LA HABANA, Cuba. — Este miércoles, la República de Cuba, en virtud de ostentar la presidencia del llamado “Grupo de los 77 y China” (abreviadamente “G77 + China”), convocó la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la agrupación. El encuentro deberá tener lugar en La Habana los días 15 y 16 de septiembre próximos.
Se ha anunciado que el tema central de la Cumbre será el siguiente: “Retos actuales del desarrollo: Papel de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación”. Este enunciado, por sí solo, me ha motivado a hacer algunas amargas reflexiones de carácter prosódico e intención jocosa. Pero eso es conveniente que lo deje para el final de este texto.
La convocatoria fue propicia para que el Presidente de la República votado por sólo 605 compatriotas, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, saliera en el Noticiero Nacional de Televisión dando lectura al llamado correspondiente. Creo que la letra y el espíritu de ese texto bien merecen que nos detengamos a hacer algunas consideraciones sobre él.
Lo primero que creo conveniente destacar es la insólita desfachatez que demuestra ese nutrido grupo de países, que se proclaman “no alineados”, al elegir al régimen castrista para que los encabece. En los tiempos de su surgimiento, la referida agrupación se suponía que ocupara una tercera posición entre los dos grandes bloques de potencias (Estados Unidos y sus amigos de Occidente, de una parte, y la Unión Soviética y sus aliados socialistas, de la otra).
Ya en 1979, a nuestro país, entonces todavía dirigido por el fundador de la dinastía reinante, le correspondió presidir el Movimiento de Países No Alineados (MNOAL). En plena guerra de agresión desatada por la Unión Soviética contra Afganistán, el “Máximo Líder” se las arregló para eludir el conflictivo tema. O sea, que, de hecho, ¡nuestro país tomó partido a favor de la gran potencia invasora y no del país miembro agredido!
Pero eso no debería de llamarnos la atención. Aunque Cuba no figuraba formalmente como miembro del llamado “Pacto de Varsovia”, ¡por aquellas fechas no hubiese resultado posible encontrar a un Estado más comprometido y alineado con la URSS que el nuestro! ¡No en balde Castro I se prestó en su momento para instalar cohetes nucleares soviéticos en Cuba! ¡O prestó la carne de cañón para la aventura del comunismo internacional en Angola y Etiopía! ¡Y aun así lo eligieron como Presidente del MNOAL!
En esta ocasión, se observa una situación parecida. Felizmente, ya no existe la URSS. Pero sí Rusia, encabezada por el dictador Vladímir Putin. Ese inquilino actual del imponente Kremlin moscovita abriga unas ínfulas imperiales que el mismo Stalin habría envidiado. La generalidad de los países del mundo (incluyendo “no alineados”) condenan la bárbara invasión perpetrada contra Ucrania, ¡pero el “G77 + China” decide que lo presida uno de los pocos estados del mundo que ha justificado esa brutal agresión!
Por lo demás, el texto de la convocatoria pone de manifiesto la gran simpatía que el actual régimen cubano siente por el refrán “haz lo que digo y no lo que hago”. Dijo Díaz-Canel: “Cada minuto cuenta en la búsqueda de solución a los acuciantes problemas de nuestros pueblos”. ¡Y que eso lo exprese el jefe nominal del régimen que, con tal de mantener el poder un poco más de tiempo, deja pasar semanas, meses y años sin adoptar las medidas urgentes que la situación desesperada de Cuba hace imprescindibles!
En otro orden de cosas, la convocatoria también se pronuncia por “una relación más justa y un orden verdaderamente democrático”. Pero eso es para consumo externo. Dentro de Cuba reinan la exclusión y la injusticia, y se mantiene a ultranza el régimen más autoritario y antidemocrático que se pueda concebir. En resumidas cuentas, los comunistas caribeños, como reza el dicho popular, se empeñan en ser “luz de la calle y oscuridad en su casa”.
En el plano mediático, el video de la convocatoria diazcanelista adolece de un estiramiento que se observa a simple vista. El Jefe de Estado cubano concluye con una mueca que, al parecer, quiso ser una sonrisa; pero en ese caso la realidad quedó a mil millas de esa supuesta intención. Resalta, por contraste, con la franca risa que el mismo personaje exhibió al término del Tercer Encuentro por la Paz en Colombia, que tuvo lugar hace pocos días.
Quiere decir que el mandatario está apto para hacer visajes que expresen una alegría íntima y, al parecer, hasta sincera. Por ende, la mueca lastimosa que termina el discurso citado demuestra que en Cuba, aparte de las muchas que ya conocíamos, hay otra actividad más que marcha francamente mal. A los numerosos desastres que sufre la Isla hay que sumar el pésimo trabajo que realizan nada menos que los encargados de la imagen pública del primer mandatario, nombrados —supongo— por el inepto Departamento Ideológico.
Decía al principio de este texto que yo pensaba incursionar en el terreno de la prosodia. Para beneficio de los lectores no cubanos, conviene especificar una costumbre que tienen nuestros compatriotas de la antigua provincia de Oriente: la de no pronunciar en absoluto las eses finales.
En esto superan de manera clara a los habitantes de las zonas comprendidas entre Pinar del Río y Camagüey. Estos no suelen (no solemos) pronunciar con claridad esas eses, pero algo decimos en su lugar. Al pronunciar “jabalinista” —pongamos por caso— uno de esos “occidento-centrales” sustituirá el sonido “s” por una especie de “h” suavemente aspirada. En definitiva, dirá algo así como “jabalinihta”.
Un oriental no. Con toda precisión dirá “jabalinita”, con lo cual sólo el contexto nos permitirá saber si se está refiriendo a un atleta de esa especialidad deportiva, o a uno de los implementos que suele lanzar, sólo que pequeño. Pues bien, eso de los “Retos actuales del desarrollo” que se les ha ocurrido a los castristas como lema de la futura Cumbre, me hace preguntarme: ¿No habrá ideado ese nombre alguno de los muchos “dirigentes revolucionarios” provenientes de la antigua provincia de Oriente!
Habida cuenta de la situación de desastre generalizado en que está sumida nuestra Patria, ¿en vez de “retos” no habrá querido él referirse a los “restos” del desarrollo!
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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