LA HABANA, Cuba. – Miguel Díaz-Canel viaja a Europa y aprovecha el pretexto de su participación en la Cumbre Unión Europea-CEPAL para darse una vuelta por Portugal, en donde lo reciben con honores. Llaves de la ciudad, condecoraciones, sonrisas y abrazos del presidente lusitano. Quienes no saben de los grandes vínculos de la familia Castro con una de las familias más ricas de ese país europeo, dueña del Grupo Amorim, terminan preguntándose a qué se deben tantas atenciones, así como el hecho de que haya sido Portugal el lugar para su primera escala de larga estancia.
Los medios de prensa del régimen han divulgado extensa e intensamente la noticia y, como sucede siempre que se divulgan en la TV cubana demasiados abrazos y sonrisas con algún extranjero, demasiado énfasis en una simple escala aérea, la gente se pregunta qué está sucediendo o sucederá entre La Habana y Lisboa, más allá del paquete de 300 médicos que en breve comenzará a ser comercializado por el régimen.
Pero la foto divulgada por la propia página oficial de la Presidencia de Cuba, donde aparece el mandatario cubano junto a un grupo de empresarios portugueses, liderado por la señora Luisa Amorim, hija y heredera del millonario Américo Amorim —quien fuera hasta su fallecimiento en 2017 íntimo amigo de Fidel y Raúl Castro—, habla claramente de que el viaje de Díaz-Canel ha sido en principio la visita de un encargado de negocios que llega a rendir cuentas pero, además, a confirmar que los negocios con la familia Castro continuarán viento en popa.
¿Quién fue Américo Amorim y qué relación guarda con Cuba?
En enero de 2020 el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) accedió a unos 715.000 documentos que son conocidos como los “Luanda Leaks”, el que quizás sea el mayor escándalo de corrupción en África hasta la fecha. Isabel dos Santos, la hija del presidente angoleño José Eduardo dos Santos se revelaba como la mayor fortuna del continente, una buena parte de ella labrada incluso con ayuda de compañías estadounidenses, pero siempre en complicidad con el Banco Internacional de Crédito (con participación del Grupo Amorim de Portugal, acusado por varios medios del lavado de millones de euros).
De acuerdo con un artículo publicado en The New York Times, en enero de 2020 y replicado por otros medios, toda esa riqueza la obtuvo la llamada “Princesa de África” por medio de los decretos firmados por su padre desde su puesto de presidente de la nación.
José Eduardo dos Santos, al igual que Fidel y Raúl Castro, fue muy buen amigo de Américo Amorim, y este, a su vez, disfrutaba de la amistad de todos los mandatarios del antiguo bloque socialista de Europa del Este, en especial de los soviéticos, quienes lo ayudaron en los años 70, cuando mediante la reforma agraria el Gobierno de Portugal expropió a Amorim los campos de alcornoque que lo habían convertido en líder del mercado del corcho a nivel mundial.
El astuto empresario no solo inició una línea de contrabando de maderas y productos elaborados con los comunistas sino que, antes, incendió los bosques a punto de ser expropiados para reclamar el pago del seguro.
Poco tiempo después, terminó negociando con Fidel Castro, a través de los soviéticos, la instalación de una oficina informal, medio clandestina, en La Habana, para los negocios con la madera, que más tarde se fueron extendiendo a otras áreas de intereses, igual de secretas, como la importación y exportación de hidrocarburos —después del año 2000 por medio de acuerdos con Venezuela— y el turismo, un convenio que, según declaraciones a la prensa de la propia secretaria de Turismo de Portugal, solo se hizo oficial en papeles en mayo de 2017, con la visita de Ada Mendes Godinho a Cuba.
En la firma, efectuada en el Hotel NH Parque Central, estuvo presente Paolo Titolo, esposo de Mariela Castro, como representante del grupo Amorim en Cuba, de acuerdo con la información publicada por la prensa oficial.
En aquella ocasión, también se firmaron acuerdos para el otorgamiento de becas en la Unión Europea para la preparación del personal de turismo vinculado fundamentalmente a las empresas relacionadas con el Grupo Amorim, que hoy cuenta con cerca de una decena de hoteles en la Isla, de acuerdo con la información ofrecida por Belén Balanyá en el libro Europa S.A.: la influencia de las multinacionales en la construcción de la UE (Icaria Editorial, página 290), donde se le han atribuido a Amorim, en carácter de participación, hasta unas 40 instalaciones hoteleras en Cuba.
Lo interesante del acuerdo rubricado en 2017 por Paolo Titolo sobre financiamientos para la preparación especializada de personal es que obligatoriamente recuerda maniobras similares que, durante los años 80 del pasado siglo, condujeron a Américo Amorim a terminar acusado de fraude por la propia Unión Europea.
Según información del diario portugués Publico, en el año 2000 el empresario amigo de los Castro fue acusado de falsificación de documentos, fraude y desvío de dinero del Fondo Social Europeo. La Unión Europea exigió una indemnización con carácter retroactivo desde 1987, con base en la utilización fraudulenta de dinero para la “formación profesional” entre 1985 y 1988. Entre las irregularidades detectadas estuvo que el dinero no fue a manos de jóvenes profesionales porque eran becas ficticias.
En cuanto al negocio de las maderas, del cual el Grupo Amorim ha sido líder mundial con más del 30 por ciento de participación en el comercio global, aun sin poseer bosques propios en Portugal, es posible asegurar que en 2019 había trabajadores cubanos, entre obreros, técnicos e ingenieros forestales, contratados como colaboradores en los aserraderos Amorim de Cabinda, en Angola, de acuerdo con la información que se desprende de un trabajo científico de investigación dirigido a elevar la productividad de la empresa, una sociedad donde además tenía participación Isabel dos Santos.
El estudio fue publicado en la Revista Cubana de Ciencias Forestales, en el número de enero-abril de 2020 y lleva por título “Análisis de la calidad del aserrado de maderas tropicales en Cabinda, Angola”, realizado por los ingenieros cubanos Daniel Álvarez Lazo, de la Universidad de Pinar del Río, y Solange Silva Fuentes, de la Empresa Agroforestal Matanzas, en conjunto con especialistas de Angola y Ecuador.
La familia Castro es parte del Grupo Amorim
Es un error reiterado afirmar que Paolo Titolo, esposo de Mariela Castro, llegó a Cuba con el Grupo Amorim. Una confusión que los Castro no se han tomado la molestia de rectificar porque quizás les conviene, en tanto revela el desconocimiento de la verdadera relación entre Américo Amorim, fallecido en julio de 2017, y Fidel Castro. Y más tarde con Raúl, cuando su hermano comienza a ceder las riendas del poder.
Cuando el Grupo Amorim llega a Cuba en los años 80 su director general en La Habana era el portugués José Guimaraes. Solo en 2004, según el propio Paolo Titolo registra en su presentación de Linkedin, es que el italiano entra en la representación cubana y comienza a empaparse de los negocios y prepararse para, dos años más tarde, en 2006, sustituir al viejo Guimaraes (hombre de confianza de Américo y Fidel), lo cual fue pactado directamente por Raúl Castro durante su visita a Portugal en 2005.
Es bueno recordar que fue a partir de este viaje que se inició en la Isla un proceso de expulsión de empresarios extranjeros, probablemente con la intención de hacer lugar a la expansión del Grupo Amorim.
También el año 2005, casualmente, fue el momento de fundación del Banco Internacional de Crédito de Angola junto con Isabel dos Santos a través del cual se lavaron cientos de millones de dólares, hasta que en 2014 Américo vende su participación a la llamada “Princesa africana”.
La prensa ha dado razón de aquel encuentro entre Américo Amorim y Raúl Castro, del recorrido de este por las empresas del millonario en Vila da Feria, así como también hay constancia de varias visitas similares de Fidel Castro, la primera en 1998, en ocasión de la Cumbre Iberoamericana celebrada en Oporto. El buen amigo Américo aparece junto al dictador cubano en decenas de fotos tomadas en aquellas oportunidades, aprovechadas por ambos para consolidar los viejos acuerdos de la era soviética, que hoy se extienden a otras empresas portuguesas asociadas a Amorim como Engimov Construcciones S.A. y Engimov Negocios Inmobiliarios, que en Cuba tienen representación en la Zona Especial de Mariel como Engimov Caribe S.A.
Todas son reconocidas por la Cámara de Comercio de Cuba y dirigidas por los Castro a través del administrador italiano Paolo Titolo, un ingeniero graduado en Palermo que, sobre todas las cosas, tuvo la gran suerte de casarse con Mariela Castro Espín el 26 de diciembre de 1998 y entrar a la familia Castro. Ese clan que lo pondría al frente de los negocios de Américo Amorim con los únicos comunistas sobrevivientes de aquellos “tiempos de gloria”, los del contrabando de la madera y la explotación laboral disfrazada de trabajo voluntario en las fábricas y aserraderos.
La instalación de fábricas en los países comunistas en los años 80 fue la forma que encontró Américo Amorim de influenciar al bloque en el diseño de los planes quinquenales, según él mismo reconoció en 2003 durante una entrevista para la revista Fortuna & Negocios. Igualmente, los soviéticos ganaron por medio de Amorim el apoyo necesario para la introducción de diplomáticos del Este en Portugal y otros países del resto de Europa.
Por otra parte, Américo Amorim fue quien, a petición de Fidel Castro, convenció a Paulo Portas, vicepresidente de la Cámara de Comercio Portuguesa, para liderar una misión de empresarios a Cuba en 1998. El mismo año en que, según Belén Balanyá en su libro ya citado (Europa S.A.: la influencia de las multinacionales en la construcción de la UE), Américo Amorim se vio involucrado en otro escándalo, en contubernio con el Gobierno portugués por haber influenciado en la contratación de líderes empresariales para altos cargos de la administración pública del país. Ya para esa fecha el portugués invertía en varios hoteles de Cuba.
Los negocios de Amorim no se detuvieron ni con la caída del Muro de Berlín ni con la enfermedad de Fidel Castro. Continuaron con Raúl a partir del acuerdo de 2005. Precisamente ese año, según el diario Observador, de Portugal, Américo Amorim protagoniza lo que ha sido hasta hoy uno de los mayores negocios hechos por un empresario portugués. Recupera la empresa Galp Energía para el control nacional (donde también tuvo participación Isabel dos Santos), gracias al descubrimiento de reservas de petróleo en aguas profundas.
Es momento también en que el petróleo está haciendo ganar millones a los Castro. En el año 2000, bajo el Convenio Integral de Cooperación, Hugo Chávez comienza a enviar diariamente unos 53.000 metros cúbicos (m³) de petróleo a Cuba, en tanto en Angola la hija de José Eduardo dos Santos también incrementa su fortuna con los hidrocarburos.
Fue precisamente en 2005 que Venezuela elevó los envíos de crudo hasta los 92.000 m³ diarios, lo que representaba un 3,5 por ciento de la producción diaria de PDVSA. Entonces, Cuba —no se sabe con total seguridad a cuáles destinos—, reexportaba un excedente de entre 40.000 y 50.000 m³ diarios, pues el consumo total de la Isla era de unos 120.000 m³ y producía ella misma unos 80.000.
Por el momento no se puede asegurar que exista una relación directa con lo que estaba sucediendo en esos años sobre la base del comercio de hidrocarburos, pero según el diario Esquerda, de Portugal, en un artículo de julio de 2010, Américo Amorim fue la mayor fortuna del país en 2009, con un extraordinario crecimiento del 9,1 por ciento. Casualmente el mismo año en que Raúl Castro hereda formalmente las riendas del poder en Cuba.