HARRISONBURG, Estados Unidos. — Este 14 de marzo se cumplen 131 años de la publicación del primer número del periódico Patria, órgano de prensa que se convertiría en el vocero de la “Guerra Necesaria” y donde se darían a conocer las Bases del Partido Revolucionario Cubano.
La creación de Patria, medio fundado por José Martí en Nueva York, fue una de las obras trascendentes del Apóstol debido a la significativa importancia que alcanzó como vehículo de expresión de las ideas patrióticas de cubanos y puertorriqueños.
Esa significación estuvo presente desde su primer número, donde fue publicado un artículo de Martí titulado “Nuestras ideas”, considerado también como un programa de la lucha que habría de librarse para que Cuba y Puerto Rico obtuvieran la independencia de España.
En ese artículo Martí dijo que el periódico surgía “por la voluntad y con los recursos de los cubanos y puertorriqueños independientes de Nueva York para contribuir, sin premura y sin descanso, a la organización de los hombres libres de Cuba y Puerto Rico, en acuerdo con las consideraciones y necesidades actuales de las islas y su constitución republicana venidera; para mantener la amistad entrañable que une, y debe unir, a las agrupaciones independientes entre sí, y a los hombres buenos y útiles de todas las procedencias que persistan en la emancipación”. Y en otra parte afirmaba: “Para juntar y amar, y para vivir en la pasión de la verdad nace este periódico”.
A este primer ejemplar del periódico “Patria” lo acompañó un suelto —atribuido también a Martí— donde se advertía que “Patria es un soldado. Para el adversario mismo será parco en respuestas y en vano se le querrá atraer a escaramuzas inútiles, porque cada línea de los periódicos de la libertad es indispensable para fundarla: aun el adversario hallará en nosotros más bálsamo que acero. El arma es para herir y las palabras para curar las heridas”.
Junto con Martí figuraron como redactores del periódico insignes patriotas e intelectuales cubanos, entre los que se encontraban Tomás Estrada Palma, Benjamín Guerra, Manuel Sanguily, Gonzado de Quesada y Aróstegui, Manuel de la Cruz, Francisco de Paula Coronado, Manuel Moré, Juan Fraga, Emilio Leal, Abelardo Agramonte, Federico Sánchez, Rafael Serra y Ramón Luis Miranda. A ellos se unió un nutrido grupo de colaboradores, todos inseparables de nuestra historia y de las culturas cubana y puertorriqueña.
Desde la publicación de su primer número el 14 de marzo de 1892 y hasta el 5 de octubre de 1895, cuando fue publicado el número 183, “Patria” salió semanalmente con una tirada de unos 1 500 ejemplares. A partir de esa fecha se publicó dos veces a la semana hasta que desapareció el 31 de diciembre de 1898.
Pero “Patria” fue mucho más que un vocero de la lucha por la independencia cubana y puertorriqueña, pues en sus páginas hallaron espacio numerosos artículos de reflexión sobre la situación de ambas islas y, muchas veces, en los sueltos que acompañaban las ediciones del periódico se publicaron discursos de José Martí, Carlos Roloff y Carlos Baliño, partes de operaciones militares, constituciones de varios países de América así como artículos de crítica artística y literaria.
En su afán de apropiarse de figuras icónicas de nuestra historia, la dictadura cubana manipula acontecimientos como este tratando de convencer a los cubanos sobre la identidad de las ideas de Martí y el engendro que todavía llaman Revolución.
Sin embargo, las ideas de Martí reflejan una vehemente toma de posición a favor de la democracia, la verdad y la libertad, tres conceptos muy ajenos al castrismo.
En 1885 el periódico La Nación, de Buenos Aires, publicó este pensamiento del Apóstol: “La prensa es un vigía que lo desentierra todo”. Y en otra ocasión afirmó: “Odio la pluma que no vale para clavar la verdad en los corazones y sirve para que los hombres defiendan lo contrario de lo que les manda la verdadera conciencia, que está en el honor, y nunca fuera de él”.
Estas dos frases bastan para sentenciar la ejecutoria de la prensa oficialista cubana, que depende de los ucases del departamento ideológico del PCC y del presupuesto que este le asigna.
Si la prensa oficialista fuera ese “vigía que lo desentierra todo”, ya hubiera hecho siquiera algún reportaje parcializado —otra cosa no puede esperarse— sobre crímenes aberrantes como la matanza de Río Canímar, el hundimiento del remolcador “13 de marzo” o el derribo de las avionetas de “Hermanos al Rescate”, por solo citar tres acontecimientos traumáticos de nuestra historia reciente. O habría buscado información en el Ministerio del Interior (MININT), el de Justicia o el Tribunal Supremo Popular sobre por qué los responsables de esos sucesos jamás fueron acusados. Sin embargo, esos hechos solo han sido abordados por esa prensa en escuetas notas periodísticas.
Si existiera en Cuba un verdadero periodismo revolucionario ya se habrían hecho reportajes sobre la realidad de nuestras cárceles dándole voz a los opositores a la dictadura que se encuentran en ellas, o se habría abordado el entramado procesal que hace del sistema judicial cubano una verdadera burla al debido proceso. O se hubiera indagado por qué la iniciativa legislativa protagonizada por Oswaldo Payá Sardiñas nunca fue viabilizada, a pesar de cumplir todos los requerimientos legales, o habría investigado la misteriosa muerte de este líder de la oposición cubana y de su acompañante Harold Cepero.
Esa prensa tampoco aborda el hecho de que jamás en la Asamblea Nacional del Poder Popular se da a conocer el monto asignado en el presupuesto al MININT o las FAR. Mucho menos investiga sobre el modo de vida de numerosos dirigentes y familiares de estos, que tienen, en un estado que se dice “proletario”, un tren de vida muy por encima de sus posibles ingresos y méritos.
Es una prensa que alejándose de la calamitosa realidad que vive nuestra patria no se adentra en el análisis objetivo de sus causas, sino que las obvia para reiterar un enfático discurso panglosiano.
La prensa de la dictadura castro continuista no existe para amar y vivir en la pasión por la verdad, sino para dividir, sembrar el odio entre cubanos y defender los espurios intereses de los dictadores.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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