En la última reunión ampliada del Consejo de Ministros, celebrada el 10 de mayo, Marino Murillo Jorge, jefe de la Comisión de Implementación de los Lineamientos Económicos, abordó la comercialización y la apertura de los mercados mayoristas de abasto de productos del agro, pero no hizo ninguna alusión al asunto de la producción agrícola alcanzada en el trimestre enero-marzo.
La producción de alimentos se ha convertido en una prioridad. Alcanzar la autosuficiencia alimentaria significaría reducir al mínimo el elevado monto de dinero que hoy se destina a la importación de alimentos.
Es por esta razón que la prensa oficial exhorta sistemáticamente a aumentar la producción de alimentos, y enfatiza en que todos los involucrados en esa tarea cuentan con el apoyo del gobierno para garantizar el cumplimiento de sus respectivos planes productivos.
Pero tal parece que esos propósitos son similares a los empedrados caminos que conducen al infierno, porque en los hechos, para que estos objetivos se materialicen, los productores privados tienen que enfrentar grandes obstáculos y dificultades, originados por los burócratas diseminados por las distintas instancias gubernamentales y empresariales, los cuales se ocupan de poner infinitas trabas para que el aumento de la producción agrícola no se materialice.
En el periódico Granma del 20 de mayo, el periodista Freddy
Pérez Cabrera, en el artículo titulado “Las trabas que frenan el desarrollo de las fuerzas productivas”, da a conocer la inmovilización por más de siete meses de 62 sistemas de riego diesel fabricados en Cuba y que fueron recibidos por la Empresa de Suministros de Trasporte Agropecuario de Villa Clara.
En todos estos meses dicha empresa ha vendido cuatro de estos sistema de riego, con una capacidad de de 1,3 hectárea, y, a pesar de la gestión de los productores privados y cooperativistas para adquirirlos, por el positivo efecto que tendría en el aumentos de sus cosechas, no ha sido posible. La empresa alega que hasta que no llegue la conversión de precio, no se pueden comercializar a personas naturales ni a cooperativas agropecuarias.
La prohibición de la venta de estos equipos de riego es entera responsabilidad del Ministerio de la Agricultura, que durante estos siete meses no le ha exigido al Ministerio de Finanzas y Precios la conversión de precio, lo que hubiese posibilitado su comercialización a aquellos que le hubieran dado una mejor explotación, con la obtención de mayores cosechas que las alcanzadas en el trimestre que acaba de terminar.
Sin embargo, a los burócratas de uno y otro ministerio les importa un comino. Para ellos, no es preocupación el retroceso que experimentó en estos tres primeros meses del año la producción agrícola.
En el trimestre, la provincia de Villa Clara logró sembrar y poner en producción solo 28 800 hectáreas de tierra. De esa cantidad, las empresas agropecuarias estatales a las que fueron asignados los sistemas de riego diesel (en siete meses han comprado cuatro), solo pusieron a producir 2 700 hectáreas, a pesar de todos los medios y recursos de que disponen.
Sin embargo, los campesinos, cooperativistas y usufructuarios de tierras, que todavía están a la espera de que les vendan los equipos, con todas esas dificultades y trabas que le imponen los burócratas del Ministerio de la Agricultura, lograron sembrar 24 900 hectáreas de tierra.
Llama la atención que en lo referente al monto de la producción agropecuaria alcanzado por la provincia de Villa Clara, en el primer trimestre, que ascendió a 178 900, las empresas agrícolas cosecharon a duras penas 27 000 toneladas. Las restantes 151 000 toneladas fueron acopiadas por los campesinos, cooperativistas y usufructuarios de tierra.
Estos resultados ponen al desnudo las injustificadas trabas que existen para que a los productores privados y cooperativistas se les dificulte adquirir los equipos e insumos que necesitan para obtener mejores cosechas.
Las altas producciones agrícolas alcanzadas por los productores privados y cooperativistas demuestran que no son las empresas agropecuarias las más productivas, sino el sector no estatal, el que contra viento y marea garantiza la alimentación de la población villaclareña.