“Fingertips”, primer éxito de Stevie Wonder, con solo trece años
written by CubaNet | sábado, 13 de mayo, 2023 10:54 am
MADRID, España.- Ganador de 25 Grammy —cifra récord para un solista—, Stevie Wonder, uno de los más grandes de la música y que este 13 de mayo cumple 73 años, conoció el éxito desde su primer sencillo, “Fingertips”, que grabara cuando tenía poco más de diez años.
Este prodigio de la música, nacido en Míchigan, Estados Unidos, con cuatro años ya tocaba el piano a pesar de haberse quedado ciego a los pocos días de nacido. Con 11 años despertó la atención de Berry Gordy Jr., CEO de Motown Records Company.
Berry Gordy Jr. lo bautizó como Little Stevie Wonder —su verdadero nombre es Stevland Hardaway Morris— y firmó con él un contrato para su sello Tamla, en 1961.
Al año siguiente con este sello grabó “Fingertips”, que originalmente era un instrumental de jazz, concebido para The Jazz Soul Of Little Stevie, primer álbum de estudio de Stevie Wonder.
Se grabó en el Regal Theatre de Chicago, Illinois, una versión en vivo de dos partes: la primera parte, es el instrumental original, y en la segunda parte Stevie Wonder comenzó alentando al público con gritos de “Everybody Say Yeah”.
Con este tema Stevie Wonder se convirtió en el artista más joven en lograr un sencillo #1. Tras este éxito se eliminó el Little del apodo del músico, quedándose solo en Stevie Wonder, nombre con el que ha hecho historia.
En su larga lista de éxitos se encuentran los temas “Don’t drive drunk”, “I wish”, “Living for the city”, “Happy Birthday”, “Higher ground”, “Part time lover” y “I just called to say I love you”. Mientras que su discografía se compone por más de 40 álbumes, entre ellos Songs in the Key of Life, considerado por muchos uno de los mejores discos de la historia de la música.
La banda sonora del deshielo
written by Jorge Olivera Castillo | sábado, 13 de mayo, 2023 10:54 am
Mick Jagger y Stevie Wonder
LA HABANA, Cuba.- Si algo tendrá de memorable la actualización del socialismo en Cuba, bajo la batuta del general-presidente, es la actualización a la vez de su banda sonora.
El problema radica en que, en esta ocasión, los sostenidos y bemoles vienen del imperio y en estuches con cuños de cinco estrellas.
Los artífices del hipotético mejoramiento del sistema deben estar estudiando las formas de sacarle el mayor provecho a las hipotéticas actuaciones en La Habana de nada más y nada menos que The Rolling Stones y Stevie Wonder.
La afamada banda británica negocia con los comisarios del Ministerio de Cultura un megaconcierto en aire libre, a celebrarse en marzo próximo. Por su parte, el multipremiado cantante y compositor ciego, nacido en Estados Unidos hace 65 años y que mantiene intacta su capacidad de encantar a las multitudes con su talento, piensa estar por acá muy pronto, según anunciaron los integrantes del grupo vocal Take 6 en la capital de la Isla, en vísperas del concierto que ofrecieron el pasado sábado 26, en el teatro Karl Marx.
A juzgar por la talla de los músicos que ya preparan maletas para su debut en la mayor de las Antillas, esto podría ser solo el comienzo de un desfile de actuaciones que incluiría a otras luminarias.
De hecho tres de ellas han estado por estos lares, pero solo para tomar instantáneas de las ruinas, beberse un mojito y probar algún plato típico. Me refiero a Rihanna, Usher y Ludacris. Es muy posible que Stevie Wonder, con el que han actuado en numerosas ocasiones, se convierta en un factor esencial para que vengan a cantar en vivo y en directo.
Por supuesto que ese derroche de buena música estará acompañado de sus aderezos amargos.
No es necesario esfuerzo alguno para concluir que, junto a los anuncios y preparativos, el régimen bruñe su maquinaria represiva. Entre el bullicio y la histeria del público ante dos figuras icónicas de la música internacional, se advertirá la presencia de los ‘segurosos’, las escuadras de ‘chivatos’ y las brigadas de respuesta rápida, listas para entrar en acción, ante el menor desliz ‘contrarrevolucionario’.
Es más, aun dudo que Mick Jagger pueda entonar sus canciones en el Estadio Latinoamericano, con cabida para más de 55 000 personas. Es posible que las autoridades lo convenzan para que actúe en un área cerrada. La euforia del momento mezclada con el rechazo al gobierno que subyace en todos los estratos sociales, podrían dar pie a manifestaciones que se salgan de control.
Va y, a pesar de los riesgos, se deciden a darle el visto bueno a la agrupación que ha vendido alrededor de 250 millones de discos desde su fundación en 1962.
La decisión estriba en el balance de los costos y beneficios que hagan los sesudos del Ministerio del Interior. Obviamente que el baño de legitimidad ante el mundo sería más soberbio si el concierto se realizara en el mayor estadio de béisbol del país, que sin lugar a dudas estará atestado de personas.
Sería algo legendario y a la vez estrambótico. No es fácil asimilar que la banda británica serviría de pedestal mediático y político a una dictadura de corte marxista.
Por otra parte, son de sobra conocidos los escándalos de los Stones por consumo de drogas y el contenido explícitamente sexual de varias de sus composiciones, entre otros detalles que no encajan con el dogma implantado por el Partido Comunista desde comienzos de la década del 60 del siglo XX.
Pero, en medio de esta sucesión de hechos que refrendan la imparable marcha del deshielo Estados Unidos-Cuba ya nada debería sorprender. Es inútil empeñarse en detener un proceso colegiado entre las élites de poder que rigen el curso de la política y la economía mundial.
A raíz de las informaciones sobre la presencia de dos exponentes de lujo del rock y el R&B, no logro dejar de pensar en la probabilidad de quedarme sin ver, aunque sea desde lejos, a Stevie Wonder en la segunda edición del festival Havana Jam.
Un músico fuera de serie, que siempre he admirado y que jamás pensé verlo en los predios del castrismo.