MIAMI, Estados Unidos.- El neurólogo cubano Roberto Quiñones Molina, residente desde 1994 en Argentina, dijo en entrevista con Infobae que “hoy no se ven trabajos relevantes en la medicina cubana” y que, si tuviera que escoger entre un médico cubano y uno argentino, “hoy con los ojos cerrados digo de acá mil veces”.
Quiñones Molina es hijo de la reconocida doctora cubana Hilda Molina, con quien fundó el CIREN (Centro de Rehabilitación Neurológica), en La Habana. Él salió de Cuba en el 94, su madre, luego de una larga lucha logró salir de la Isla en 2009, y desde entonces vive también en Argentina.
En sus declaraciones Quiñones Molina contó de sus inicios fuera de Cuba. “Hace 26 años que formo parte de la comunidad médica argentina. Cuando llegué tenía un currículum muy bueno, muy abultado. La secretaria del Rectorado de la UBA lo miró y me dijo: ‘Su currículum es envidiable, pero sepa que en este país no es ni bachiller’”.
Después de revalidar sus títulos se inscribió “en los Colegios Médicos de acá, que son instituciones muy serias, muy respetadas, y puedo asegurar, después de 20 años de ser miembro de la Sociedad Argentina de Neurología, que el nivel de excelencia de los neurólogos de acá no tiene que envidiarle nada a nadie. Darle prioridad a un médico argentino o uno de allá, hoy con los ojos cerrados digo de acá mil veces”.
La posible llegada de 200 médicos cubanos, y el hecho de que puedan ejercer su trabajo sin más requisitos que completar una planilla, “tiene en vilo a la comunidad sanitaria argentina”, por lo que consideran “un privilegio inaceptable”.
Sobre la capacidad de los galenos de la Isla y la transparencia del contrato entre ambos gobiernos el neurólogo cubano dijo: “La verdad que hoy no puedo decir si los que vendrán son médicos o no. Hace 26 años me fui de Cuba. Si la preparación médica de estos profesionales es buena o mala, afirmar algo categórico sería aventurado”.
De sus años de estudiante, hace 33 años, Roberto Quiñones Molina asegura que para acceder a la carrera de medicina debías pasar por muchos filtros y era un verdadero privilegio ingresar. En ese entonces “los hospitales, con más o menos recursos, daban un servicio muy bueno a enfermos cubanos y extranjeros. Con el tiempo y la necesidad de atender personas del exterior que pagaban en dólares, vi que la salud se deterioró para los cubanos y se priorizó la atención a los extranjeros. Yo me vine en el 94, entre otras cosas, por diferencias políticas con el régimen, entre otras cosas por esa diferencia que se hacía con la atención médica a los pacientes cubanos”.
Su madre, Hilda Molina, participó en las primeras misiones médicas internacionalistas del régimen de Fidel Castro. “Cumplió servicios médicos internacionalistas en Argelia. Fue entre el ’79 y ’81, ’82”, y por conocimiento de primera mano “sabía que el gobierno argelino pagaba 8 mil dólares por médico y por mes al estado cubano… ¡8 mil dólares de esa época! Y a los profesionales como ella les daban 30, 40 dólares, y un departamento que debía compartir con otra médica”, aseguró a Infobae.
Ante la necesidad del régimen comunista de mantener las misiones internacionalistas como fundamental ingreso de dólares a las arcas del estado, la formación de médicos se masificó y se aceleró, por lo cual para Quiñones Molina “se ha resignado calidad por cantidad”.
Roberto Quiñones Molina habló de la posibilidad de que junto a los médicos cubanos el gobierno incluya algunos espías de la Seguridad del Estado: “se dice también que entre esos grupos vienen siempre los cuidadores de los médicos, que son miembros de la seguridad del estado cubano, de la inteligencia, que cuidan que estos profesionales no deserten, no escapen, no establezcan vínculos con nacionales de esos países, y un poco para el mantenimiento de la moral y las directivas que les da el Partido Comunista de Cuba. No puedo afirmar ni negar, te repito y quiero que quede explícito, que sea como los videos producidos por las actuales autoridades de Bolivia, que afirman que muchos de estos médicos son adoctrinadores políticos, personal de servicios de inteligencia cubanos que vienen a hacer labores de espionaje. No se que decir, pongo un signo de interrogación. Yo digo que podría ser”.
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