LA HABANA, Cuba. – Desde lo ocurrido con los valerosos jóvenes del Movimiento San Isidro (MSI) el pasado año Cuba no está tranquila. Y está bien que así sea, porque hay calmas que matan.
En los últimos 120 días han ocurrido varios sucesos que no han escapado a la atención de las redes, la de la prensa oficialista y a la de muchos cubanos de a pie: colas ante los mercados a pesar de la pandemia; miles de policías en las calles listos para golpear y reprimir; constantes violaciones de derechos humanos; carencia de medicamentos, comida y otros productos; precios desorbitantes; multas abusivas; protestas de dueños de mascotas ante la indefensión de sus animales; espontánea presencia de algunas de esas personas ante el Ministerio de Agricultura exigiendo la promulgación de la Ley de Bienestar Animal; reclamos ante el retraso en la promulgación de otras leyes complementarias de ese engendro comunista llamado Constitución; sacerdotes católicos y pastores protestantes que desde el púlpito se han colocado del lado del pueblo; cartas de un lado y de otro dirigidas al presidente de Estados Unidos, Joe Biden; cientos de detenciones ilegales y arbitrarias de artistas, periodistas independientes y opositores pacíficos, etc.
Ahora una canción estalla en las redes con su mensaje de amor y esperanza para los cubanos y se convierte en un incordio para el castrismo. En menos de tres días el video del tema Patria y Vida, interpretado por Gente de Zona, Yotuel, Maykel Osorbo y El Funky, ha sobrepasado el millón de visualizaciones en YouTube.
Es conocido el papel preponderante de la música en la cultura cubana y ello, potenciado por las tecnologías de la información y las comunicaciones, constituye un serio problema para el régimen, tanto que las reacciones de quienes lo defienden por vocación o servidumbre no han tardado en arremeter contra esos músicos, a quienes les han endilgado los sempiternos sambenitos de traidores, asalariados del imperio, vende patrias, etc. Hasta el señor Miguel Díaz-Canel Bermúdez les ha dedicado una publicación en Twitter.
Al mare mágnum de insultos ─entre los que no ha estado ausente la intención de desconocer sus méritos como artistas─ se unió también el trovador Raúl Torres. Si me detengo a mencionarlo es porque me resulta significativa su reiterada vocación por defender y hasta loar a los autócratas cubanos, lo cual es su derecho, como también lo es el de otros criticarlos, mucho más cuando ocupan sus puestos sin haber sido elegidos por el pueblo.
Según publicó Diario de Cuba el pasado 20 de febrero, el trovador hizo una nueva canción titulada Patria o Muerte por la Vida, cuyo texto ha sido publicado por Cubadebate, la cueva de los talibanes del castrismo. Con esa obra responde a los músicos de Patria y Vida.
Raúl Torres acusa a los músicos residentes en Miami de haber hecho la canción por motivos económicos y por rentabilidad. ¿Y por qué habrá hecho su canción Raúl Torres? ¿Sólo para ofender a otros compatriotas?
Me gustaría que algún día Raúl Torres dijera a los medios de prensa cuál es su opinión acerca de que unos cubanos puedan organizarse pacíficamente y otros no, qué piensa acerca de que unos puedan hablar libremente y otros no, sobre que unos cubanos tengan medios para defender y propagar sus ideas y otros no y por qué unos cubanos pueden tener su partido y otros no. Y me gustaría que dijera si esas y otras muchas violaciones de derechos humanos que se comenten en Cuba las considera justas. Aunque siendo diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular puedo imaginar sus respuestas.
Lo cierto es que la canción de los músicos contestatarios a la dictadura que defiende Raúl Torres está dedicada a todo el pueblo cubano mientras que la del músico oficialista tiene como objetivo denigrar a los primeros, sólo porque defienden otro punto de vista diferente al suyo.
Raúl Torres despotrica en contra del capitalismo, un sistema en el que quiso probar fortuna cuando se estableció en España. Se ha afirmado que allá obtuvo más penas que glorias, que alguien lo libró de su adicción a las drogas y luego regresó a Cuba.
Desde su vuelta a la Isla se ha convertido en uno de los músicos icónicos del régimen y en un prolífico autor que ha compuesto canciones a Hugo Chávez y a su tocayo, el primer secretario del Partido Comunista de Cuba. A Fidel Castro le ha hecho tres canciones. También escribió una sobre el paso del huracán Mathew por Baracoa y otra al último accidente aéreo ocurrido en La Habana. ¡Vaya proactividad oficialista! Aunque todavía no le ha cantado a Nicolás Maduro, a Daniel Ortega ni a Humberto López.
Raúl Torres se ha unido al discurso que pretende manipular lo que está muy claro. La consigna “Patria o Muerte” jamás podrá ser un canto a la vida como pretenden hacernos creer los mercachifles del picadillo de soya porque el uso de la conjunción disyuntiva “o” –según el Diccionario Océano de la Lengua Española─ denota diferencia, separación o alternativa entre dos o más personas, cosas o ideas. En este caso el mensaje es claro: o hay patria o habrá muerte, consigna legitimada por Fidel Castro para acomodar los destinos de la patria a sus ambiciones: patria para él y sus conmilitones, muerte para todo el que se le opusiera. Para él la patria fue un espacio mental circunscripto a sus caprichos. En ese concepto jamás hubo espacio para la pluralidad y el disenso, ni siquiera dentro de la dictadura.
Por el contrario, en la canción Patria y Vida el uso de la conjunción copulativa “y” ha puesto en evidencia el sentido numantino de la consigna castrista. Es un texto donde subyace el sufrimiento de todo un pueblo y la necesidad de que acabe de levantarse en masa contra la dictadura, pero también es un canto de esperanza porque afirma que podemos tener patria y también vida, y vida plena, que es lo que siempre nos ha negado la dictadura.
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