LA HABANA, Cuba, marzo, 173.203.82.38 -Los opositores y activistas de la sociedad civil que asisten cada semana a las salas de internet de la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana, tendrán que imitar a los perros cuando sientan la urgencia de hacer sus necesidades fisiológicas, mientras esperan para entrar al edificio.
Si las urgencias apremian durante la espera en las inmediaciones del parque de Calzada y K, será necesario ocultarse detrás de los árboles o meterse en las escaleras de algún edificio cercano.
Ahora, además de las tradicionales acusaciones de propaganda enemiga y desacato, contra las personas que disienten del dogma oficial, podrían esgrimirse otras tales como exhibicionismo o actos contra el ornato público, si son atrapados en el momento en que vacían la vejiga o los intestinos.
Esta tragicomedia surge debido a la drástica decisión del encargado del único baño público existente en el área. Este señor ha decidido prohíbir la entrada a los servicios sanitarios a todo el que le resulte sospechoso de pintar consignas antigubernamentales en las paredes del local.
El viernes 9 de marzo, al filo de las 10 de la mañana, hubo una reyerta en el lugar a causa de la medida discriminatoria. Por fortuna, fue breve y sin lamentar secuelas físicas de las partes en conflicto.
“Aquí no van a entrar más. Ya está bueno de pintar cartelitos contrarrevolucionarios”, dijo el cuidador del baño como preámbulo a un encendido intercambio de insultos y golpes.
Después del incidente, entre el grupo de personas que aguardaba para entrar a los turnos gratuitos para acceder a internet, que desde hace varios años se ofrecen en la sede diplomática a todos los cubanos interesados, llovían las especulaciones en torno a si había algún listado de personas impedidas de entrar al baño, o si la decisión correspondería a la perspicacia del custodio en descubrir las intenciones de cada usuario.
Una alternativa que pudiera adoptar el celoso cuidador para evitar otros episodios de violencia, sería revisar el interior del local después de que lo usase alguna persona “sospechosa”.
La agresiva postura del simple cuidador del baño hace pensar que quizás lo hayan amenazado sus jefes con cesantearlo, si continúan las pintadas y los carteles contrarios a la ideología del gobierno.
También podría ser que el empleado tema ser catalogado como cómplice de los hechos, y perder su trabajo; porque aunque parezca increíble, en Cuba el cuidador de un buen baño puede ganar más dinero que un professional altamente calificado.
Diariamente, además de las personas que van a navegar por la red de redes, acuden a la sede diplomática norteamericana cientos de cubanos para gestionar visas de reunificación familiar o visitas. Cada usuario del baño da una pequeña propina al cuidador, que, sumadas, pueden ser una buena entrada para el hombre.
Lamentablemente, quien no comulgue con la filosofía del régimen y sea un reconocido disidente público, corre ahora el riesgo de ser vetado por el hombre de mirada huraña, que ha demostrado ser capaz de defender su puesto de trabajo a piñazo limpio.
Si no fuese tan molesto, sería risible: resulta que los baños públicos cubanos se suman ahora a la categoría de las universidades y las calles, que son solo “para los revolucionarios”.
Por si acaso el cuidador decide vetarlo, recomiendo a todo el que vaya a la Sección de Intereses que localice a tiempo un buen matorral por los alrededores, y lo peor es que por lares no abundan. Para mayor desgarcia, la zona está llena de cámaras con circuito cerrado y policías.