MIAMI, Florida, enero, www.cubanet.org -El primer trimestre del 2014 recién iniciado pudiera ser el momento de giro en la política de posición común europea sobre Cuba. En una entrevista a Europa Abierta de Radio Exterior de España el pasado 20 de enero Vicente Palacio, director adjunto de la OPEX de la Fundación Alternativas, dijo que algo se está moviendo en esa dirección.
Todo parece indicar que las cosas vienen por amplio consenso en un llamado diálogo transatlántico entre Estados Unidos y Europa en busca de fórmulas políticas y económicas que sustituyan las actuales y que consigan lo que ambos bloques no han conseguido pos separado.
En días anteriores ya había ocurrido un adelanto del tema por la visita del Ministro de Relaciones Exteriores del Reino de los Países Bajos a La Habana. En esa ocasión Frans Timmermans manifestó que ya era tiempo de que la Unión Europea actualizara sus relaciones con la Isla.
El canciller holandés habló de las transformaciones económicas puestas en práctica por el gobierno cubano y del deseo de la contraparte europea de contribuir a esos cambios mediante la cooperación en comercio, agricultura, salud, deportes y cultura sin dejar de mencionar el aspecto más importante: las inversiones.
Aunque el ministro Timmermans dijo que en sus contactos con las autoridades cubanas tendría presente el tema de los Derechos Humanos, como siempre hace a donde quiera que viaja, según remarcó, se desconoce si en esta ocasión se mantuvo esa continuidad en su agenda. Al menos a la prensa no trascendió que lo haya hecho. Lo que sí quedó claro en sus propias palabras fue el reconocimiento de que no tuvo “total libertad a la hora de elegir a las personas que podremos ver” durante su visita.
Pero más allá de las críticas al inmovilismo en la postura política todo hace predecir que el cese de la posición común está en la mesa de las decisiones, con las escasas reticencias de Alemania, Suecia o la República Checa. La intención apunta a cambiar posturas buscando aplicar aquello de que si no mantienes relaciones con un país es más difícil hacer que las cosas cambien en él. Según las palabras de Vicente Palacio en la entrevista radiada la posición debe reconsiderarse porque no ha servido de gran cosa para conseguir mayores aperturas y libertades políticas en Cuba. Al contrario, dijo Palacio, el posicionamiento europeo ha llegado a producir un cierto cansancio diplomático.
Una pregunta que no dejaron pasar los entrevistadores descubre las enmarañadas tramas de la política exterior dictada desde intereses de bloques económicos fuertes. Lo que no pudo conseguir el gobierno del socialista Zapatero que confió a su canciller Moratinos la misión de aliviar o cambiar la política común, enfrentando la férrea resistencia de la derecha española, ahora se enrumba por la misma dirección a toda marcha bajo el impulso de esa misma derecha en el poder.
A pesar de reconocer que el gobierno cubano siempre ha jugado al juego del gato y el ratón, en ese estira afloja donde hoy aprieta, mañana suelta y después vuelve a estrechar según convenga, desde España se insiste en que con una política abierta ellos podrán recuperar la interlocución firme sobre derechos humanos y libertades políticas en el futuro previsible de Cuba.
Para ello se requiere de más cooperación ayudando a que el país alcance un mayor grado de desarrollo permitiendo alcanzar mayores influencias de quien ayuda a ese desarrollo. Una lógica que en el caso cubano bajo el castrismo ha demostrado ser errónea. Nunca el sistema ha permitido que cuestiones de cooperación, ni siquiera las vitales que recibía del Este europeo, fueran óbice para su política interna y la manera de resolver las cosas a su arbitrio.
Mientras tanto, y a pesar de la posición común, las inversiones han aumentado desde Europa y otras regiones. En definitiva lo que diga la Unión sobre derechos y libertades no es de inquietar mientras el flujo de intercambios siga su curso actual sin que ello conlleve a aceptar lo que desde la Isla califican como injerencias en sus asuntos internos. En La Habana observa con mayor interés el pulso de los cambios en Washington.
Política por un lado y economía por otro parece ser la verdadera razón de todo este replanteamiento que trasluce en verdad el temor que otro ocupe “tu” terreno, como recoció el mismo Palacio al mencionar las competencias de China, Venezuela, Rusia y otros actores que pueden desplazar a España del terreno cubano.
A lo anterior se añaden los pasos de Estados Unidos y la imagen de Miami con un exilio en pleno desplazamiento generacional e ideológico. Un exilio al que se describe ansioso por que se abran las compuertas a los intercambios que permitan a Cuba desarrollo y prosperidad, donde lo que menos importa de inmediato es el cambio político. Es en resumen la percepción europea sobre una realidad que hace difícil mantener el equilibrio entre derechos e intereses.
Por otra parte sobre Cuba sigue pesando viejos clichés prejuiciosos de quien se estima superior. En la recién finalizada feria de FITUR celebrada en Madrid se dieron cita países de todo el mundo para mostrar sus potencialidades turísticas.
Los eslóganes utilizados para promocionar cada una de las muestras resaltaban las cualidades del sitio: España sol y playa, Brasil caliente, Australia lejana, Kenia emocionante, New York paraíso de compras, Islandia fría, florido Japón, Cuba….ardiente de mulatas y ron. Es de cuestionarse si en esa visión restringida sobre las virtudes turísticas de Cuba es la misma desde la que el mundo desarrollado aprecia el derecho que tienen los ciudadanos de la Isla al disfrute de democracia y libertades.