MIAMI, Estados Unidos. — Cuba continúa sumida en una crisis económica sin precedentes en lo que va de siglo. Una de sus marcas es la elevada tasa de inflación, que tiene sus orígenes en la política de ordenamiento aplicada por el régimen de la Isla hace casi dos años.
De acuerdo con el economista Pedro Monreal, la tendencia al alza de precios se ha moderado en los últimos meses, pero no porque el país experimente una recuperación económica, sino porque se ha contraído el índice de consumo.
“La estadística oficial de precios indica que la relativa moderación del aumento interanual de precios de consumo desde mayo de 2023 no modifica el hecho de que en los primeros ocho meses del año la inflación se ha mantenido a un nivel muy nocivo para el bienestar ciudadano”, señaló Monreal, que advirtió que las cifras que publica el Estado no toman en cuenta el crecimiento de precios en el mercado informal.
1/8 La estadística oficial de precios indica que la relativa moderación del aumento interanual de precios de consumo desde mayo de 2023 no modifica el hecho de que en los primeros 8 meses del año la inflación se ha mantenido a un nivel muy nocivo para el bienestar ciudadano pic.twitter.com/SecDce3sGr
— Pedro Monreal (@pmmonreal) September 21, 2023
El experto sostiene que la inflación comenzó a dispararse al raíz de la llamada Tarea Ordenamiento. Desde entonces, “el crecimiento interanual de dos dígitos del Índice de Precios al Consumidor (IPC) se ha convertido en una siniestra característica ‘estable’ de la economía cubana”.
Según Monreal, el bajo poder de compra que tiene el cubano promedio se ve claramente reflejado en la tendencia al alza de precios, que ha sido constante desde 2020.
“En agosto de 2023 se compraba con 100 pesos cubanos (CUP) lo que un año antes se adquiría con 69 CUP y lo que costaba 34 CUP en diciembre de 2020, el mes anterior al inicio del ‘ordenamiento’. Los salarios y pensiones medias no han ‘acompañado’ esa dinámica de precios”, sostuvo el economista.
Para Monreal, todo ello conduce a una conclusión: “el deterioro general del consumo en 2023 habría sido un factor moderador del ritmo de crecimiento de la inflación”.
El experto advierte, además, que no será una situación fácil de revertir, ya que, con un crecimiento en 2023 menor que el esperado, habrá “menos ingresos presupuestarios que dificultarían reducir un déficit fiscal que sería cubierto con liquidez monetaria, debilitando la posibilidad de reducir la demanda agregada por esa vía”.
En ese contexto, el especialista lamenta que las autoridades estén más pendientes de la llamada bancarización “para remediar una alegada penuria de efectivo que en ‘hacer’ política monetaria. Asimismo, apuntó que, en estos momentos, la única “barrera” antinflacionaria que existe es el “empobrecimiento ciudadano”.