HABANA, Cuba, febrero (173.203.82.38) – Dice la prensa oficial que ahora sobran los ojos para vigilar las torres de alta tensión levantadas en los límites de la provincia Villa Clara. Evitar los furtivos desmontajes de estas estructuras para su posterior uso en construcciones diversas, se ha convertido en un asunto de máxima prioridad para el país.
Los robos, siempre con el objetivo de llevarse los angulares, alcanzaron los tres dígitos en 2004, y aunque los periódicos optaron por omitir las cifras de incidencias en los años subsiguientes, es de presumir que se mantuvieran en niveles similares.
El descontrol, la falta de supervisión y la apatía, facilitaban las incursiones que milagrosamente no dieron lugar a un grave accidente. Al margen de las supuestas soluciones, todavía es prematuro abordar el tema como algo pasado, porque las causas que incentivan este tipo de hechos siguen vigentes.
La nota periodística asegurando que en el año 2010 sólo hubo un acto delictivo en la provincia vinculado al despojo de las torres que garantizan el servicio eléctrico a miles de casas y empresas, provoca incredulidad.
No es precisamente la transparencia lo que ha caracterizado a los medios de prensa nacionales durante los últimos 52 años. Al analizar los pormenores de los sucesivos robos, habría que preguntarse: ¿Cuántas personas tendrían que estar implicadas, bien por acción u omisión, en la cadena de delitos? No es un exceso asumir que en los saqueos han intervenido hasta comunistas, militantes del partido y la juventud. La red de protagonistas directos y cómplices podría ser muy amplia.
Para colmo de males, tanto los travesaños como los rieles de las vías férreas también se han convertido en piezas codiciadas por los ladrones.
En este apartado de las tropelías, saltan a la vista casos que podrían provocar serios accidentes ferroviarios, incluidos probables descarrilamientos.
los éxitos de todo tipo divulgados por la prensa suelen ser relativos. Es decir, que o son sobredimensionados o efímeros. Con esto quiero decir que los publicitados avances en la reducción de los actos de vandalismo contra las torres de alta tensión y las vías férreas, pudieran ser solamente una fragmentada visión del asunto, u otra falsa glorificación.
Esos ojos vigilantes que ahora son capaces de detectar substracciones ilegales, no son de fiar. Su capacidad es efímera. Cualquiera que viva en Cuba puede constatar, de muchas maneras, la validez de ese criterio.