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¡Qué no se le ocurra sentarse en la Silla de Gibara!

Cuba Manuel Marrero; Primer Ministro

LA HABANA, Cuba.- Hay algunos municipios que pasan casi inadvertidos dentro de la isla de Cuba, solo se conocen por determinadas actividades, a veces hasta culturales. Ese es el caso de Gibara, una ciudad que se encuentra al norte de Holguín y que algunos han dado por llamar “La Villa Blanca”, en honor a su pueblo pesquero.

Gibara fue fundada el 16 de enero de 1817 y recientemente cumplió 205 años. Según información estadística de 2021, tiene 71 430 habitantes. Allí se desarrolló desde 2003 el Festival Internacional de Cine Pobre, fundado por Humberto Solás, y a partir de 2016 comenzó a llamarse Festival Internacional de Cine de Gibara.

El sábado 15 de enero el primer ministro Manuel Marrero Cruz acudió a Gibara para la celebración de la villa, ya que es diputado por este municipio a la Asamblea Nacional del Poder Popular. Durante su recorrido planteó en un discurso que se habían resuelto tres problemas en el barrio Los Caneyes: fue reparada la escalinata; hay una nueva farmacia y una nueva bodega.

Todo esto acompañado de la alocución “optimista” en la que plantea, igual que lo hizo el designado presidente, que “así, arrancándole pedacitos a los problemas, vamos avanzando”.

¿Cuántos años más tenemos que esperar para ver estos avances o cuántos pedacitos tenemos que arrancar? Escuché a una persona de la tercera edad exclamar: “Señores, es que esta gente no tiene vergüenza”

Todo parece indicar que Manuel Marrero Cruz deberá buscar donde sentarse, porque la Silla de Gibara no aguanta el peso de sus mentiras y ni siquiera la fragilidad de sus promesas.

Habría que preguntarle: ¿dónde quedaron los problemas de la vivienda, del transporte, de la alimentación, de la medicina y otros tantos que afectan –no sólo a Gibara– a todo el país?

Parece que él no estaba en la reunión en la que la directora nacional de la vivienda, Vivian Hernández Salazar, informó que al cierre del año 2021 quedaron 89 496 pisos de tierra por erradicar y 8 907 cuarterías, aunque el que sabe lo que pasa en Cuba piensa que las cifras son bajas.

Claro, el primer ministro tiene que atender asuntos más importantes que la forma en que malviven los cubanos. Ya lo explicó el diario ABC de España, y es que su hijo –Manuel Alejandro– necesita alardear en las redes sociales sobre sus viajes en avión privado, fiestas y comidas caras. Los hábitos de grandes privilegios que tiene esta nueva generación de dirigentes son, sin lugar a dudas, continuidad de los de “La Piedra” y su familia, y contrastan con las miserables condiciones de vida que padece la gran mayoría del pueblo de Cuba, conociendo que más de la mitad de los cubanos viven por debajo del índice de pobreza.

¿Y cuántos de nosotros podemos alimentarnos tres veces al día, con desayuno, almuerzo y comida? En estos difíciles momentos quizás una cuarta parte de la población; pero sin utilizar leche en el desayuno, porque se ha convertido –casi– en una mala palabra.

Sin embargo, hay personalidades internacionales, dirigentes de países  y hombres de negocio a los que el pueblo de Cuba y su situación de miseria no les interesa para nada; por ejemplo, Miguel Fluxá Roselló, que es presidente ejecutivo de Iberostar, uno de los grupos hoteleros más importantes de España que comenzó la reapertura escalonada de sus hoteles  y ha previsto abrir una docena de ellos en Cuba. Hay que recordar que entre Iberostar, Meliá y Barceló operan el 70% de los hoteles en la isla.

Este señor viene con frecuencia al país y le gusta fotografiarse con los altos dirigentes, en particular con Manuel Marrero Cruz. Siempre recibe una atención especial, quizás por ello no le interese para nada la situación de los cubanos de a pie y el sufrimiento de cientos de familias que atraviesan por el mal momento de tener sus hijos presos.

Pero como dice el refrán: “Hay muchos Marcos Pérez en Buenavista”, y al igual que él otras personalidades que en sus países defienden la democracia vienen al nuestro a regodearse con la dictadura a sus más altos niveles. Incluso países europeos, donde se dirige de forma democrática, son capaces de hacerle donaciones de millones de euros al régimen. Quizás para que la primera dama se compre “sus carteritas” y los ridículos vestidos que usa.

Cada día que pasa los que vivimos en estos momentos nos convencemos que habrá un nuevo 11 de julio, pero con más bríos y más personas en la calle, para exigir una vida digna para nuestro pueblo.

Es imposible seguir sufriendo las necesidades del día a día y también padecer de la desidia de los que desde arriba miran a los cubanos con desprecio. Este cansancio de espíritu que tenemos los que vivimos en la Isla se va a revertir en una gran ola de protestas, más temprano que tarde, porque las personas no resisten más y todos no tienen los recursos para viajar, ni las condiciones de salud y tampoco de edad para volver a empezar de cero en cualquier país del mundo.

Que no piense la dictadura que los juicios escandalosos que está llevando a cabo, sentenciando a jóvenes con más años de prisión que sus edades, va a poner freno a las ansias de libertad de todo un país.

ARTÍCULO DE OPINIÓN
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La Cuba imaginaria en Facebook

MIAMI, Estados Unidos.- Facebook parece ser el más accesible medio social para los cubanos de la isla, por lo cual se ha vuelto una suerte de país imaginario entre aquellos que se desempeñan en el ámbito de la cultura.

Cada día, artistas, escritores e intelectuales vinculados a la plataforma suben sus publicaciones, que pueden ser intrascendentes o comprometidos contra las numerosas injusticias que sufren los cautivos de la dictadura cubana.

El socialismo tiene que ver mucho con la ausencia de opciones. Estas personas creativas, en esencia, están sujetas, no obstante, a estrictas rutinas a veces agotadoras por pedestres.

Durante la rebelión del pasado 11 de julio, en la isla imaginaria de Facebook salieron a la palestra con renovada pasión artistas que en muchas ocasiones han puesto en riesgo su obra y su propia vida, exigiendo los más elementales derechos humanos.

Algunos, al ver los desbordamientos populares espontáneos, consideraron que era necesario participar a como diera lugar, y luego los hechos o las declaraciones que emanaban de tales riesgos eran compartidos en la plataforma social para tratar de movilizar ideas y acciones que, en el plano real, enseguida comenzaron a ser duramente reprimidas.

En el universo virtual, sin embargo, el ímpetu de rebeldía se va disipando, es insostenible en el caso cubano porque hay muchos asuntos de supervivencia cotidiana que deben ser atendidos para sobrevivir el día a día, entre los cuales figura la rigurosa vigilancia del régimen.

La dictadura confía en tal agotamiento y los nombres de artistas que llevan más de dos meses presos, como Hamlet Lavastida, Luis Manuel Otero Alcántara y Maykel Osorbo, han sido sustituidos por frivolidades propias de personas que viven en democracia, donde los asuntos de la política suelen ser ignorados, sin mayores consecuencias.

El país imaginario que manifiesta Facebook, sin embargo, nos permite acercarnos a las tribulaciones de la nación real que es Cuba. Es allí donde nos enteramos del aumento de masturbadores en diversos sitios de La Habana y de la indiferencia de transeúntes ante las quejas de una mujer agraviada por los exhibicionistas.

También de una joven que es vejada hasta extremos inauditos cuando se ve rodeada de enfermeros encanallados que hablan de “carne” y “carniceros”, pocos minutos antes de ser sometida a un legrado, sin la más mínima consideración humana.

A veces leo lo que dicen amigos y conocidos procedentes de Cuba, con los cuales he departido en Miami cuando las visitas eran más frecuentes, y no me parecen la misma persona.

Los embarga un exceso de cautela, rayana en el miedo, y todavía quieren convencernos de que la dictadura cubana sería más tolerante y llevadera si no la acosaran tanto sus enemigos. Les pertenece como una réplica automática para cada comentario que estimen lesivo al castrismo. Si mencionas a las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), te responden que Valeriano Weyler inventó los campos de reconcentración, en el siglo XIX.

En la Cuba virtual de Facebook, un director de cine hace mofa de la tensa situación producida por la rebelión del mes de julio y luego se tiñe de luto cuando la pandemia empieza a diezmar a sus allegados.

Hay otros foristas que la emprenden contra la novela de turno por un giro o manipulación inconcebible en su argumento, critican a los directivos de la televisión que siempre han hecho posible estas chapucerías en nombre de la pureza ideológica, y no reciben la más mínima satisfacción pública por su inútil pataleta.

A veces les da más resultado a estos críticos divulgar sus artes culinarias y esperar elogios de los coterráneos que no encuentran los ingredientes para repetir las recetas.

Está la directora de cine que siguió, minuciosamente, los éxitos de la isla durante las Olimpiadas recientes y argumentaba, en textos tramitados, el origen humilde de los deportistas, la importancia del “Patria o Muerte” emitido por uno de los mismos, y todo lo que le deben a la “revolución”, sin la cual no hubieran alcanzado sus medallas.

Pero en la Cuba imaginaria de Facebook hay hechos extraordinarios como el del director de cine que ha llamado “asesino” a Díaz-Canel, en varias ocasiones, y sabemos de la accidentada realización, así como de los éxitos del filme “Corazón azul”, tal vez el más postergado en la historia de la censura nacional.

Es verdad que cada día se lee menos en el feed de la Cuba virtual ¡Libertad para Lavastida!, quien ahora parece haber agregado COVID-19 a su ordalía personal.

Pero habrá que esperar al próximo alzamiento, tanto del pueblo como de la parte de su intelectualidad solidaria, para que la indiferencia política de los cubanos se haga añicos ante la necesidad perentoria de libertad.

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EDITORIAL: Cuba ha escogido el camino de la libertad, es vital no dejarla sola

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LA HABANA, Cuba. – El 11 de julio ya entró en la historia de Cuba como la verdadera jornada de la rebeldía nacional. Los miles de cubanos que se lanzaron a las calles en casi todas las provincias, acosados por el hambre, la escasez de medicinas, la falta de libertades individuales y el incremento de enfermos y fallecidos por COVID-19, desmontaron en cuestión de horas la grotesca farsa de 62 años y el discurso de contrarrevolución pagada por la CIA que el régimen castrista ha retomado con insistencia desde los sucesos del 27 de noviembre de 2020.

Entre gritos de “Libertad”, “Patria y Vida” y “No Tenemos Miedo”, la chispa de la insurrección prendió en el pueblo de San Antonio de los Baños y se extendió por toda la isla, desatando una fuerte represión policial. Quienes vivieron El Maleconazo admiten que nunca habían visto cosa parecida, por la masividad y simultaneidad de los sucesos. La dictadura, como cabía esperar, apostó por el discurso agresivo y prepotente. Durante una accidentada comparecencia en la televisión cubana el mandatario Miguel Díaz-Canel, visiblemente nervioso, respondió con la retórica gastada, culpando al embargo y al gobierno de Estados Unidos. En su diatriba, tan débil como errática por momentos, terminó llamando a una guerra civil al recalcar que “las calles son de los revolucionarios” y que los defensores del régimen quedaban convocados a enfrentar las legítimas protestas ciudadanas que calificó de “provocaciones orquestadas desde el exterior”, un planteamiento absolutamente falso.

Si tal fuera la agenda del exilio, entonces deben admitir que esta se haya en perfecta consonancia con la del pueblo, a quien el gobierno de Díaz-Canel jamás consultó si estaba de acuerdo con la dolarización de la economía, la entrada de turistas rusos en pleno rebrote pandémico, la exportación de doce millones de vacunas a Venezuela cuando solo se han inmunizado poco más de un millón de cubanos, el envío de medicamentos a Nicaragua mientras los  hospitales de la isla carecen hasta de analgésicos, y tantas otras decisiones importantes que han sido tomadas unilateralmente, demostrando que la agenda de la cúpula nada tiene que ver con las necesidades del pueblo.

Si las manifestaciones fueron organizadas por el exilio, entonces Díaz-Canel debe reconocer que la comunidad cubana de Miami tiene un poder de convocatoria muy superior al del castrismo, y que la oposición interna está muy bien organizada de una punta a la otra del archipiélago, algo que siempre han negado.

Díaz-Canel mintió sin atragantarse, protegido por la maquinaria mediática al servicio del Partido Comunista de Cuba y por la interrupción de internet a nivel nacional, que impidió conocer de primera mano lo que realmente ocurrió en San Antonio de los Baños, donde camiones repletos de Boinas Rojas arremetieron contra los manifestantes, golpeando y arrestando a decenas antes de que él llegara y se paseara rodeado de agentes de la Seguridad del Estado por un pueblo desierto. En el resto de las provincias, la Policía Nacional Revolucionaria, las Tropas Especiales y los esbirros de la Policía Política descargaron su brutalidad contra los manifestantes, muchos de ellos mujeres. Se ha hecho viral la imagen de un fotógrafo de la Agencia AP, a quien fuerzas policiales le rompieron la nariz mientras registraba la protesta frente al ICRT, en la cual resultaron detenidos con violencia varios jóvenes artistas.

La convocatoria al odio, promovida por Díaz-Canel, ha desencadenado trágicos sucesos en apenas tres jornadas. El país ha quedado incomunicado para evitar que el mundo observe en tiempo real la brutalidad y el ensañamiento de las Tropas Especiales contra los ciudadanos. En pocos días se sabrá el número real de muertos, heridos graves y arrestados, pero por el momento la dictadura representada por Díaz-Canel y dirigida desde las sombras por la familia Castro está siendo llamada por su nombre en el mundo entero.

Díaz-Canel ha declarado que Cuba no necesita ayuda humanitaria y el canciller Bruno Rodríguez Parrilla ha negado que se produjera un estallido social, catalogando las acciones del 11 de julio como “disturbios, vandalismos e indisciplinas por parte de elementos contrarrevolucionarios”. Pero el régimen, y toda Cuba, sabe que no fue un puñado de cubanos aquí y allá, sino decenas de miles en todo el país, ciudadanos inconformes con la terrible situación que atraviesa la isla, y a quienes Díaz-Canel insiste en catalogar de “mercenarios o revolucionarios confundidos”, enfatizando una vez más su menosprecio por el derecho de los insulares a pisar fuera del rígido marco ideológico trazado hace seis décadas.

Los sucesos del 11 de julio evidenciaron que el cambio que Cuba exige no es cosa de mercenarios pagados por la CIA. Hay una voluntad popular genuina que rechaza la gestión de Díaz-Canel y la prolongación de un sistema político que ha dejado al país en condiciones de vulnerabilidad extrema, sumido en una corrupción político-administrativa infranqueable, en todos los niveles.

En este contexto crucial para el futuro de la isla algunos “analistas” han dejado entrever la posibilidad de que el presidente Joe Biden levante las restricciones sobre las remesas, una concesión que iría en sentido opuesto a la libertad plena a que aspiran los cubanos. El problema de Cuba no va a resolverse poniendo más dinero en manos de una dictadura que tiene como premisa la improductividad y cuyo dominio sobre el pueblo se sustenta en políticas económicas desequilibradas, cuasi feudales. Liberar las remesas equivaldría a acomodar al régimen en su hábito de importar para revenderles a los ciudadanos, en moneda dura y a precios súper inflados, las baratijas que sus socios de China y la Unión Europea le facilitan a costos ínfimos. Más que un gesto de buena voluntad, sería contraproducente. Mientras el Estado capitalice todos los recursos y vías de inversión no habrá oportunidad de crecimiento para el sector privado, ni el común de los cubanos.

Cuba ha escogido el camino de la libertad y, a juzgar por el mensaje de Díaz-Canel, solo la alcanzaremos a costa de nuevos traumas y muertes. Si los países democráticos nos tienen verdadera estima, que estén atentos, el castrismo no dudará en sacar el ejército contra nuestros ciudadanos indefensos, y entonces se sabrá cuánto valen realmente los votos de afecto y solidaridad que las naciones libres no se cansan de expresar hacia “el pueblo cubano”.

Hoy, 14 de julio, Cuba sigue desconectada del mundo por decisión del Partido Comunista. Este silencio impuesto es una amenaza mortal de la cual deben estar muy pendientes los cubanos en todas las latitudes. Díaz-Canel aseguró que el cambio solo será posible por encima de los cadáveres de los revolucionarios, pese a que la oposición cubana es pacífica y lo ha demostrado con creces.

Quienes sueñan con una Cuba Libre no quieren muertos, pero si los hubiera, del bando que sean, toda la culpa será de la familia Castro, Miguel Díaz-Canel, del Ministerio del Interior, las Fuerzas Armadas y la prensa oficialista, que sigue dispuesta a negar lo que es evidente, contribuyendo con su falta de ética a la impunidad de los asesinos.

Dentro de la isla, los cubanos seguirán tomando las calles, con dolor de Nación, con orgullo de Nación. Es vital, urgente, no dejarlos solos.

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Se estima que el régimen recaudó más de 50 millones de dólares la última semana

bancos cubanos dólares

LA HABANA, Cuba.- De acuerdo a cifras obtenidas por CubaNet en condición de anonimato, se estima que el régimen cubano pudo haber recaudado más de 50 millones de dólares solamente entre el 11 y el 20 de junio del presente año. Los depósitos en USD se realizaron en los bancos cubanos luego de que, según la Resolución número 176/2021 del Banco Central de Cuba, el gobierno diera un ultimátum alegando que la medida respondía “a los obstáculos que impone el bloqueo económico de Estados Unidos para que el sistema bancario nacional pueda depositar en el exterior el efectivo en dólares estadounidenses que se recauda en el país”.

La medida fue anunciada el pasado 10 de junio, y los bancos estuvieron recibiendo depósitos hasta el día 20 del mismo mes. Aunque se anunció que sería una disposición temporal, en esos días se observaron largas colas en las diferentes sucursales bancarias del país para realizar depósitos en la moneda estadounidense, única con la que es posible comprar en las tiendas en MLC (Moneda Libremente Convertible), eufemismo utilizado por el castrismo para referirse a los USD.

Una fuente bancaria consultada por CubaNet aseveró de manera anónima por temor a represalias que, por ejemplo, solamente en el municipio de Melena del Sur, provincia de Mayabeque, una de las sucursales del Banco de Crédito y Comercio (BANDEC) recogió 1.3 millones de dólares. En una de las provincias centrales del país el número superó los 3 millones.

La cifra varía por provincia y municipio; se supone que en la capital cubana y en otras provincias más pobladas sea aún mayor. Cuba tiene 15 provincias y un Municipio Especial, entre los que se reparten unas 234 sucursales del Banco de Crédito y Comercio (BANDEC), 487 del Banco Popular de Ahorro (BPA) y, en La Habana, 84 sucursales del Banco Metropolitano, solo por citar algunos ejemplos, pues otros bancos, como el Banco Financiero Internacional (BFI), también reciben depósitos en USD o MLC. Además, se debe tener en cuenta que en algunas de estas sucursales bancarias funcionan solamente cajeros automáticos.

La historia se repite

No es esta la primera ocasión en que el régimen cubano orquesta un mandato similar, dando un ultimátum a los cubanos para depositar o cambiar sus dólares en los bancos. El 26 de octubre de 2004 Fidel Castro anunció la derogación de la circulación del dólar estadounidense en Cuba y su sustitución por el Peso Cubano Convertible (CUC), que ya circulaba en el país desde 1994.

En esta ocasión, los “culpables” eran las “acciones bandidescas del imperio (EE.UU.), empeñado en crearnos dificultades”.

“A partir del 8 de noviembre, el peso convertible comenzará a circular en sustitución del dólar de Estados Unidos en territorio nacional”, señaló el comunicado del dictador, y añadió: “Esto no significa que se penalice la tenencia de dólares u otra moneda libremente convertibles, la población puede tener en su poder cualquier cantidad de dólares sin violar la ley”. Los habitantes de la Isla tendrían hasta el 8 de noviembre de ese año para cambiar sus dólares por CUC -equivalentes a un dólar- sin que se les aplicara un gravamen del 10% en compensación “por los costos y riesgos que origina la manipulación de dólares a la economía nacional”.

Se estima que en esa ocasión se llegaron a recaudar más de 3 mil millones de dólares.

Les suena, verdad. La historia se repite.

A mediados del año 2020, el régimen cubano extendió el uso del USD, creando tiendas en MLC: USD depositados en cuentas que los propietarios gestionan mediante tarjetas magnéticas que solo sirven para comprar en esas tiendas, convirtiéndose en una moneda virtual pues, aunque inicialmente dijeron que se podría extraer, en la práctica, los bancos nunca tenían efectivo. En esas tiendas se comenzó a ofertar todo lo que faltaba en las otras, las de CUC o CUP. El objetivo era recaudar USD para así tratar de atravesar la grave crisis económica y sanitaria.

La actual imposición se realiza en medio de un reordenamiento monetario en Cuba, en el que se ha unificado la moneda, es decir, se ha eliminado el CUC, prevaleciendo el CUP. Este reordenamiento, iniciado el primero de enero de 2021, ha agravado la crisis económica del país, la devaluación de la moneda nacional, o CUP, y una superinflación.

El chantaje

Al anunciar la recogida de los dólares en efectivo de la población para depositarlos en sus cuentas en MLC, los funcionarios del Banco Central de Cuba alegaron que esto se debía a que Cuba tenía mucho de este dinero en efectivo y que “el sistema bancario cubano, en virtud de las limitaciones que impone el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos, ha visto restringidas, desde hace más de un año, y hasta extremos inusitados, las posibilidades de depositar en bancos internacionales los billetes de dólares estadounidenses recaudados en el territorio nacional”.

El economista cubano Elías Amor explica que esta justificación es una falsedad: “La realidad es que las entidades de la economía cubana mantienen cuentas en todos los países del mundo, realizan todo tipo de transacciones que se necesitan y no existe límite alguno para ello, excepto en Estados Unidos (…). El objetivo es controlar y drenar las remesas en dólares que envían las familias, con gran esfuerzo, a fin de dirigirlas a atender las necesidades de las empresas del conglomerado militar GAESA, la Seguridad del Estado y el agujero del déficit fiscal que no para de crecer”.

“Coincidentemente”, el anuncio se realizó el mismo día en que el Parlamento Europeo aprobaba una histórica Resolución que condenaba las violaciones de derechos humanos de la dictadura cubana. Eso de que “un escándalo se tapa con otro aún mayor” constituye una vieja táctica.

Por otro lado, esa misma semana el régimen cubano realizaba negociaciones con el Club de París respecto a la millonaria deuda externa de Cuba; aunque apenas se han dado detalles de dichos encuentros, algunos expertos aseguran que esta ha sido una negociación fracasada y el régimen no tendrá más remedio que pagar o someterse a las sanciones que deriven de sus impagos. ¿Tendrá algo que ver esto último con la urgente recogida de dólares en el país? Es probable.

En 2017, el último año en que Cuba reportó su deuda externa, esta ascendía a 17 800 millones de dólares. De acuerdo a datos ofrecidos por la agencia extranjera AFP, esta cifra ha aumentado significativamente en los últimos años. A ello se une la grave crisis económica que atraviesa el país. En el año 2020 el PIB se desplomó en un 11%, la peor caída en casi 30 años. A su vez, se derrumbó el turismo, la principal fuente de entrada de divisas a la isla. Al no ser Cuba parte del Fondo Monetario Internacional, ni del Banco Mundial, le es imposible pedir préstamos a esos organismos.

¿Qué les queda? Pues drenar al pueblo y al exilio, principal fuente de sustento del régimen en el último año fundamentalmente, debido a las remesas; y continuar apelando a la eliminación del falso “bloqueo”, que en realidad es embargo.

“Además, hay mucho de chantaje político al afirmar que la medida se mantendrá mientras no se eliminen las restricciones que impiden el normal funcionamiento de los procedimientos de exportación de la moneda estadounidense. (…) Lo que está claro que esta norma no hará bajar al dólar, no “eurizará” la economía cubana y no va a resolver la escasez de alimentos ni ninguno de los problemas de los cubanos. Más bien, los agravará todos”, asegura Elías Amor.

Para el empresario cubano Manuel Milanés, con la medida también buscan sacar de circulación la moneda fuerte, las balas de los cubanos.

Otro detalle: los dólares depositados ya fueron sacados de todos los bancos.

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Cuba acumula 1 057 muertes por coronavirus desde que comenzó la pandemia

MIAMI, Estados Unidos. ─ Las autoridades sanitarias cubanas reportaron este jueves 1 158 casos de coronavirus en el país, cifra que eleva a 153 578 el número de contagios confirmados en la Isla desde el inicio de la pandemia.

El Dr. Francisco Durán García, Director Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), informó que se registraron 1 115 casos autóctonos (1 057 contactos de casos confirmados y 58 sin fuente de infección precisada); 43 fueron importados.

En el día fallecieron 12 pacientes, por lo que suman 1 057 las muertes registradas en Cuba por complicaciones asociadas al coronavirus.

Tres provincias cubanas superaron los 100 casos de coronavirus: La Habana (428), Santiago de Cuba (148) y Mayabeque (108). Le siguieron Matanzas (75); Camagüey (74); Pinar del Río (55), Guantánamo (50); Holguín (49); Ciego de Ávila (40); Cienfuegos (31), Villa Clara (25); Las Tunas (24); Granma (20); Sancti Spíritus (19); Artemisa (12); y el Municipio Especial Isla de la Juventud (1).

En la Isla se encuentran ingresados 26 988 pacientes, de ellos 4 842 sospechosos, 16 099 en vigilancia epidemiológica, y 6 047 confirmados activos.

Para COVID-19 se estudiaron 23 608 muestras, para un total en el país de 4 552 905 muestras realizadas.

De acuerdo al reporte oficial del MINSAP el 43.8% (507) de los 1 158 casos positivos fueron asintomáticos, acumulándose un total de 74 589, lo que representa el 48.6% de los confirmados con coronavirus hasta la fecha.

Por su parte, de los 153 578 pacientes diagnosticados con coronavirus en Cuba en la última jornada, y de los 6 047 casos activos que se mantienen ingresados, 5 909 presentan una evolución clínica estable.

En el día hubo dos evacuados, 54 retornados a sus países, y se otorgaron 1 081 altas. Asimismo, se acumulan 146 418 pacientes recuperados (95.3%), y se atienden en las terapias intensivas 138 pacientes confirmados, de 55 críticos y 83 graves.

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Cuba es un quirófano, una sala de emergencias

LA HABANA, Cuba.- Ay país mío, no dejas de sorprenderme; cuando creo que lo he visto todo, cuando supongo que no habrá otra sorpresa, que se agotaron los sustos, “te bajas tú con una nueva”, que siempre es peor que la anterior. Siempre sucede así, siempre consigues que me ponga a reclamarte, a injuriarte incluso. Cada vez, país mío, me haces levantar las manos, la voz, pretendiendo atenciones tuyas. Ay, país mío cuanto me obligas a reclamarte. Siempre es igual, cada vez que pretendo atenciones tuyas me haces levantar las manos, pero a veces te quedas sordo y no me escuchas. No me escuchas país, o quizá sí…

Sí, quizá me escuchas, pero no me entiendes, no me atiendes, me das la espalda, te haces el ciego, te haces el sordo y también el mudo. Será que eres un país ingrato, un país tremendamente desagradecido con tus hijos. Ya pariste tantos en estos últimos sesenta años, y sigues ahí, como si nada, como si no te enteraras de todo lo que piensan de ti tus hijos, de cuánto sufren. Y quizá no seas tú, patria amada, la que es esquiva, quizá son otros los ariscos, quizá el muy hosco es el gobierno que te rige hace más de sesenta años. Ay, país mío, cuanto me dueles. Tanto me dueles país, que hasta olvidé de dónde saque eso que me recuerda a algún verso. ¿Será que salió de mi cabeza y ya no lo recuerdo?

¿Será realmente un verso? ¿Será un delirio? Y no sé, islita triste, mi islita empobrecida, por qué hoy amanecí tan cursi. Debe ser que en algún momento el dolor se transforma en cursilería, en afectación, aunque no deje de ser dolor. Ay país mío; cruel, insoportable. ¿Por qué arrancas, país, a tus hijos tantas lágrimas? ¿Por qué eres tan presuntuoso y a la vez cobarde? Eres cruel, país mío, el más feroz de los países, a pesar de ser tan breve. Ay, país mío, cuánto me dueles, cuánta rabia eres capaz de sacarle a tus hijos. Y por qué será que a veces hasta sueño, despierto, que nací en otro lugar, en una isla apacible y tierna, en una especie de ínsula de Barataria, gobernada también por dementes, pero dementes buenos.

A veces aparece Sancho Panza en mis sueños, y yo lo abrazo, y hasta le propongo la regencia del país mío. Y es que Sancho es mucho mejor que todo lo que yo conozco; él es un loco, es cierto, él es un demente, pero es un loco tierno y hasta algo bonachón, mientras tú, país mío, y tú también, desgobierno atroz, no son otra cosa que oprobios que nos mantienen sumidos en la porquería, que ya ni siquiera sé si es más asquerosa que el oprobio en el que nos ahogas, en el que sucumbimos. ¿Qué somos, isla mía? ¿Qué somos? ¿Hacia dónde vamos?

No sé a dónde vamos, pero sin dudas debe ser hacia un lugar muy triste, al peor de los lugares. Ya lo sospechaba yo, pero, y para que no me quedara ni la más mínima duda, sucedió que quise comprarme unos zapatos, porque me hacían falta, y busqué en Facebook, y miré un anuncio, y encontré, y hasta me pareció que el precio era algo razonable, quizá hasta justo, pa´ como están los precios en la isla, y luego sabría que tenían mi número, el 43, y también que un mensajero podría traerlos…, y que entonces al precio de los zapatos se añadirían cincuenta pesos más, por la mensajería. Y yo acepté, para ahorrarme la odisea que significa viajar hasta ese Alamar, tan al este de la ciudad…

país médico
Zapatos que me trajo el joven médico mensajero. Fotos del autor

El viaje, el suplicio, sería para el mensajero, pero por él no tendría yo que preocuparme, porque no lo conozco, porque no es amigo ni pariente. Y fue larguísima la espera. “Ya debe estar llegando el mensajero. No se preocupe. ¡Él no le va a fallar! Así me dijo la dueña del negocio, y luego que el mensajero se había sentido mal, porque se había puesto una vacuna contra la COVID-19, y yo entendí, le dije que lo dejáramos para otro día, pero un rato después sonó el teléfono nuevamente, y era otra vez la muchacha diciendo que el joven mensajero se sentía mejor y que vendría sin falta. Y el mensajero demoró, demoró mucho, muchísimo, tanto que pasaron mil águilas por ese pedazo de cielo que está sobre mi casa.

El muchacho me contaría, muchas horas después, de su odisea; dijo que esos ómnibus en el que cruzan las bicicletas y los bicicleteros a través del túnel de la bahía, esos a los que los habitantes de la ciudad llamamos “ciclobús”, habían recesado hasta el día siguiente, que tuvo que hacer un camino largo, y volver un poco, mucho, hacia atrás, para conseguir luego la Vía Blanca, y se disculpó una y mil veces, y después más, y mostró los zapatos el muchacho, ese muchacho que también se desempeña en ese oficio de peletero.

Y yo quedé conforme con mis zapatos nuevos. Me los probé, caminé un poco por la casa, mientras el mensajero esperaba por los quinientos pesos para la dueña del negocio, por sus cincuenta pesos por la mensajería. Y yo le pregunté cómo era posible que siendo tan joven lo hubieran vacunado ya. Y su respuesta fue un bombazo, una de las revelaciones más descacharrantes que escuché en toda mi vida. El mensajero se había vacunado porque es médico, y más que médico, el muchacho resultó ser un “residente” de tercer año en la especialidad de cirugía. Y yo quise que la tierra me tragara, yo tuve unas ganas infinitas de llorar. Y sentí dolor, un dolor grande, y vergüenza, mucha vergüenza.

¿Y qué más puedo decirle ahora a usted, lectora, lector? ¿Qué más puedo decirle si sospecho que ya usted pensó, juzgó, y quizá hasta lloró, como hice yo, cuando se marchó el médico peletero? No recuerdo, y lo juro, que sintiera yo muchos disgustos, rabias, tan grandes, tan infinitas, como esa que reconocí ayer. No son tantas, y tan grandes, las veces que tuve la necesidad de gritar improperios hasta quedarme sin voz, de juzgar de malnacidos a esos que cada día, y en cada discurso, se ufanan creyendo que realmente son una “potencia médica”. Creo que desde que desaparecieron los medicamentos para combatir los males que acosaron al cuerpo moribundo de mi madre no sentí tanta rabia, tanto desprecio por los culpables.

Y no voy ahora a hablar de las necesidades que llevan a los cubanos a buscarse la vida vendiendo el cuerpo para comer luego, para poner algo en los estómagos de sus hijos, de sus padres viejos. No voy a dar detalles de las peripecias que hacemos para mantener “la vida”, una vida entrecomillada, una vida triste, pesarosa. No, no voy a hablar de las necesidades biológicas, de las fisiológicas, tampoco de las sociales. No me detendré en las necesidades individuales ni en las colectivas. Todos los cubanos sabemos mucho de esas cosas. Y no voy a escribir de las muchas miserias humanas ni de “La pirámide de Maslow”.

Tengo la certeza de que contar, al menos en algo, la historia de ese médico joven que en breve será cirujano es más que suficiente para entender las verdaderas esencias de este país. La historia de este joven es parecida a la de muchos otros; es semejante a la de algunos médicos prostitutos, a la de algunos médicos “internacionalistas”. Su historia no es solo la de las aulas de medicina, su historia no es, únicamente, la del quirófano. En la historia de ese muchacho médico, y casi cirujano, están además las muchas horas sobre una vieja bicicleta y su desempeño como peletero.

La historia de este muchacho es la historia del país y de su “revolución”. Yo solo quería contar estos detalles, ahora júzguela usted mismo, sin pedir ayuda a otros. Júzguela usted, apoyado en la historia de este médico mensajero que muy pronto será cirujano, una de las profesiones que más precisa de la precisión y el equilibrio de esa mano que guía al bisturí. Juzgue usted la historia de este muchacho que no trajo a mi casa su estetoscopio, que no viajó con su esfigmomanómetro,  que no mostró su bisturí, que vino únicamente a traerme, y a cobrar, los zapatos que yo había encargado. Y olvídese de Maslow, de su pirámide. Y desconfíe de las destrezas, de las precisiones, de un médico cirujano que podría andar en bicicleta desempeñando el oficio de mensajero, de peletero, de cubano pobre y necesitado.

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¿Qué rima con Congreso?

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Foto periódico Escambray

LA HABANA, Cuba.- El VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba se celebrará del 16 al 19 de abril de este año, y uno de sus lemas es la continuidad histórica, porque el mandato público de Raúl Castro llega a su fin.

También plantean que este evento será de todo el pueblo, pero es que la nación cubana está formada por 11 millones de residentes en la isla y más de 3 millones de personas que viven en el exilio, y la membresía del Partido asciende a unos 650 mil militantes, alrededor de un 4.6 % de todos los cubanos. ¿Cómo es posible que esta pequeña cifra vaya a representar a un país completo?

Lo que sí aplica para todos los nacionales es que esta organización marxista-leninista (porque aunque se dicen martianos, no lo son), con una ideología extranjera es la fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado, y por ende es el máximo responsable de todas las situaciones por las que estamos atravesando los cubanos, dentro de la Isla o buscando el alivio a sus faltas de libertades fuera del país.

Entrar a formar parte de las filas del Partido Comunista en estos momentos no representa una prioridad para muchas personas, porque, según los Estatutos de la propia institución, hay que estar identificado con la política que trazan los organismos superiores. Y algunos piensan que son estas políticas las que han llevado al pueblo de Cuba a la triste situación que vive.

El pasado 2 de marzo se eligieron los candidatos al Congreso durante los Plenos de los Comités Provinciales. Está claro que dentro de los seleccionados se encuentran todos los miembros del actual Buró Político además de la alta jerarquía dictatorial, porque es una costumbre, cuando se elige, tocar con el dedo.

Se ha anunciado que el centro de atención del conclave estará en la evaluación y proyección de asuntos medulares para el presente y futuro de la nación, y en particular la actualización de la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista, que no ha funcionado en 62 años de dictadura y que está concebido para que no opere.

Están planteando que urge incrementar la producción de alimentos en el país, así como avanzar en la eficiencia de los procesos productivos y la calidad de los servicios. Entre otros aspectos se señala la necesidad de incrementar las exportaciones y sustituir las importaciones, así como la prioridad que debe tener la inversión extranjera.

No obstante, cada una de las medidas que se han tomado en los últimos meses, y en particular la Tarea Ordenamiento, está en contra de la realización exitosa de todo lo que han planeado.

Es por eso que “el congreso” rima con: deceso, que significa la muerte poco a poco del pueblo de Cuba. Confeso, que es como están en estos momentos todos los dirigentes del país, con su mala actuación ante los problemas del cubano de a pie. Retroceso, que es precisamente lo que ha habido en los últimos 6 meses, a pesar de no haber avanzado mucho durante más de 60 años. Preso, la acción, casi mágica, que utilizan para quitar del medio a todo el que consideren un obstáculo para sus mentiras; sacan cualquier delito del sombrero.

Y también puede rimar con frases como: comer en exceso, que es lo que hacen todos los dirigentes, y muestran al pueblo sus desagradables barrigas. Quedarse sin un peso, referido a la situación que enfrentan todos los cubanos con el aumento de los servicios esenciales y los productos de la canasta básica, que no juega con el tamaño del monedero, a pesar del aumento de los salarios y las prestaciones sociales. Y también con tecla de retroceso, que es lo que nos espera después del Congreso.

Podría extenderse más, pero cada lector podrá encontrar su propia rima y satisfacer con ello las posibilidades de insultar toda la ineficiencia y la falta de respeto a la que nos tiene acostumbrada la dictadura.

No le cabe a nadie dudas de que cuando termine el Congreso el país solo estará en un cambio generacional de mandos. Y además, como existen más desaciertos que aciertos, estaremos en presencia de un período mayor de estancamiento, seguido de un aumento extremo de la represión. Porque Díaz-Canel es “raulista” ante todo.

No podemos dejar de recordar la creciente represión a los disidentes, intelectuales y artistas; con extremos como el caso de una joven de 22 años a la que no han dejado entrar al país por un problema político, como si representara una amenaza a la estabilidad de la nación.

Entonces, ya en este punto del panorama nacional, se puede afirmar que la dictadura tiene miedo. Si el pueblo aprovecha esta situación se podrá salir pronto de toda esta amalgama de desgracias.

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La importancia de tomar bien el pulso

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(Foto: EFE)

LA HABANA, Cuba.- Algo tan sencillo como tomar el pulso radial podría salvar una vida. No hay que ser un avezado clínico para saber que un pulso acelerado, y también lo contrario, podrían ser las señales de algún mal. No es por gusto que los médicos además de desplazar el párpado inferior del ojo y hurgar en su coloración, auscultan a sus pacientes e insisten en la búsqueda de señales en la arteria radial. Y es tan común que cualquier humano puede averiguarlo usando un reloj y apretando un poquito, con dos dedos, sobre esa arteria radial.

Hurgar en el pulso radial es uno de los primeros procedimientos con los que el médico enfrenta a su paciente, su total desaparición podría ser una de las primeras señales de la muerte. La vida está en cada órgano, y cada uno de ellos se desempeña para que la existencia fluya, para que el vivir funcione, pero no hay duda de que entre las averiguaciones más socorridas está esa que se hace pegando el índice y el del medio, a la arteria radial.

La arteria radial podría ser, al menos así lo creo yo, esa que resulta, de entre todas, la más importantes de una ciudad. ¿Quién podría reconocer el pulso de La Habana sin desandar Obispo, San Rafael, Galeano, Reina, Belascoaín, Carlos III o Prado? ¿Quién, que no camine por la Calzada del Cerro ni viaje a “La Cuevita”, ni se siente en el Malecón o en el Parque Central alguna que otra noche, puede reconocer las esencias de esta ciudad y decir que la conoce?

A una ciudad, a un país, a un gobierno, hay que tomarles el pulso en las calles, en esas arterias que son el gran fluir de la ciudad. Quizá por eso los gobernantes, al menos en Cuba, no reconocen bien a sus ciudades y a sus ciudadanos, por eso no reconocen sus campos, por eso se distancian tanto de sus gentes; y es que siempre hacen sus recorridos en un auto que podría tener una carrocería blindada y cristales a prueba de ciclones y temblores de tierra, a “prueba de las miradas intrusas”, a prueba de todo.

Nada resulta más recomendable para reconocer lo esencial de un país, y de su gente, que andar a pie y sin cámaras de televisión que registren cada paso, cada encuentro con la gente que anda a pie, y también hacer colas para cocinar en la noche y guardar algo para el día siguiente en el refrigerador, o bajo el sereno de la noche, como puede suceder, como sucede con frecuencia cuando no hay refrigeración posible. Para reconocer un país es preciso dormir también bajo la noche estrellada, y sin resguardo, que puede sonar cursi en la poesía pero muy duro en la vida real.

Para conocer un país, para reconocer el pulso del país, es bueno montar a una guagua a las seis de la mañana y doce horas después, o dormir en un parque, sobre un banco destartalado sufriendo el sereno y el frío de algunas noches cubanas. Para tomar el pulso de un país, de una ciudad, de cada rincón, no basta con poner dos dedos sobre esa arteria que fluye cerca de aquel hueso al que llaman radio, para reconocerlo con todas sus señales tampoco es suficiente escuchar las noticias que suceden en la radio, porque mejor será mirarlas, reconocerlas, enfrentarlas en la realidad que está fuera de la radio.

Un país se reconoce en sus recovecos, en la sinuosa vida de sus moradores, en las cazuelas de donde sale todo lo que luego viaja al plato, y luego a la boca en una vieja cuchara de raro metal sin pulir, y de ahí al estómago estragado, fastidiado. Un país se reconoce, incluso, en los intestinos de sus habitantes, en las pestilencias de sus deposiciones, en la higienización tras el escape de esas degradaciones. El pulso de un país está también en las formas que se usan para conseguir el escape de tanta porquería cuando no aparece el agua y la peste arrecia, y se eleva, se vuelve insoportable, pero no existe la palanca que hace fluir el agua que debe hacer que se disperse, que desaparezca, lo feo, lo malo, lo infecto.

El pulso de un país no es tan difícil de comprobar, a veces puede ser tan simple como indagar en el pulso radial, ese que se consigue probando con dos dedos sobre la arteria radial, pero no todos están dispuestos a verificarlo, a percibirlo, a mostrarlo. Y todo eso me hace recordar a uno de los escritores más importantes del actual universo literario latinoamericano, ese peruano radicado en México que se llama Mario Bellatin, quien cita en uno de sus libros un fragmento del diario escrito por alguien que, según él dice, fue Premio Nobel de Física.

Y resulta que ese hombre premiado con el Nobel de Física, cuando era niño y ya usaba una mano ortopédica, fue llevado al médico por su padre, y ya en la consulta quiso el médico recocer el pulso del muchacho, y para conseguirlo se aferró con el dedo índice y el del medio a la mano ortopédica, sin notar que era falsa, sin descubrir que era una prótesis, y quizá por eso creyó ciegamente que tomaba el pulso, y por eso aseguró que eran perfectas sus pulsaciones, que estaban en el rango de lo muy normal, y el muchacho no lo confrontó, y al parecer tampoco el padre.

Ninguno de los dos sacó del error al médico, ninguno le hizo saber que estaba equivocado, ninguno lo acusó por embustero, por irresponsable; ni el padre ni el hijo desmintieron al doctor, ninguno de los dos le dijo al médico que el brazo y el antebrazo no tenía venas, que no tenía arterias, que resultaba imposible comprobar el pulso radial en una prótesis de goma. Y el médico irresponsable, descarado, mentiroso, creyó a pie juntilla que se había salido con la suya.

Y quizá hasta escuchó, entretenido en otras cosas, las pulsaciones de la arteria femoral, como sucede en Cuba cuando creen los jefes que toman muy bien el pulso a la nación, aunque se equivoquen. Y quizá esas prótesis que aparentamos ser, toman vida alguna vez, y advertimos entonces, y de una vez por todas, que ese pulso que tantean, el que suponen, no es el real, que esa prótesis no tiene pulso, que el latido, la pulsación que es cierta está en el otro antebrazo, y que allí se hace muy evidente y tiene fuerza, y que ya no se puede silenciar, que no se puede negar, y para probarlo levanta ese otro brazo, el que está vivo, y hasta fuerte, y es enérgico; y lo pulsa, lo impulsa, lo proyecta. Y cambia el curso de todos los brazos, de todas las cosas, y cambia, cambia todo…

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Reuniones para solucionar problemas ¿o crearlos?

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Manuel Marrero y Díaz-Canel (foto: Granma)

LA HABANA, Cuba.- Se volvió a reunir —pocos días atrás— el “Presidente” cubano con los científicos y expertos que participan en las actividades de ciencia e innovación tecnológica para el enfrentamiento al nuevo coronavirus.

Se ha informado de forma oficial que de esta sesión salió la modificación de los procederes médicos para la prevención y control del virus chino, con el objetivo de ponerlos en contexto con el actual proceso epidemiológico del país.

Una de las primeras medidas que se anuncia es tratar con suficiente antelación a pacientes catalogados de alto riesgo, y hacerlo de forma diferenciada mediante vigilancia intensiva. Este aspecto será una idea mientras no retornen las visitas a los ancianos en las casas con el fin de hacer pesquisajes. En todo lo que va de enero, que hoy termina, solo he recibido la visita de un estudiante de medicina, y el municipio Diez de Octubre, donde vivo, es uno de los más afectados en todo el país.

Se actualizaron también los modelos pronósticos por parte del Decano de la Facultad de Matemáticas y Computación de la Universidad de La Habana, vaticinando en los próximos días un crecimiento de los confirmados, que quizás pueda llegar a alcanzar increíbles cifras de tres ceros durante el propio mes de febrero.

Otra reunión sobre el tema se llevó a cabo el pasado 27 de enero con el Grupo Temporal de Trabajo para la Prevención y Control del nuevo coronavirus, donde el gobernador de La Habana, Reinaldo García Zapata, explicó el aumento de los casos de la enfermedad en la capital, además de la dispersión en todos los municipios. Aunque siempre se había dicho que no habría problemas con el ingreso en los hospitales, en este momento en que no se ha llegado al punto de inflexión del pico, el dirigente explicó que hay “voluntad” de buscar mayor capacidad de camas en las instituciones de salud. Cualquiera de los dirigentes allí reunidos, con un poco de vergüenza, le hubiera respondido que con “voluntad” no se aumentan las capacidades hospitalarias. La Habana está antecedida por Guantánamo en cuanto a tasa de incidencia de casos positivos.

De esta reunión también se pudo conocer que, desde el 11 de marzo de 2020 y hasta el 11 de enero de 2021 fueron confirmados 15 897 casos, y en solo 15 días del mes de enero ascienden a 7 542, lo que implica el 47.4% de los enfermos que reportaron en 10 meses.

Estas cifras indican que se han desatendido las medidas organizativas y de control epidemiológico, lo que ha desencadenado esta compleja situación. También la “dirección” del país reconoció que existían problemas con los PCR, se llegaron a conocer casos de 20 días de espera, aunque ahora plantean que se está acortando este tiempo.

La población cubana no alberga ninguna esperanza de que pueda ser vacunada con alguna de las vacunas que ya han sido aprobadas, y que comienzan a distribuirse entre diferentes grupos etáreos de personas, en el mundo. Con bombos y platillos la dictadura ha anunciado que espera fabricar 100 millones de dosis del candidato vacunal nombrado “Soberana 02”. Además, plantearon que ya había países interesados en adquirirla, como Vietnam, Irán y Venezuela. De que van, van; así decían de los 10 millones de la zafra de 1970, y nunca fueron. De ese tiempo solo se recuerda el nombre de la orquesta Van Van.

Por su parte, la segunda fase de la vacuna se ensaya en el policlínico 19 de abril en el municipio Plaza de la Revolución. No obstante, se ha confirmado que en el mes de febrero se realizará una prueba para proteger con la Soberana 02 a los niños. Lo que no se explicó es si la vacunación será voluntaria u obligatoria.

Tampoco se ha dicho si habrá que suministrar dos dosis de la vacuna y si están aseguradas las jeringuillas desechables para las inyecciones, porque en estos momentos en mucho de lo centros de salud del país escasean numerosos medios, entre ellos los guantes, las jeringuillas y el alcohol, indispensables para el éxito de un proceso de vacunación masiva.

Mientras existen todas estas difíciles condiciones en el país, el Ministerio de Salud Pública se mantiene preocupado por encontrar quórum a la solicitud del Premio Nobel de la Paz para los galenos cubanos del contingente médico Henry Reeves. Ahora están anunciando que se han unido a la solicitud de la “comunidad internacional” 12 parlamentarios del partido alemán de izquierda Die Linke.

Con un país amenazado por el incremento de los casos de virus chino, pasando por una grave etapa de inconformidad social por las reformas que se llevan a cabo a través de la llamada “Tarea Ordenamiento”, la dictadura tiene fijadas sus prioridades en los que se oponen al sistema, y además ha apostado por reprimirlos, gastando el dinero que tienen y el que no tienen.

No importa el sufrimiento del pueblo, los muertos que se van acumulando, o las situaciones de extrema pobreza a las que están sometidos algunos ciudadanos a lo largo del país, en particular fuera de la capital. Lo primordial es mantenerse en el poder, pasándole por encima a todo lo que se oponga a este sistema opresor y totalitario.

La sociedad cubana está enferma y no es de COVID-19, pero, sin embargo, todavía no lucha por salir de la terapia intensiva donde la tienen ingresada los que mal dirigen el país.

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En Cuba nada entra y nada sale

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La Habana, Cuba (Foto: OCDH)

LA HABANA, Cuba.- Las personas que no tienen mucho conocimiento de lo que sucede en Cuba se preguntan ¿de qué forma la dictadura cubana maneja el país? Muy sencillo: se compra el presente, vendiendo el futuro. Esta es la táctica más vieja que ha utilizado el régimen, y como es lógico “la continuidad” sigue montada en el mismo caballo, aunque ya nadie tiene dudas de que no camina.

Las personas están hartas de que les digan que con las nuevas medidas se va a construir el socialismo; simultáneamente, el Estado ha sido más arbitrario que nunca, ¿será que alguien le está cortando las patas de la mesa?

El escenario que están enfrentando los cubanos, y el que van a enfrentar, “ambos inclusive”, para dejarlo bien remarcado, es y será bien difícil. La pandemia se salió de control, y lo que puede pasar en la isla si continúa esta dirección sería inimaginable, porque no habrá capacidades hospitalarias para tanta gente. Sin lugar a dudas el riesgo de muerte va a aumentar, y ocupado en comprar autos patrullas para la policía, el gobierno no se han percatado de que no hay carros fúnebres.

La compleja situación epidemiológica que en estos momentos vive la mayor de las Antillas es diferente a la etapa anterior. Esta nueva ola de contagios tuvo sus inicios a finales del mes de noviembre a partir del arribo al país de viajeros enfermos de COVID-19 que –según plantea el régimen– no tuvieron un comportamiento responsable en la comunidad. Pero al parecer tampoco alguien se los exigió. Hasta la fecha se contabilizan unos 400 niños positivos al coronavirus.

A pesar de que el contagio en estos momentos tiene un alto el riesgo, para nada se habla de la posibilidad de una vacuna en un país que se ha autodeclarado “maravilla” en la Salud Pública.

El ministro del ramo, José Ángel Portal Miranda, dijo en una intervención en el programa televisivo Mesa Redonda del pasado 15 de enero, que Cuba es una nación con limitados recursos económicos y un férreo boqueo impuesto por EE.UU., el cual limita financieramente su acceso a cualquier tipo de vacuna, las cuales, además de no estar totalmente disponibles, tienen precios inalcanzables. Cuba debe seguir apostando al desarrollo de su vacuna (Soberana 2), que en un tiempo no lejano, poniendo todo su empeño, tendrá la soberanía y la protección de la población.

Después de esta información ofrecida por la más alta autoridad de salud del país, y conociendo cómo el régimen corre la línea del horizonte, “el tiempo no lejano” queda sin definirse. Mientras tanto, la población cubana se mantendrá sujeta a la posibilidad de que ola tras ola, el virus chino pueda ahogarla.

En Cuba siempre se ha desconfiado de las cifras oficiales, pero en estos momentos se habla de más de 500 contagiados diarios, lo que implica que, haciendo una curva ascendente con este aumento exponencial, en febrero estaremos en unas 2 000 personas diarias afectadas por el virus. La recaída ha sido más difícil que el comienzo de la pandemia. Se trata de un pico que continuará disparándose, porque las medidas represivas que se han adoptado no parecen contener su crecimiento.

Como se ha dicho oficialmente, la llegada de viajeros de la diáspora cubana por fin de año a la Isla, y el incumplimiento de los protocolos de aislamiento, dispararon los casos. Al parecer están culpando al exilio de este repunte, porque cualquiera tiene la culpa de lo que pasa, menos el mal llamado gobierno.

Sin embargo, la realidad ha mostrado que la población interpreta la reducción de las restricciones como una disminución del peligro, no solo aquí, sino en todos los países del mundo. Hay que decir, sin temor a equivocarse, que disminuir la percepción de riesgo es, en cualquier pandemia, un factor que juega en contra de la contención de la enfermedad.

Se va a mantener el Decreto 14/20 del Gobernador de La Habana, lo que implica que no va a haber un enfoque diferente que no sea hostigamiento, represión y castigo, sin haber pasado en primer lugar por la concientización social. Multas severas por la falta de uso del nasobuco, y otras situaciones, contempladas en esta legislación.

La economía cubana caerá en un hoyo negro muy profundo en los próximos seis meses, y aunque la dictadura apueste a que la administración de Biden ayude quitando las medidas de Trump, habría que esperar a que defina sus prioridades, porque los problemas domésticos en estos momentos en los Estados Unidos de
América son muchos.

Lo que algunos economistas no entienden, y así lo manifiestan, es que, después de tantos años pensando en el ordenamiento económico, han escogido para implementarlo el momento más malo, con un escenario político, social y económico bañado en una gran crisis, y eso que el slogan para las reformas que siempre usó Raúl Castro fue: “sin prisa pero sin pausa”.

Entre todos los problemas aquí expuestos hay que coger por los pelos uno que no puede dejar de tratarse, y es el hecho de que los trabajadores que no puedan ir a sus centros de trabajo van a percibir el 60% de su salario. Lo que contrasta con el aumento de precios de productos y servicios que se ha llevado a cabo de manera relampagueante. Con las personas mayores y los niños en la casa va a subir el consumo y por consiguiente el costo del servicio eléctrico —el que más ha aumentado—, así mismo las necesidades alimentarias, el agua, el gas, etc.

En fin, que si se volviera a tirar la “Letra del Año”, después de todos estos acontecimientos, seguro diría que este “Año del Poste” —porque ya los cubanos se comieron el cable— estará presidido en Cuba por una bandera negra con pespuntes grises.

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