MADRID, España, septiembre, 173.203.82.38 -Hay hechos calificables de intrascendentes para lo que vivimos fuera de Cuba, que constituyen hitos para los que ven pasar sus días, semanas y meses en un país en que parece que el tiempo se ha detenido o incluso la rueda del tiempo gira hacía atrás.
Hace unos días, mi amigo Juan me envió un correo electrónico y en él me pone al día de avatares familiares y personales entre los que ocupó lugar destacado la noticia rebosante de alegría de que le habían instalado teléfono en su casa por lo que ahora también podría enviar correos electrónicos desde la misma. Ello me produjo una mezcla de alegría y tristeza y me hizo recordar un poco de la vida de mi amigo Juan.
Este, es médico especializado, profesor universitario con poco más de cuarenta años de graduado (de hecho ya esta tramitando su jubilación), vive desde hace alrededor de 35 en un “apartamento de microbrigadas” en el que recuerdo que para hablar y no ser oídos por los vecinos debíamos salir al balcón. ¡Desde entonces tenía solicitada la instalación del teléfono! El teléfono ha demorado la friolera de 35 años. Si no es un record al menos es una buen average.
Juan no ha conocido otros medios de transporte que la guagua, el camello o la invencible bicicleta. Recuerdo la última vez que nos encontramos que poco quedaba del atlético hombre que siempre fue para convertirse un delgado y desencajado tripulante de bicicleta (sin dudas su salud ha de ser mejor que la mía….pero a que precio)
Esta es la imagen del paso por la vida de un hombre trabajador y honrado en la sociedad de la “gloriosa revolución”. Juan vive (malvive) de su trabajo, no es negociante, ni tiene vínculo laboral con el turismo. Es un dedicado profesional de la medicina que ha dado lo mejor de sí en su trabajo. ¡Y eso es lo que recibe: un teléfono, 35 años después!
Es muy triste y penoso saber que las cosas transcurren de esta manera en la Cuba de hoy. La Cuba de los Castro que se vendía (y aun trata de hacerlo) como el paraíso de la clase trabajadora y ya todos sabemos que es el paraíso de los funcionarios corruptos o empoltronados y listillos de toda estirpe.
Con excepción de algunos países con pobreza estructural, en cualquier país, con el paso de los años se ve el progreso en mayor o menor medida, mejor o peor distribuido. Dejas de ver tu pueblo natal por cinco o diez años y cuando vuelves te encuentras que hay evidencias de mejoría: calles, comercios, escuelas, alumbrado etc. Todos signos de progreso. Visitas un pueblo en Cuba luego de diez años y todo lo encuentras peor y tal parece que hubo una guerra (el caso de Centro Habana es el más conocido, pero se repite en todas partes). Es un claro ejemplo de involución.
Hoy en Europa estamos preocupados por la crisis y se dice que por primera vez en la historia reciente, se espera que los jóvenes de hoy vivirán pero que sus padres.
Pues nada de sorpresas, eso es lo que está pasando en Cuba Ya esta naciendo la cuarta generación post-revolución y las cosas continúan evolucionando a peor y los resultados de las reformas tan anunciadas no ven la luz. Se siguen acumulando los problemas, el déficit económico continúa, la deuda pública crece, el nivel de vida es menos que precario. Ya apenas se presume de los grandes logros que se han sido carcomidos por los años de indolencia y “planes innovadores” (catastróficos por demás).
En medio de tal realidad, mi amigo Juan tuvo una alegría: le pusieron teléfono.