LA HABANA, Cuba, 11 de octubre de 2013, Dania Virgen García/ www.cubanet.org.- Valentina Sokurenko, una ciudadana ucraniana con residencia permanente en Cuba, desde hace más de 30 años, ha sido desamparada por los gobiernos de Cuba y Ucrania.
Su dirección actual es Montaña número 9214 ,entre Los Pinos y Concha, Cojímar, Habana del Este,
Sokurenko llegó a la isla casada con un cubano, con el que tuvo dos hijos. Cuando, a los 17 años de estar casada, se divorció, perdió la casa de la que era copropietaria.
El padre de sus hijos negoció con la Dirección de Vivienda del municipio, la quitó de la propiedad y la desalojaron.
En 1994 empezó una relación con otro hombre que se la llevó a vivir en una casa en construcción, situada en la calle H número 1F17, entre 24 y 25, también en Cojimar.
Allí vivió varios años. Meses después de que su marido legalizó la propiedad de la casa, la echó a la calle.
Como no tenía donde vivir, Valentina Sokurenko comenzó un litigio en el año 2006. Ha enviando cartas de reclamación a todas las instancias gubernamentales.
Cansada de rodar por las calles, ocupó ilegalmente una vivienda vacía. Allí lleva cinco años. En el año 2011, el director municipal de Vivienda le comunicó que, si nadie reclamaba la casa, comenzarían con los trámites de legalización, y le dieron un documento para que lo tramitara con la Dirección de Inmigración y Extranjería.
Anteriormente, en 2009, Valentina Sokurenko enfermó de hipertiroidismo y se le detectó un tumor maligno en el riñón izquierdo -que fue extirpado junto con media costilla- y una hidronefrosis severa en el riñón derecho, con tratamiento para toda su vida.
En febrero del 2013, fue a ver al subdirector de Vivienda, con el actual delegado de su zona, y la hija de la propietaria de la vivienda que ocupa, para la entrega del permiso de legalización. Esperó respuesta hasta julio, cuando le llegó un emplazamiento para contestar reclamación, con un término de 10 días hábiles, declarándola ilegal por el concepto de ocupación de una vivienda ajena.
Valentina se dirigió a la embajada de su país en busca de auxilio, pero allí le manifestaron que podían enviarla a Ucrania de regreso con pasaje gratis, pero que una vez allí no podían darle asistencia social, por lo que no tendría casa, comida ni medicamentos.
Uno de sus hijos vive en la casa de su suegra, y el otro en España.
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