificaciones.

Tal es la situación de caos en este ámbito, y de falta de mano de obra, que se ha llegado a plantear buscar apoyo laboral de otras empresas, realizar una operación de rescate del personal, incluyendo a los trabajadores de experiencia ya retirados o a quienes por otras causas ya no están en el central. Parches y más parches, que no van a resolver el problema.

En realidad, a los comunistas cubanos no les gusta reconocer la realidad, pero hay algo que seguro deben saber: Los problemas del azúcar cubano comenzaron con los subsidios soviéticos que sustituyeron a la rentable cuota azucarera de Estados Unidos y la presencia competitiva de Cuba como productor de azúcar en los mercados mundiales. Con aquellos subsidios, el azúcar que se suministraba a los soviéticos poco importaba, en calidad o precio, si llegaba el dinero y el petróleo para las fechorías revolucionarias. Algún día se sabrá qué porcentaje de aquellas espectaculares ganancias del régimen se destinaron a invertir en la actualización del sector. En realidad, el precio que se pagó en términos de confiscaciones y expropiaciones ha llegado a nuestros días, impidiendo al sector clave de la economía cubana, su supervivencia y continuidad. Sin azúcar, no hay país.

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




Cuba 2021: crisis económica y malabarismos mentales

Cuba, Economía, Tarea Ordenamiento

HARRISONBURG, Estados Unidos. — Según han reconocido las autoridades cubanas, la inflación en el mercado informal anda por el 6 900% o más y el crecimiento de los precios de todas las empresas productivas y de servicios pertenecientes al Estado alcanza el 222%.

Teniendo en cuenta el discurso oficial, que encomia al sistema cubano como protector de la ciudadanía, lo último que podría esperarse es que el sector estatal se convirtiera en un fiel practicante de  acciones especulativas propias del mercado informal y del sector privado, pero así es.

Ante monedas como el dólar estadounidense y el euro, los pesos cubanos parecen billeticos de monopolio.

Y es que las reformas proclamadas desde el último trimestre del año pasado, pensadas y repensadas por casi un lustro, han sido un fiasco total.

Ya desde enero del año en curso comenzaron a apreciarse los primeros efectos y signos de evidente descontento popular. Al parecer, eso fue lo que potenció la salida de Marino Murillo Jorge del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) para terminar al frente de la empresa encargada de la producción de tabaco en el país, según se rumora.

En diciembre del 2020 dicho señor acudió varias veces a la Mesa Redonda, cuando se desempeñaba como Jefe de la Comisión de Implementación y Desarrollo de los Lineamientos. En esas ocasiones reconoció que la aplicación de la Tarea Ordenamiento no iba a ser nada fácil debido a que el país estaba bajo los efectos de una crisis económica agravada por la pandemia de COVID-19 y por lo que castristas llaman “bloqueo”, una justificación carente de sustento real.

A pesar de las evidentes dificultades, la forma en que se nos regaló el proyecto hacía pensar que a esta altura del 2021 los cubanos podríamos apreciar alguna mejoría. Lo que los comunistas jamás imaginaron es que hoy las cosas estarían peor y que algo que, según ellos, fue tan bien pensado fuera a mostrar resultados tan desalentadores que demuestran, nuevamente, la incapacidad del sistema económico cubano y que el salto cualitativo no se va a producir si no se produce una reforma profunda de las estructuras económicas y políticas del país. Tanto es su desespero que ahora claman a los cubanoamericanos para que inviertan allá.

En diciembre del 2020 los precios de muchos productos ya eran altos, pero al menos se podían adquirir en el mercado informal. El drama de hoy es que teniendo el dinero esos productos no aparecen y, cuando ocurre, deben ser pagados a precios exorbitantes. La siguiente tabla ayuda a ilustrar sobre la magnitud que ha tomado la inflación en la provincia de Guantánamo:

Los precios anteriormente relacionados son los del mercado informal, excepto el correspondiente al arroz en diciembre de 2020, pues, actualmente, el Estado es incapaz de ofertar esos productos de forma estable.

Una de las causas señaladas para explicar este fenómeno es la falta de objetividad y coherencia que existió en la aprobación de los precios mayoristas y minoristas. Precisamente donde mejor se verifica ese desbalance es en el mercado informal.

En el último período de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), Marino Murillo Jorge hizo una intervención que posiblemente fue un trago amargo para él, porque muchos cubanos lo identifican como el culpable de todo lo ocurrido cuando, en realidad, es solo el rostro visible de un andamiaje retrógrado. En esa intervención admitió que la inflación de los precios minoristas ha sido la principal desviación de la Tarea Ordenamiento y que los costos de los bienes y servicios ofertados por el sector estatal habían llegado a ser el doble de los planificados. Igualmente expuso que la capacidad de compra de la población se había visto muy afectada a pesar de la reforma salarial. Tanto es así que hasta el dictador Miguel Díaz Canel Bermúdez ha dicho públicamente que está en estudio una nueva reforma salarial, como si la solución fuera la impresión de billetes en vez de adoptar profundos cambios económicos y políticos.

Lo cierto es que en medio de este sombrío panorama las empresas estatales continúan a la zaga.

Aún así los comunistas continúan aferrados a su retórica fantasiosa, destinada a paliar la cruda realidad que se vive en el archipiélago-cárcel. Fanáticos de esa especie de birlibirloque mental tropiezan no una sino numerosas veces con la misma piedra y continuarán haciéndolo, ya que no tienen que rendir cuentas a nadie por su incapacidad.

Cuba es quizás el único país del mundo donde presidente, vicepresidente, primer ministro y otros altos dirigentes se reúnen casi todas las semanas con los campesinos y empresarios para pedirles… ¡qué produzcan! No solo eso: año tras año hemos visto al señor Valdés Mesa —por citar un ejemplo— visitando centrales azucareros y empresas agrícolas con ese objetivo. Pese a ello los resultados son más desalentadores.

Hasta septiembre de 2021 hubo un déficit de 16 500 millones de pesos (unos 687,5 millones de dólares) en cuanto a la oferta que debió haber sido hecha a la población por parte del sector estatal. De ahí el desabastecimiento palpable en las tiendas.

Recientemente, Cubadebate reconoció que en la provincia de Pinar del Río el sector del comercio y la gastronomía ha dejado de vender la friolera de 96 millones de pesos solo en cervezas, rones y refrescos, así como 18 millones en pastas.

Por otra parte ya se sabe que “a río revuelto ganancia de pescadores”, porque… ¿cómo entender que en un país tan centralizado como Cuba, en el Atelier “La Ópera”, de Pinar del Río, una sábana cueste 1 200 pesos, equivalentes a 50 dólares estadounidenses, según el cambio oficial, y en la tienda “Los buenos precios”, de Bayamo, una toalla valga 1 000?

Conste que estos ejemplos los he tomado de la mismísima cueva de los talibanes del castrismo. Y es que una tendencia que parece no tener fin es esa de las empresas estatales de tratar de resultar eficientes elevando los precios; es decir, ser eficientes a costa del pueblo.

Por lo pronto, el próximo 21 de diciembre se reunirá nuevamente la ANPP, la cual seguramente será prolija en adulonería, sumisión y en augurios de crecimientos económicos que nunca llegan. Es decir, tendremos otra sesión de unanimidad y retórica castrista.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




Otro año caótico para la economía cubana

LA HABANA, Cuba. ─ Durante la más reciente reunión del Consejo de Ministros, el titular de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, dio a conocer los resultados de la economía cubana al cierre del mes de agosto. Y en realidad fue muy negativo tal desempeño, en especial lo relacionado con la producción agropecuaria.

Se incumplieron las producciones de arroz, maíz, frijoles, leche, huevos, así como la carne bovina y la porcina. También se dijo que las producciones de viandas y hortalizas quedaron muy por debajo de la demanda.

Resulta evidente que las tantas medidas informadas por las autoridades para revitalizar la empresa estatal no han dado los resultados esperados. Una realidad que podemos apreciar, entre otras, en las entidades dedicadas a la agricultura. A todas luces este es un sector que requiere más capital e inversión extranjera, hasta ahora insuficientes.

A propósito, en la propia reunión, el primer ministro Manuel Marrero dejó entrever la insatisfacción de la cúpula del poder por la marcha de la inversión extranjera en la Isla. El funcionario apuntó que “es necesario darle la prioridad que lleva este asunto en los niveles superiores de dirección, cada cual con el papel que le corresponde”.

Al continuar las malas noticias trascendió que muchas otras actividades productivas se vieron afectadas en el mes de agosto a causa del inestable comportamiento de los portadores energéticos en el país, un mes en el cual la generación de energía eléctrica real estuvo muy por debajo del plan previsto.

Con respecto al peliagudo tema de la cadena puerto-transporte-economía interna, lo informado en la reunión no fue nada halagüeño. El ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, reconoció que persisten insuficiencias, tanto de índole objetivo como subjetivo. En este sentido, el premier Marrero alertó acerca de muchas mercancías que llegan al país y después se traba su distribución a los consumidores debido a las fallas del referido engranaje puerto-transporte-economía interna.

Aunque ahora no se ofrecieron cifras al respecto, es conocido que en los últimos tiempos el país ha debido erogar cientos de miles de dólares por pagos de sobreestadía a los barcos que traen bienes y materias primas. Cuando no ha faltado el transporte, los almacenes de la economía interna no han respondido adecuadamente.

El resumen brindado por Granma tampoco aportó cifras sobre el estado de las cuentas pendientes por pagar y cobrar. No obstante, el hecho de que la ministra de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños, trajera el tema a colación es un indicio de que la nefasta cadena de impagos que desde hace mucho afecta a la economía no ha logrado desenredarse.

Y, al parecer, la atención del mandatario Miguel Díaz-Canel Bermúdez, también presente en la reunión, se centró esta oportunidad en el control de los actos de corrupción que tienen lugar en el sistema empresarial. Ya no resultan efectivos ni los mecanismos de control interno que mantienen las empresas y entidades, ni la labor de la Contraloría General de la República que encabeza la señora Gladys Bejerano. El robo, el delito y la malversación ─en ocasiones cometidos por los propios jefes─ siguen en aumento.

Lo novedoso es que el señor Díaz-Canel ha propuesto la creación de un control popular para enfrentar esas anomalías. Un control popular que nadie sabe cómo y quién lo va a llevar a cabo. ¿Es que acaso el benjamín del poder pretende meter al exespía Gerardo Hernández Nordelo y su tropa cederista en el interior de las empresas y entidades para velar por los intereses del régimen?

Sin dudas, un mal augurio para el próximo desempeño de las Mipymes, sobre todo para las estatales, esas que con tanto bombo y platillo anuncia la propaganda oficialista.

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




Cuando en Cuba se vivía con 20 pesos 

Cuba, crisis económica, Tarea Ordenamiento

LA HABANA, Cuba. – Lo recuerdo todo muy bien. Eran los años 50 del siglo anterior. Con 20 pesos se iba a la bodega y se compraba comida por la libre casi para un mes. Los salarios eran bajos, es cierto, pero los cubanos trabajaban y los productos de primera necesidad fabricados en Cuba y Estados Unidos no eran caros. Prácticamente con cinco pesos se podía comprar arroz, azúcar, un par de bistecs, vianda y tal vez una cerveza. 

Luego, a partir de 1962, la Revolución de Fidel y Raúl Castro lo trastornó todo e implantó la famosa libreta de racionamiento que, desde un principio, resultó un verdadero dolor de cabeza en Cuba. En cantidades muy modestas, el gobierno se arrogaba el derecho de alimentar al pueblo y este, sin chistar, tenía que aceptar obedientemente lo que le ofrecían bajo la consigna de “Patria o Muerte. Venceremos”.

“No es fácil”, repiten los cubanos en la actualidad. Y no es fácil vivir bajo la tutela de un Estado omnipotente, cuyo propósito es gobernar la mente de los cubanos de la Isla a través de los medios de comunicación, todos a su favor, presumiendo ser bondadoso y perfecto.

Hoy, el cubano tendría que poseer miles y miles de pesos solo para sobrevivir.  

Cada día, la prensa nacional informa de forma monótona la distribución de los productos alimenticios y de higiene personal, como si se tratara de algo que debemos agradecer hasta la muerte.

En un principio ―se recuerda bien― no importó que el cubano quedara humillado a la entrada de las “diplotiendas”, esperando a que el amigo extranjero le comprara un jabón, o un desodorante.   

Luego, proliferaron las tiendas en divisas, no con el objetivo de favorecer al cubano necesitado, sino de recoger dólares de sus familias, lo que representó sin dudas la primera tabla de salvación del régimen.

Pero, ¿qué ocurría en realidad que, ni aun así, el socialismo avanzaba como lo esperaban Fidel y Raúl Castro? El 22 de mayo de 2021, muerto y encerrado en una piedra Fidel, su hermano reconoció que el modelo económico cubano no incentivaba el trabajo ni la innovación, lo mismo que había dicho en 2010 el dictador mayor, en una entrevista concedida a la revista The Atlantic.

En su lectura del Informe Central del VIII Congreso del único partido cubano, Raúl Castro reconoció los “problemas estructurales” de la economía del país, pero siguió poniendo límites y trabas al sector privado, al que él mismo había dado inicio 10 años atrás con el fin de evitar la destrucción total del socialismo.

Aun así, el socialismo seguía destruyéndose a cada paso suyo.

En ese mismo discurso, celebrado a puertas cerradas y sin acceso de la prensa, Raúl se despidió como jefe de gobierno, con 89 años y sin dejar de decir que se podría consolidar el proceso inversionista ―hoy en crisis total―, aun cuando años atrás había reconocido que Cuba era el único país del mundo donde no se trabajaba. 

Por supuesto que no se debe a la capacidad de trabajo de los cubanos, sino al sistema socialista, que no produce riquezas.

¿Por qué el Estado insiste en mantener el dominio de los medios fundamentales de producción, y por tanto, el monopolio de los sectores clave de la economía, así como de las importaciones y las redes de comercio, manteniendo de esta forma la guerra contra el sentir del cubano? 

¿De qué vale subir los salarios, al mismo tiempo que aumentan los precios, si no se logra incentivar al cubano al trabajo, sino todo lo contrario? El descontento general aumenta, no hay acceso a divisas y la moneda cubana está devaluada y sin valor en el exterior. Así estamos.

¿Será que Raúl, en su senectud, no se ha dado cuenta de que con las nuevas medidas económicas y el “ordenamiento” todo está peor, de que está acabando de hundir al socialismo en el mar?

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.