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Cuba y los chismes de portal

COVID, pandemia de coronavirus en Cuba

LA HABANA, Cuba.- La mayoría de las personas en Cuba acostumbran a hablar en voz alta. Es por eso que cuando estoy en el portal de mi casa escucho algunas conversaciones de los que van caminanando por la acera. He sentido la curiosidad de anotar algunas de ellas; y las conclusiones que saco son muy claras: pocos hablan de cosas personales, la mayoría se refiere a los problemas que existen en el país, y que los afectan tanto a ellos como a sus familias, y a toda la sociedad.

De lo que he recopilado transmito algunos fragmentos. Son conversaciones que muestran lo difícil que es la vida para cualquier ciudadano en esta isla.

Esto es lo que dicen

-“No ha llegado el agua” “Tenía que entrar a las 12 y media” (en ese momento eran las 6 de la tarde / mi vecina  con la cobradora del agua).

-“He recorrido el barrio y no encuentro papel sanitario para el niño ni en MLC” (una mujer con un pequeño como de tres años en un coche).

-“Por si acaso puse: la Revolución cuida de los niños” (Un grupo de estudiantes de secundaria)

-“Ojalá que hoy no quiten la luz, porque ayer nos metieron dos apagones”. (Una pareja con dos niños en edad escolar)

-“Cincuenta pesos tres malangas, ¡que va! Yo no puedo con eso” (me comentó una señora que pasa de forma regular por la casa).

-“La noche entera sin dormir por el dolor de muelas, y sin una pastilla que tomarme” (un señor de la tercera edad, casi sin dientes, junto con otro muy parecido).

Me imagino que en cualquier lugar del mundo las personas que caminan por la calle o se encuentran con aguien conocido conversen de problemas quizás hasta triviales, pero en Cuba hasta las conversaciones están vinculadas a las dificultades del día a día. Esto permite afirmar lo difícil que se hace vivir en este país, convenciéndonos cada vez de que no hay solución para dichas cuestiones.

El discurso del régimen

Y es que fuera del lenguaje virtual y engañoso que mantiene el régimen, es inexistente una acción concreta que permita visualizar, a corto plazo, una solución. Al menos para algunos de los problemas que han durado más de 60 años.

Y es que siempre me viene a la mente el discurso de Raúl Castro en 2007, en el que planteó que todos los cubanos debían tener la posibilidad de tomarse un vaso de leche. Han pasado 15 años, se retiró la leche y ahora casi ni los niños pueden tomarla, porque se ha vuelto un artículo inalcansable e inexistente en el país.

Lastimosamente las familias cubanas, cuando los niños cumplen los siete años, no pueden suministrales más leche. Pero más doloroso es que muchos niños nunca han podido comer alimentos como el bistec de res; un buen pescado o mariscos. No han podido incluso tomarse un helado o un refresco. Y qué decir de ir a la playa, tener juguetes, al menos dos pares de zapatos; algo como una bicicleta, unos patines, o una muñeca.

De forma general la vida en el país es muy triste y difícil. Desde que el cubano de a pie se levanta, que no tiene café para desayunar porque la cuota apenas alcanza para tres o cuatro coladas, hasta cuando se acuesta, con la barriga vacía muchas veces, sobre todo al final del mes.

Como es natural todo ello se hace peor para los niños y los ancianos. Algunas personas de la tercera edad, con bajísimos recursos monetarios, resuelven sus momentos de hambre con té de yerbas como: hojas de naranja, guanábana, tilo, manzanilla e incluso paciflora.

La continuidad

No hay dudas que los que están en el poder en este momento son “continuidad”. Más bien podrían decir que son la secuela de lo mal hecho, y se mantiene en la misma línea sin importarle el pueblo para nada, y mucho menos el desarrollo del país.

Resulta difícil encontrar un “presidente” tan vilipendiado como Miguel Díaz-Canel, al frente de una dictadura que miente hasta frente a la Organización de Naciones Unidas. Esta semana afirmó que en Cuba no hay Servicio Militar Obligatorio.

Entretanto, para el gobierno de la isla la tarea del momento es lograr que la Cumbre de las Américas sea un fracaso, y para ello ya dieron instrucciones precisas a algunos de los mandatarios “títeres” de América Latina, para que comiencen el show de la no asistencia.

Para hacer este tipo de sabotaje eventos o desprestigiar a una personalidad, o a aquel que se oponga a la dictadura sí son eficientes. Para lo demás se sienten “bloqueados”, e incapaces de producir, dar servicios o crear cualquier tipo de bien material para ayudar al pueblo de Cuba a salir de este gran bache en el que está metido.

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No son los americanos los que tienen que poner fin al suplicio de este pueblo

cuba pueblo

LA HABANA, Cuba.- Es tanto lo que la dictadura habla de Estados Unidos y de su interés de hacerse dueño de Cuba que algunas personas piensan –de manera equivocada– que los americanos son los responsables de conseguir la libertad de nuestro país y, de hecho, la democracia. Sin embargo, la realidad es otra, solo se consiguirá el camino hacia un futuro mejor cuando el pueblo de Cuba lo decida, en el momento en que le diga basta a los que mal dirigen. Ya se hizo el primer ensayo el pasado 11 de julio de 2021.

Es por eso que aunque no nos gusten las decisiones que toma el presidente Joe Biden, tenemos que pensar que no son los americanos los que tienen que poner fin al suplicio de este pueblo; pero sí nos corresponde a nosotros los cubanos ejecutar hechos que les demuestren a los que detentan el poder que no los queremos, aunque la realidad diga que ellos lo saben, de manera perfecta.

El gobierno estadounidense tiene derecho a tomar sus propias decisiones; pero sin lugar a dudas es algo que se repite. Cuando hay una administración demócrata siempre hay conversaciones con dictaduras, en particular con la cubana, y aunque esta ha demorado algún tiempo, no iba a ser diferente. A muchos les hubiera gustado que mantuvieran una línea radical, pero como dice el refranero popular: “una cosa piensa el borracho y otra el bodeguero”; lo que implica que hay que acatar esta realidad y mirar para dentro de la isla, que es donde en verdad están las soluciones de todos los problemas de los cubanos.

Y es que el 11 de julio de 2021 marcó un antes y un después. Es cierto que el régimen se ha esforzado en incrementar el terror en el que ya vivía la población, pero hay quienes piensan: “de la cárcel se sale, de donde no se sale es de esta pobreza y mezquindad en que vive el pueblo cubano”.

A pesar de que Fidel y Raúl Castro fueron personas despreciadas por una parte del pueblo, la medalla de oro del odio hacia un dirigente se la ha llevado el actual presidente designado Miguel Díaz Canel. Es una persona vilipendiada por las masas y muy aborrecida.

Este 20 de abril, día de su cumpleaños, se llevó a cabo una gran represión contra los activistas y pueblo en general, se detuvieron personas -que incluso- no están vinculadas con alguna organización disidente, solo por el hecho de pensar diferente. Se sitiaron viviendas y se les impidió salir a la calle hasta altas horas de la noche a sus moradores.

Si no fuera tan cruel, daría lástima, quién puede celebrar con el mejor bufet del mundo, diseñado por la “ridícula” primera dama, teniendo en la conciencia las miles de personas que fueron reprimidas ese día para que no se escuchara en las calles un grito que es más popular que un pregón: “Díaz-Canel sin “casa”, “habitáculo”, “residencia”, “domicilio”, “morada”, “vivienda”; o como dice el lenguaje más vulgar “gao”.

Si la sociedad le tiene temor a la dictadura, en estos momentos el régimen obsoleto y sin encontrar una tablita donde agarrarse para no ahogarse le tiene más miedo al pueblo y a la posibilidad de otro 11 de julio, a medida que esta fecha se acerca.

En Cuba se están tomando medidas con algunas personas a quienes citan por el primero de mayo (Día Internacional del Trabajo) para advertirles que no pueden salir a la calle, ya que la marcha tumultuaria que han preparado, a pesar de tener el control de los sindicatos en los centros de trabajo, y como es lógico de todo el aparato represivo de la dictadura, ofrece la preocupación de que cualquiera lance el primer grito contra el régimen y se le unan los miles de personas que estarán en esa actividad.

Ya la humanidad vivió momentos como estos, en 1989 el caso de Nicolae Ceausescu, en Rumanía, les deja a los dictadores un recuerdo poco agradable de algo que les puede suceder.

La situación del régimen es bien difícil, aunque ellos quieran hacer ver que es color de rosa. Tanto desde el punto de vista social como económico, recuperar los niveles de apoyo que tenía (aunque no eran suficientes) es ardua tarea con tendencia a imposible. Y en materia de política, la solidaridad con Rusia en la guerra contra Ucrania los ha dejado mal marcados en el mundo.

Para donde quiera que se viren tienen dificultades, es por eso que se reinventan un éxodo masivo, para ver qué le pueden sacar a los americanos. ¡Claro! el hecho de que hayan logrado tener una reunión a altos niveles ya se puede considerar un punto para sus oscuros propósitos desestabilizadores de la región.

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Pueblo contra pueblo no puede ser la solución

Cuba, Pueblo Policía, Régimen cubano

LA HABANA, Cuba. — Lo leí en un grupo de intercambio de divisas en Facebook. En un comentario a una publicación de venta de dólares, un usuario amenazaba a un vendedor con denunciarlo a la policía si no le rebajaba la tasa de canje a menos de 70 pesos cubanos, a pesar de que esta última cifra igual superaba la tasa oficial de 24 por 1, de modo que aún así el acto de compra-venta, en su carácter clandestino, continuaba siendo castigado por la ley.

Es decir, un cubano oprimido que está violando la ley y que, sin dudas, pretende emigrar o revender los dólares que adquiere de manera ilegal en el mercado negro, amenaza a otro cubano oprimido con entregarlo a la policía si no se pliega al chantaje. Un acto mezquino, sin dudas, pero no un hecho aislado, y en esto radica mi principal preocupación porque, en la misma publicación, más de uno apoyó la idea de denunciar al vendedor que propusiera los dólares a más de 70, incluso bajo el argumento de que vender a mayor precio “es un abuso contra los pobres cubanos que solo quieren comprar dólares para salir de este país”.

Un “razonamiento” (por llamarle de algún modo) que no solo se equivoca al descargar todas las responsabilidades —culpabilidades— sobre lo malo que hoy sucede en Cuba en los hombros del sujeto equivocado, sino que traduce la irracionalidad y la hipocresía que se han vuelto práctica común de una parte considerable de la población, esa que, curiosamente, se debate en una disyuntiva infernal: la de escapar de la Isla o permanecer en ella bajo un sistema político opresivo.

Gente que, pretendiendo huir de un régimen policial, recurre a la denuncia ante las fuerzas represivas como chantaje contra un semejante. Gente carente tanto de dignidad como de sentido común que, paradójicamente, se escuda en la represión para conseguir escapar de esta.

Una aberración similar fue la disputa entre una “colera” y una “revendedora” que presencié no hace mucho en uno de los tantos tumultos frente a una tienda donde habrían de vender pollo congelado y aceite. Aunque las mujeres se dedican a dos trabajos marcados no solo como ilegales, sino, además, mediáticamente criminalizados (y, por tanto, estratégicamente responsabilizados por la dictadura con la crisis de desabastecimiento que nos azota desde mucho antes de la pandemia, producto del manejo de la economía en beneficio de una élite militar), ambas en medio de la trifulca se amenazaban con delatarse, apelando a la complicidad de cierto “amigo policía”, gracias al cual se las dejaba delinquir “en paz”.

También por estos días, cierta “figura pública” me ofreció, casi como en un acto de suprema “bondad”, su fórmula personal para “no buscarse problemas”. Algo similar a lo que hace el conocido e intocable super negociante de barrio al que la policía le perdona la vida porque los 26 de julio cuelga una bandera rojinegra en su balcón y, lo que es mejor, siempre está disponible para “combatir al enemigo”.

Ambos “métodos para permanecer a flote”, por cuanto llevan de obediencia extrema, fingimientos y actos de cobardía, no son muy diferentes a lo que sucede con el delator chantajista y las coleras apadrinadas por represores.

Todos son modos de actuar que, aun como consecuencia de los devastadores efectos sociales de una dictadura prolongada en el tiempo, no se justifican como actos de sobrevivencia, no en este punto crítico al que hemos llegado como pueblo oprimido, explotado, silenciado. Estamos en una situación “terminal” donde es posible determinar a las claras quién en realidad tiene la culpa de cada cosa buena o mala que nos sucede, pero, sobre todo, de definir precisamente ese estado conclusivo de la dictadura, cuán cerca estamos del fin de la opresión y, por tanto, que ya es hora de echar a un lado definitivamente esas “estrategias” que acrecientan el “pantano nacional”.

Quizás algunos años atrás, cuando sin Internet ni redes sociales no nos dejaban explorar la cruda realidad más allá de la familia y el barrio, cuando la “información” nos llegaba de a poquitos y por las vías controladas por el Partido Comunista, se justificaran —aunque solo a la luz de la ignorancia total— ciertas “ingenuidades” que hicieran de los actos de repudio y la “chivatería” un ejercicio de “normalidad”. Pero al día de hoy, cuando ya sabemos de lo que son capaces contra una multitud que toma las calles para protestar de manera pacífica, y cuando es evidente que les importa más construir hoteles que viviendas, comprar patrulleros y no ambulancias, es condenable prestarse, desde la condición de oprimidos, a la delación y persecución policiales.

Tal como van las cosas de excedidas en asuntos de represión, tan evidentes y sobrados en actos de prepotencia —lo cual traduce desesperación—, incluso fingir que nada nos afecta y quedarnos callados (“no meternos en política”) nos debiera mover al desprecio de tales actitudes porque, ya sin apoyo expreso, verdadero, el régimen se conforma (porque gana tiempo) con nuestros silencios, nuestra inmovilidad y, mejor aún, con nuestra complicidad aunque esta llegue bajo la forma de un “simple acto de sobrevivencia”.

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El pueblo que somos, y el que creemos que somos

Cuba, OCDH, derechos humanos, represión

LA HABANA, Cuba.- Entre muchas otras patologías, la crisis ha destapado una especie de bipolaridad entre los cubanos. Quien los escucha en las colas, expresando su mala voluntad contra el desgobierno de Díaz-Canel y sus inútiles ministros, no se explica cómo la gente no está en la calle, dando guerra hasta que esto se caiga. La dictadura puede mentir todo lo que quiera a través de sus medios de comunicación, pero la realidad es innegable. El apoyo popular es una mentira tan grande como la soberanía alimentaria o la letanía de que “se están dando pasos” para mejorar lo que sea.

La más reciente bajeza pronunciada por el ministro de economía, Alejandro Gil, ha acomplejado a no pocos cubanos que dicen ansiar la oportunidad de sonarle “par de galletazos” por tamaña desfachatez. Pretender, con su barriga compacta y ancho rostro que es “un cubano de a pie”, ha sido una de las peores ofensas lanzadas por el ministro a los miles de insulares que duermen en las colas e intentan mantener el ritmo frenético de la supervivencia aguantando dolores por la escasez de medicinas.

Motivos hay de sobra para tomarse mal sus palabras. Sin embargo, el insulto con que han reaccionado los cubanos al cinismo de Gil, es el signo opuesto a la pasividad ciudadana que se aprecia en un video, grabado con evidente temor, donde cuatro oficiales de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) someten de forma muy violenta a un muchacho. Incluso uno de ellos le propina dos fuertes golpes en el estómago mientras los otros lo sujetan.

Todo ocurrió delante de vecinos que únicamente abucheaban y repetían: “no le den”. Un chico, tan joven como el agredido, se plantó delante del oficial más violento para decirle que dejara el abuso, y por toda respuesta se llevó una sarta de puñetazos a discreción. Nadie hizo nada. El mismo pueblo que se ofende por la insolencia del ministro de economía y dice estar dispuesto a partirle la cara, se queda inmóvil cuando la policía la emprende a golpes contra adolescentes desarmados.

El video en cuestión hace saltar de impotencia a cualquiera. Los miembros de la PNR ya superaron por mucho a la policía de Batista. Las pocas personas que vivieron esa época y todavía conservan sus recuerdos intactos aseguran que los batistianos eran “de anjá”, pero lo que se está viendo los dejó en pañales; así como Fidel Castro superó en horror y crueldad a su predecesor.

La prensa independiente no puede acceder a las cárceles para reportar lo que allí sucede, pero abundan los testimonios sobre abusos y torturas a los presos políticos del 11 de julio. Aunque los cotorrones del oficialismo se presten para maquillar los hechos, o simplemente negarlos, ¿quién podría poner en duda la veracidad de esos relatos después de ver cómo se comporta la policía en las calles, a plena luz del día, delante de todo el mundo?

Es lastimoso ver el grado de violencia que podría sufrir cualquier ciudadano en cualquier momento; pero peor es comprobar que el miedo sigue paralizando a la gente ante tanta injusticia. La cobardía del pueblo garantiza la impunidad de los sicarios de la PNR y sus superiores, incluyendo la Seguridad del Estado. No hay mayor insulto ahora mismo que las condenas a los manifestantes del 11 de julio, ni el aplomo con que el ministro de a pie dice que las tiendas en dólares seguirán abiertas, ni el código penal extremadamente severo que han preparado para asegurarse de que Cuba jamás tenga ciudadanos en el estricto sentido del término.

Es tonto fantasear con arriarle una golpiza a Gil o a Murillo cuando no se tiene el coraje de hablar públicamente de las causas por sedición que ahora mismo están tronchando juventudes. Los cubanos se encuentran todavía lejos de empezar a cazarles la pelea a los esbirros de la dictadura, sea cual sea el órgano represor al que pertenezcan. No tiene sentido aspirar a romperles la cara a los ministros que se desplazan en carro y rodeados de personal de seguridad, cuando en la esquina están los policías que extorsionan a una madre colera, a un carretillero que no tiene licencia, o a una anciana que revende cigarros para permitirse dos comidas diarias.

Esos abusadores desandan los barrios con su porte de narcojefes, como los delincuentes que son en realidad; pero no les lanzan una piedra, ni les gritan un insulto. Lo mismo pasa con los chivatones. Todo el mundo sabe quiénes son y el daño que causan, pero en lugar de ponerlos en jaque los dejan hacer. Nadie, ni siquiera los guapos que propinan galletazos imaginarios a los ministros, les hacen pasar un susto.

Hay un abismo entre el pueblo que creemos ser y el que realmente somos. No se entiende tanto malestar porque Gil se dijera cubano de a pie, si al paso que vamos terminaremos descendiendo hasta la alcantarilla.

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El pueblo cubano no se dejará amordazar por mucho más tiempo

  “(…) de los derechos y opiniones de sus hijos todos está hecho un pueblo,

y no de los derechos y opiniones de una clase sola de sus hijos”.

José Martí

LA HABANA, Cuba.- La gastada justificación de los ineptos gobernantes cubanos de que es el “bloqueo” el culpable de la grave situación económica por la que atravesamos ya no convence. Eso quedó demostrado el 11 de julio, cuando miles y miles de cubanos se lanzaron a las calles y avenidas de barrios, pueblos y municipios a lo largo y ancho de la isla gritando consignas como: “¡Libertad!”, “¡Abajo la dictadura!”, “¡No tenemos miedo!”, “¡Que se vayan!”, “¡Patria y vida!”, y “¡Díaz-Canel, singa’o!”. Esta última muy bien sincronizada: a la voz de “Díaz-Canel”, los manifestantes coreaban “¡singa’o!”. Después de escuchar a nuestros ciudadanos clamar con tanto arrojo, no quedaban dudas de que los cubanos sabemos quiénes son los verdaderos culpables del desastre que sufre nuestro país.

El castrismo ha intentado culpar al gobierno de Estados Unidos de las protestas masivas en todo el país, pero en realidad ha sido el acceso a internet y las redes sociales lo que ha propiciado aceleradamente que más cubanos abran los ojos y nos ha unido más como pueblo. A través de la red de redes hemos podido conocer lo que sucede en el mundo, así como en otros puntos de nuestro país, cómo piensa el cubano de a pie, los abusos y atropellos que se cometen contra nosotros, las desigualdades sociales, la buena vida y las prebendas de la cúpula y sus familiares.

Esto lo sabe la dictadura, por eso cada vez que ocurren protestas, como las del 11 de julio, bloquean el servicio de internet, o finalmente lo cortan de manera que no se puede acceder ni siquiera usando VPN. En días recientes han promulgado el Decreto-Ley 35, el cual ataca a quien exprese opiniones en redes sociales, divulgue noticias sobre la realidad cubana, convoque a manifestaciones pacíficas o haga reclamos a cualquier institución gubernamental. El objetivo de esta nueva ley mordaza no es otro que legalizar la represión en el ciberespacio.

Ya el 14 de mayo en el programa Hacemos Cuba José Luis Reyes Blanco, jefe del Departamento de Procesos Penales de la Fiscalía de la República de Cuba, afirmó en su comparecencia que nuestra legislación permite juzgar en ausencia a las personas que subviertan el orden nacional, así como pedir su extradición, pues existe cooperación jurídica internacional para ello. El funcionario se refería en especial a los “influencers” que comentan y denuncian los desmanes de los comunistas.

Pero aunque la dictadura castrista basa su dominio en el terror, no podrá mantener amordazado por mucho más tiempo a un pueblo que ha decidido vivir en libertad, que exige el fin de las trabas y del control sobre la vida de cada ciudadano, trabajar y disfrutar del fruto de su trabajo. Los cubanos cada vez se arriesgan más por alcanzar el bienestar en la isla. Es que después de más de sesenta años de prometer un futuro mejor, mientras el presente es cada vez más incierto, crece el descontento por la escasez generalizada, sobre todo de alimentos y medicamentos, por la indolencia y corrupción en todas las esferas de la sociedad y las mentiras e ineficiencia del gobierno para presentar soluciones.

Los cubanos necesitamos libertad, libertad para expresar nuestras opiniones, para eliminar la colectivización de los bienes y que cada ciudadano pueda desarrollar sus iniciativas sin el absurdo y diabólico tutelaje gubernamental que tanto daño le ha hecho al país y a nuestra sociedad.

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Yomil estalla contra Díaz-Canel por crisis sanitaria: “La culpa es del gobierno no del pueblo”

Yomil

MIAMI, Estados Unidos.- El reguetonero cubano Yomil (Roberto Hidalgo) publicó este viernes en su cuenta de la red social de Instagram un video en el que responsabiliza al gobierno de Miguel Díaz-Canel por la crisis epidemiológica que vive Cuba a causa del coronavirus, y aseguró que definitivamente la culpa no es del pueblo, como quiere hacer ver el gobierno.

“Si hay un pueblo que ha hecho caso a todas las medidas que ha impuesto el gobierno ha sido el cubano, pese a las miles de multas que han puesto por solo bajarte el nasobuco para fumarte un cigarro. La culpa es del gobierno cubano, es de ustedes”, dijo el músico.

Yomil explicó que la responsabilidad recae en el régimen por la “ineficiencia de los políticos y cuadros, del sistema y de usted Díaz-Canel. La culpa es de ustedes por dejar cerrado un país al turismo interno y abrírselo al turismo externo”, reclamó.

“Es por eso que Matanzas está colapsando, porque Matanzas es Varadero, todos los turistas entran por ahí. Y sabrá Dios cómo habrá sido el proceso de aislamiento y los PCR a los turistas, y y posiblemente haya sido entren y hagan lo que ustedes quieran porque ya se vacunaron con la Sputnik, la vacuna rusa”.

Yomil señaló que la culpa de la actual crisis sanitaria en la isla no es del cubano, que sigue pasando diez mil trabajos, necesidades, obligado a pasar interminables horas en colas para comprar alimentos y productos de primera necesidad.

“Estamos fundidos porque llevamos más de un año en una pandemia, y en vez de salir de ella lo que estamos es entrando”, manifestó el popular músico.

“Díaz-Canel, hermano, bote a todos esos cuadros y políticos que son unos burócratas, antiprofesionales, que no aportan ni dan soluciones, que solo restringen, solo ponen trabas, traen problemas, y más necesidades. No hacen nada. Ponga a muchachos emprendedores que tengan ganas de hacer”.

El ex integrante del famoso dúo cubano Yomil y El Dani criticó el reunionismo y aseguró que es por eso que “el país no avanza ni lo hará”, y aseguró que este último rebrote del coronavirus en Cuba es a causa del turismo.

Vea el video completo aquí:

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Última parada en pueblo escondido

Cuba, cubanos

MIAMI, Estados Unidos.- Resulta muy difícil describir la vida diaria del cubano promedio. Algunas veces hablas con personas que te dicen: “puede estar sucediendo lo que cuentan, pero todos lo aceptan sin protestar”, y es verdad, tienen toda la razón. Aunque a nivel social hay alguna que otra persona que protesta, algo que no se veía unos años atrás, de forma general el pueblo admite todas las medidas antisociales que toma la dictadura, y aún más, agacha la cabeza.

Es ya costumbre que la dictadura diga que lo que hace es en nombre del pueblo, satisfacer necesidades sociales y publicitarlas, de forma que Díaz-Canel es el que cura las injusticias sociales, no se sabe muy bien si con limonada, que es la base de todo.

Le dicen al pueblo que la salud, la educación, los hogares de ancianos, etc. son gratis, pero eso no es cierto, en este país las cosas se pagan hasta con la falta de libertades. Es una realidad que cada vez es menos lo que le dan al pueblo sin cobrárselo.

La inflación se está comiendo todo lo que los más pobres pueden haber ahorrado, e incluso los deja sin tener acceso al mercado.

En lo que va de año la sociedad se dejó imponer la Tarea Ordenamiento, permitió que se quedara sin “valor de uso” el dólar estadounidense, y en estos momentos se está inyectando de forma masiva un candidato vacunal que quieren poner a la altura de las vacunas contra el coronavirus más eficientes en el mundo.

El odio que se inculca a la sociedad crece de forma constante, ya no es solo Humberto López con sus programas televisivos en contra de los que disienten, también está el odio contra los coleros, los que venden viandas por las calles, los que tienen algún negocio particular y hasta con los que ejercen su carrera de forma privada, sin permiso de la dictadura.

Pero este odio que se inyecta al tejido social desde que el niño comienza a ir a la escuela y tiene que decir “Pioneros por el comunismo, seremos como el Che” tiene su efecto en algunas personas, que llegan a creer que las cosas se hacen por el pueblo, como, por ejemplo, inyectar el candidato vacunal Abdala, el que han subido al cuarto lugar entre todas las vacunas que se han creado en el mundo contra el virus chino.

Sin saber las secuelas que puede traer esta inyección, y aún conociendo que a muchos lo que les inyectan es un placebo, las personas como corderos de un rebaño acuden a su médico de la familia para ser administrados con las dosis.

Y es que hay un altísmo nivel de adoctrinamiento en los medios de comunicación masivos, todos al servicio de la dictadura. Es como si les lavaran el cerebro, e incluso aquellos que no están de acuerdo con lo que está sucediendo en el país se prestan para ser inoculados en la fecha que les corresponde. A algunos –incluso– los están dosificando en los centros de trabajo.

Por su parte, el país en la actualidad está descapitalizado, la dictadura ha dilapidado los bienes que podían encontrarse en la isla, de todo tipo, y por último ha querido hacerse dueño de todos los dólares. La mezcla de estas situaciones abusivas, de hecho, con la población, ha traído como consecuencias un colapso económico, que unido a la pandemia y a los grandes inventos del régimen hacen que falte de todo, incluyendo la medicina y los medicamentos.

Se lleva un récord de los que mueren por el virus chino, aunque no sabemos si se puede confiar en estas cifras, pero no se llevan cuentas de la cantidad de personas que mueren por los graves problemas del Sistema de Salud, desde la falta de una ambulancia hasta lo que deben medicarse aquellos que tienen enfermedades crónicas. En algunos municipios del interior ni siquiera tienen carros fúnebres para darles un entierro digno.

Se ha desperdigado lo que sucede con respecto al virus chino y las personas, como se dice de forma popular, se han tragado el anzuelo, convirtiéndose en peces fáciles de capturar.

Por supuesto, cuando hay que dar la cara al pueblo sobre algo que no funciona o ha salido mal ahí está el embargo para cargar con la culpa. No importa que sea la pérdida de un sembrado de calabaza o un proceso inversionista que no funcionó por las malas condiciones que ofrece la dictadura a los que quieren invertir en Cuba; siempre que salgan a la palestra pública a explicar cualquier suceso que interfiere en la vida de la sociedad ahí está la muleta del embargo para apoyarse en ella.

Se puede explicar entonces que el régimen ama tanto a los que están en la pobreza absoluta en el país que incrementa la ausencia de todo cada día, para proliferarlos.

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El corralito es cada vez más estrechito

Colas en un banco de La Habana dólares

LA HABANA, Cuba.- Al castrismo le ha dado otro berrinche y la ha cogido nada menos que con los dólares. La noticia de que a partir del 21 de junio no se podrán realizar depósitos en efectivo tiene a los cubanos perplejos, nerviosos y en muchos casos escépticos, porque tratándose del mismo régimen que creó las Casas del Oro y la Plata para saquear toda prenda de valor en manos del pueblo; que ha penalizado y despenalizado a conveniencia la moneda estadounidense; y que en medio de una pandemia ha impuesto comisiones abusivas a los envíos de remesas en dólares, algo hay detrás de tan repentina decisión.

La gente no anda preocupada por tener miles de dólares bajo el colchón. Por ambiciosas que sean las conjeturas del Comité Central, la mayoría de los cubanos tienen el dinero justo para comprar lo que necesitan, y si ahora no dejan de cavilar y buscar las posibles razones del incomprensible timonazo, es porque no se deciden entre las dos únicas opciones que les ha dejado la dictadura: ir corriendo ahora mismo al banco para poner en la tarjeta lo que tengan, o guardarlo hasta ver cómo se comporta el valor del dólar en el mercado informal de divisas. El desplome que algunos pronosticaron no bien fue anunciada la medida, es poco probable.

Casi todas las reflexiones sobre el tema parecen dar, de algún modo, en el clavo. La suspensión temporal de los depósitos en efectivo pudiera responder a una estrategia del régimen para sembrar pánico y acaparar miles de dólares de un solo golpe, con el objetivo de liquidar algunos de los pagos atrasados a sus acreedores; o frenar la devaluación vertiginosa del pobrísimo peso cubano frente a la divisa estadounidense. Lo que nadie se cree, por más que lo repitan en la Mesa Redonda, es que los dólares acumulados en las bóvedas del Banco Central de Cuba han perdido su valor de cambio porque no se pueden depositar en ninguna parte.

Si esos fondos fueran realmente inutilizables por el momento, ¿qué mejor uso que vender al menos una parte en las Casas de Cambio, donde los cubanos no han podido comprar un solo dólar desde que se creara la red de tiendas en moneda libremente convertible (MLC)? Sería justo facilitar el acceso a la única moneda con valor real en el mercado cubano a quienes no tienen familiares en el extranjero, ni abundancia de pesos para comprar los dólares en el mercado informal, cuya tendencia es siempre ascendente.

Asimismo, este sería el momento ideal para que las personas naturales y jurídicas que tenían cuentas en dólares desde antes que comenzara la coyuntura, la pandemia, el experimento MLC y el Ordenamiento, y que no podían retirar por falta de liquidez, acudieran a los bancos para extraer su dinero y tenerlo a buen recaudo, considerando que la economía cubana es más volátil que nunca. Sería interesante conocer la respuesta de las entidades bancarias a los ciudadanos que quieran aprovechar este momento singular, en que las bóvedas están atestadas de la moneda “enemiga”, para recuperar lo que casi daban por perdido, o devaluado en extremo, que es prácticamente lo mismo.

Ninguna de estas dos cosas ha ocurrido, porque nada de lo que se decide en el Olimpo castrista tiene como objetivo mejorar la miserable vida del pueblo. Mientras los cubanos ponderan las posibles consecuencias de la nueva medida, e intentan avizorar la próxima movida del régimen en cuestión monetaria y cambiaria, varios visitantes extranjeros han sido vistos en la Habana Vieja, a pesar de que aún no está permitido el turismo de ciudad. Solos, en parejas o en pequeños grupos, recorren las calles del centro histórico, a veces guiados por algún joven de barrio que se desvive por mostrarles esta Habana empobrecida y siempre sucia, con o sin aguaceros.

Los nacionales, ocupados en el ajetreo, atentos a no perder el turno en la cola de la tienda MLC, ni siquiera se fijan en la rareza. Quizás no recuerdan que las autoridades declararon que los turistas internacionales serían llevados a los cayos o a Varadero; pero lo cierto es que aquí están, caminando entre nosotros con la mascarilla al cuello, sin preocuparse por esquivar las elevadas multas que la policía impondría a cualquier hijo de vecino por violar las normas sanitarias.

No es descabellado pensar que el régimen, bajo una tremenda presión social y política, con las finanzas en coma, se prepara para abrir el país al turismo pese a los nuevos récords de contagio por Covid-19. Recientemente fue anunciada la próxima emisión de tarjetas prepago por el Banco de Crédito y Comercio, a razón de 200, 500 y 1000 USD, que podrán ser utilizadas para cualquier transacción dentro de Cuba. Con prontitud se aclaró que las mismas serán destinadas a los visitantes que arriben a la Isla, y no podrán ser adquiridas en pesos cubanos de acuerdo al cambio oficial (24×1). Es muy probable que los dólares acumulados sirvan para respaldar esas tarjetas, que a la vez garantizan su circulación y permanencia en las arcas de la dictadura.

Sea cual sea el propósito de la restricción que ha puesto en alerta a los cubanos dentro y fuera de la Isla, lo cierto es que el corralito se hace más estrecho para un pueblo al que le van quedando cada vez menos vías de subsistencia. La medida es arbitraria, malintencionada y peligrosa; tanto que da la impresión de que el régimen pone adrede su granito de arena para que los cubanos se lancen en masa a una acción cívica definitiva. Como están las cosas, es difícil saber si se trata de decisiones políticas disparatadas, o son meras provocaciones para ver cuánto más podemos aguantar.

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Para el régimen los americanos son culpables de todo

Humberto López

Humberto López, Cuba, Derechos régimen
Humberto López (Foto: ICRT)

LA HABANA, Cuba.- El régimen que durante más de seis décadas ha manipulado el pensamiento de los cubanos piensa que puede seguir haciéndolo e incluso ha reinventado la fórmula. El pueblo no conocía de las actividades de los disidentes, por el contrario, se ocultaba todo lo que tuviera que ver con los que se oponen a la dictadura, hasta ahora, que se anuncian las acciones que de forma supuesta van a ejecutar.

Al igual que los Estados Unidos de América tiene un Secretario de Prensa en la Casa Blanca, nombrado por el propio presidente, ahora el régimen tiene un vocero oficial en el Noticiero Nacional de la Televisión Cubana, en su emisión estelar de las 8 de la noche, con la diferencia que todo parece indicar, por la información que posee, que está subordinado al Ministerio del Interior.

Y no es que la comparación sea válida, pero seguro que el régimen la haría en caso de ser cuestionado, porque la costumbre para explicar cualquier cosa es justificarse con lo que hace Estados Unidos de América.

Para que no quepan dudas, el pasado 11 de marzo este “periodista” demostró que servía como plataforma para de lanzamiento del acoso que las fuerzas represivas emplean hacia los activistas independientes. Durante su presentación nocturna, esta persona desmontó “acciones secretas de la contrarrevolución” que se llevarían a cabo en la Plaza de la Revolución, y al día siguiente se ejecutaron detenciones arbitrarias y acciones de hostigamiento vinculadas con lo que había dicho durante su intervención en el informativo nocturno.

Estas pretensiones subversivas a las que se refiere Humberto López se organizan desde los Estados Unidos de América, en esta ocasión culpó a Omara Ruíz Urquiola.

Llamó a comprender por qué no se cita la fuente de información, que proviene de dentro de la Isla, de los propios organizadores que cuentan y revelan. Como es natural está queriendo decir que tienen escuchas en los teléfonos, o que tienen agentes infiltrados en las organizaciones.

Cuando usted analiza esta situación, que es inusual en los medios de comunicación cubanos, puede afirmar que hay otros métodos, pero con el mismo objetivo: desinformar a la población jugando con su subconsciente.

Para reafirmar esta explicación está la nueva estrategia con el lema de Patria y Vida, que ahora resulta a ser que quien lo dijo por primera vez en Cuba fue el difunto Fidel Castro, al que todos ahora llaman “La Piedra”.

Ha sido tan grande el impacto de este lema que no han tenido más remedio que tratar de cogérselo para ellos, lo que indica que desde el punto de vista político no andan nada bien; y tiene que ver con el hecho de que la política se enlaza con la economía y la sociedad. La dictadura, a través de todas las estructuras que tiene en la base, le toma el pulso de manera diaria al pueblo para saber cómo piensa.

Resulta ridículo que después que tanto criticaron la canción y que hablaron tan mal de sus intérpretes, acompañado de arrestos, mítines de repudio y otros tipos de hostigamiento y amenazas por pintarse en el cuerpo Patria y Vida, o por poner algún cartel en la fachada de la casa, ahora sea la propia dictadura la que está sacando afuera la consigna.

Esto tiene una sola explicación, no pudieron con la canción, no pudieron con la intervención en el Parlamento Europeo y no pueden ya con el pueblo. Entonces como son continuidad, quieren convertir el revés en victoria.

Es en este momento donde tiene que jugar la inteligencia de los que han promovido todo este desastre político y la puntuación negativa que se ha anotado el régimen. No se pueden dejar amilanar porque como se dice en el lenguaje del pueblo hayan cambiado de “palo pa’rumba”. Patria y Vida es el lenguaje que ha entendido el pueblo y la dictadura nunca ha hablado el mismo lenguaje que nuestra sufrida sociedad.

Si dicen de forma oficial que esta es una consigna “revolucionaria”, entonces se puede poner en voz alta la canción que interpreta este grupo de artistas con esta frase; se puede pintar en las paredes de la fachada de las casas; se puede escribir en el torso de los hombres; se pueden repartir volantes que lo recuerden y no habrá por qué reprimir a los que lo hagan.

Además, se supone que dejarán de ser los americanos los responsables de que se haya divulgado este tema musical, y los mercenarios autores y otros que se sumaron dejarán de serlo, porque puede entenderse que las figuras del Estado, que desde hace unos pocos días atrás están repitiendo y exaltando el lema, pueden parecer también mercenarios del imperio.

Haría falta saber qué es lo que van a mandar a decir al vocero oficial del régimen en el Noticiero Nacional de Televisión; porque con esta nueva actitud parece que lo han puesto bien difícil. Aunque basado en todo lo que ha hecho hasta ahora no debe ser un gran problema, pues hay cara dura para eso y mucho más.

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Ante la escasez, para el pueblo lo que hay es claria y yogurt de soya

alimentos materias primas Cuba

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Trabajadores empaquetan las salchichas elaboradas en la Empresa de Producciones Alimentarias (PRODAL). Foto ACN

MIAMI, Estados Unidos.- Ante la falta de materias primas importadas que impiden la elaboración de alimentos para la población, empresas estatales cubanas han recurrido a pescados como la claria y el ronco, así como al yogurt de soya, informó la Agencia Cubana de Noticias (ACN).

La directora de calidad y desarrollo de la Empresa Productora de Alimentos (PRODAL), Dagmary Rodríguez Meulener, dijo al medio de prensa oficial que la entidad cuenta con una alta experiencia en la producción de alimentos y se centra en la elaboración de una gama de productos congelados, embutidos y salchichas.

La Industria Alimentaria aseguró que, debido al déficit de recursos procedentes del exterior, el gobierno se ha enfocado en producciones nacionales de pescados, harina de arroz y de maíz, salvado de trigo y migas de pan.

Así mismo, Rodríguez dijo que, aunque no se llega a satisfacer la demanda, PRODAL entrega entre 40 y 89 toneladas diarias de productos “que llegan a los clientes con buena calidad, por lo que son muy aceptados en el mercado”.

Por su parte, Chelenin Darias Jorge, director general el Complejo Lácteo de La Habana, aseguró que dicha empresa estatal tiene entre sus producciones más destacadas la línea de miragurt y minidosis de mantequilla, la cual comenzó hace apenas un año y “goza de gran popularidad”.

La fábrica también produce 80 toneladas diarias de yogurt de soya para la venta a través de la libreta de racionamiento, las meriendas escolares, el Servicio de Atención a la Familia y la venta liberada.

Así mismo, dice la nota oficial, el Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria (GEIA), perteneciente al Ministerio de la Industria Alimentaria, cuenta con 92 empresas, que abarcan 25 actividades independientes del procesamiento industrial de alimentos y la cadena productiva del sector pesquero.

Estas entidades, señala también el texto, “tienen la misión de posicionarse en los mercados objetivos, con productos innovadores mediante un procesamiento industrial que satisfaga las tendencias de los clientes, a la vez que logren una gestión alimentaria eficiente”.

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