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“Ni somos cultos, ni somos libres”: el mensaje de “El niño” Emilio Frías a los cubanos

Emilio Frías, Cuba, censura

MIAMI, Estados Unidos. – “Ni somos cultos, ni somos libres”, así definió el músico Emilio Frías, mejor conocido como “El niño”, la condición actual de los cubanos a propósito del Día de la Cultura Nacional, celebrado este 20 de octubre.

El cantante aseguró en redes sociales que Cuba atraviesa una crisis no solo económica y de gobernabilidad, sino también de valores, que aleja cada vez más a los ciudadanos de la Isla de sus raíces y de su identidad.

“Con mucho dolor hoy les puedo decir que no, ni somos cultos, ni somos libres: solo somos un pueblo (alfabetizado), un pueblo que sabe leer y escribir y no somos colonia de ninguna otra nación, pero eso ni nos hace cultos y menos libres. No se dejen engañar”, sentenció el cantante en su perfil de Facebook.

Para Frías, Cuba es un país que “se hunde en la miseria”, donde “cada día es más difícil vivir” y donde “si no tienes dólares americanos, la moneda del enemigo, no puedes vivir como un ser humano”.

El cantante también hizo énfasis en el ocaso cultural en el que vive sumergido el país, “donde cada día las propuestas artísticas de todas las manifestaciones son más decadentes, ya sea por las carencias que nos trae el bloqueo, por la falta de interés de muchos o por el desencanto de tantos”.

(Captura de pantalla/Facebook)

“La mayoría de nuestros niños no saben ni quién fue Benny Moré y la música que escuchan habla de culo y teta. Nuestra sociedad desencantada cada vez es más grosera y vulgar y el instinto de supervivencia y la ambición nos ha llevado a tratar de comernos los unos a los otros”, sostuvo.

“El niño” también aseguró que “los dirigentes de la cultura no saben nada de cultura (…) son realmente dirigentes políticos y, por ende, las decisiones que toman responden políticamente a la cultura no culturalmente a nuestra identidad”.

El sonero también dejó claro que “Cuba solo es un paraíso para los extranjeros”, quienes “llegarán el 15 con ansias de todos y nosotros sin nada”.

“Ya me puedo imaginar el panorama y lo que hará un cubano por un dólar”, apuntó.

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Los masones y La Bayamesa

LA HABANA, Cuba, octubre, 173.203.82.38 –Hoy, 20 de octubre, se conmemora un aniversario más de haber sido escrita la letra del Himno Nacional cubano, originalmente conocido como La Bayamesa. Este hecho es conmemorado en Cuba como el Día de la Cultura Nacional.

El aparato publicitario castrista se dedica en ese día a exaltar los sentimientos chovinistas y anti norteamericanos de los cubanos, sin mencionar la participación fundamental de los masones en aquellos acontecimientos; tal vez para evitar que los afiliados a esta Institución Fraternal puedan sentirse tentados a reverdecer sus laureles.

Esta historia comienza en 1867, con el fracaso que tuvieron los esfuerzos de la Junta de Información, la cual había procurado obtener de España, por medios  pacíficos, ciertas mejoras económicas, y la flexibilización del comercio entre la Isla y la Península. Este acontecimiento llevó a los criollos a pensar que la única solución para Cuba, era la separación de la metrópoli española por la vía de la insurrección.

A la sazón, en Bayamo radicaba la logia masónica Estrella Tropical #19, subordinada al “Gran Oriente de Cuba y las Antillas”; en la cual militaban Francisco Vicente Aguilera, Francisco Maceo Osorio y Pedro (Perucho) Figueredo. Fueron ellos los criollos que se reunieron en la vivienda de Perucho, la noche del 13 de agosto de 1867 para  acordar constituir un Comité Revolucionario que preparara el alzamiento contra del régimen colonialista español.

Al concluir la reunión, Osorio dijo a Figueredo: “ahora te toca a ti, que eres músico, componer nuestra Marsellesa”. En la madrugada del 14, ya los cubanos contaban con la música de su himno.

La primera ejecución del mismo se produjo durante la celebración de la fiesta religiosa del Corpus Christi, en presencia del gobernador de la plaza, y de un considerable número de pobladores de la Villa.

Algunos días después, el 20 de octubre, entraban las tropas insurrectas en Bayamo y en medio del entusiasmo popular, Perucho Figueredo escribió la letra del Himno Nacional.

Aquellos masones, además de derramar su sangre, y de realizar ingentes sacrificios por la libertad de Cuba, supieron rendirle su tributo a la patria, dando a la Nación, sus tres símbolos más importantes: el escudo, la bandera y el himno nacional.

Los masones cubanos de hoy, aunque se sienten orgullosos de aquellos hechos, están sumidos en un letargo inducido por el régimen, que puede resultar nefasto para el sostenimiento, e inclusive para la sobrevivencia de esta Institución.




Respeto para la cultura y símbolos nacionales

LA HABANA, Cuba, octubre, 173.203.82.38 -Aunque el veinte de octubre las autoridades celebren oficialmente el Día de la Cultura Cubana, en conmemoración de la fecha en que se escribiera nuestro himno nacional,  esto no significa que lo llaman “cultura cubana” esté enraizado realmente en la población.

A pesar de que la propaganda oficial pretende demostrar lo contrario, ejemplos hay a diario en este país de la falta de cultura, cubana o de cualquier lugar.

Es evidente el desconocimiento de la población sobre el tratamiento que debe darse  los símbolos nacionales. Ahora mismo está de moda llevar enganchada en una ventanilla del auto una bandera cubana, como si en el vehículo circulara una personalidad oficial.

En cuanto a lo citado al uso de la bandera, en el Reglamento de la Ley # 42 de los símbolos nacionales, aprobada con fecha 27 de diciembre de 1983, el capítulo II artículo 3, inciso CH), dispone tener para la bandera de la estrella solitaria una medida de cuarenta centímetros y autorizan a  portarla sólo “en los autos de jefes de misiones diplomáticas y consulados de Cuba en el extranjero”.

En un local dedicado a la venta de artesanías en la calle Obispo exhiben una bandera cubana. Mientras en el Artículo 24 del mismo Reglamento se dispone que “Se prohíbe usar la bandera de la estrella solitaria en los siguientes casos: a-como distintivo o anuncio; b-como parte del vestuario; c- pintada, grabada o dibujada en los vehículos, a excepción de las aeronave; h- en los techos, en los laterales y parte trasera de un vehículo o cubriendo radiador o capó”.

Por otra parte en el artículo 18 del capítulo V “De las normas de uso y conservación de los símbolos nacionales”, exponen que “La infracción de las normas de uso y conservación de la bandera y el escudo o de la ejecución del himno establecidas en esta Ley y su Reglamento, que no constituya delito, se sanciona con una multa administrativa”.

Por ser tan amplio el desconocimiento de la población sobre el tema, los miembros de la Red Cubana de Comunicadores Comunitarios abrieron un capítulo sobre “la recuperación de la ética en la sociedad”, cuyos integrantes desarrollan una labor de detección y denuncia de las faltas referidas a dichos símbolos nacionales. Hasta la fecha han detectado faltas de este tipo en numerosas instituciones oficiales, comerciales, establecimientos estatales, escuelas, etc.

Cambiando de asunto; lo mismo entre las mujeres que entre los hombres, prevalece asimismo un total desconocimiento de las reglas básicas de conducta social, de cómo conducirse en la calle. Unos actúan de ese modo por desconocimiento y otros intencionalmente, porque prefieren mostrar una conducta vulgar y alejada de las normas de convivencia social, quizás para encajar mejor en esta sociedad, donde es esa la regla.

Escuchamos  en todas partes malas palabras a granel, lo mismo en boca de  mujeres que de hombres, y hasta de niñas vestidas con uniforme escolar. La chusmería y la vulgaridad campean por sus respetos.

Impera el uso de un lenguaje marginal entre la mayoría de las generaciones, incluidos los no tan jóvenes,  y es común que un simple altercado escale hasta llegar a la violencia física.

La cultura de los habitantes de un país no se mide por el nivel de escolaridad alcanzado, que reporten las estadísticas oficiales, sino por el modo en que estos se comporten, por su educación y su respeto a las normas interpersonales de convivencia social.