LA HABANA, Cuba. – Los cubanos se preguntan cuándo sus gobernantes explicarán las consecuencias de las sanciones internacionales contra Rusia sobre su depauperada calidad de vida, la asistencia de salud, la disponibilidad de medicamentos y la cacareada seguridad alimentaria. Además de esfumarse el turismo ruso, muchas producciones y obras en ejecución serán afectadas de inmediato por la carencia de materias primas, equipamiento y asistencia técnica.
Las autoridades de La Habana eluden nombrar a Ucrania mientras expresan su posición de apoyo a Rusia, la que denota carencia de argumentos e incondicionalidad por compromisos. Mientras, para esquivar las opiniones de disgusto y críticas generalizadas en la sociedad, se incrementa la propaganda ideológica mediante las asambleas del Partido Comunista, la exhumación del marxismo-leninismo y las habituales diatribas contra las opiniones independientes acusadas de subversión.
Los medios oficiales no han aludido a que Vladimir Putin emitió un decreto para garantizar la seguridad de Rusia, el que prohíbe las exportaciones de productos y materias primas. La medida no se aplica a los bienes de uso personal, pero abarca más de 200 rubros y todos los países excepto a los miembros de la Unión Económica Euroasiática (UEE), Abjasia y Osetia del Sur.
Aunque en 2020 Cuba ingresó a la UEE en condición de país observador, es poco probable que la Isla sea una prioridad para Rusia por el escaso monto del intercambio, su lejanía y la eterna posposición del pago de la deuda.
Entre los renglones que podrían afectarse resaltan la prospección y extracción de petróleo por la empresa Zarubezhneft, en Boca de Jaruco; la modernización de las termoeléctricas Máximo Gómez, de Mariel, y la Antonio Maceo, de Santiago de Cuba; la reconstrucción de los ferrocarriles; la restauración de la flota aérea; las maquinarias de riego y cosechadoras; la primera empresa mixta con la rusa United Composite Technologies para producir materiales de la construcción en la Zona Especial de Desarrollo Mariel; y la segunda fase de la ampliación de la Empresa Siderúrgica José Martí o Antillana de Acero. Esas inversiones se ejecutan gracias a los créditos estatales ascendentes a varios miles de millones de dólares por períodos de 15-20 años.
La “incontestable” autoridad de Putin parece estarse resquebrajando, según las osadas declaraciones de personajes enriquecidos a su sombra. Entre ellos sobresale Vladimir Potanin, uno de los más acaudalados oligarcas rusos, director de la empresa minera Norilsk Nickel, quien en un comunicado aseguró que las sanciones internacionales llevarían a Rusia a 100 años atrás y provocarían la desconfianza de los inversores.
Asimismo, instó al Kremlin a no confiscar los activos de las empresas que han salido del país a raíz de la invasión de Ucrania. “Las consecuencias de tal medida, la desconfianza mundial de los inversores hacia Rusia, las experimentaríamos durante muchas décadas”, dijo.
Putin había expresado que las empresas extranjeras que salieran de Rusia debían ser entregadas a quienes quisieran hacerlas funcionar. El partido Rusia Unida del mandatario informó que había preparado un proyecto de ley que sería el primer paso a la nacionalización de los activos de empresas extranjeras que abandonaran el mercado ruso.
Además, probablemente entre políticos y militares rusos exista un rechazo silencioso a los derroteros de Putin, que serían secundados por una parte apreciable de la población. Mientras tanto, en Cuba también sufriremos las consecuencias de las sanciones internacionales contra Moscú, sin derecho a opinar, como en todos los sistemas totalitarios.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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