LA HABANA, Cuba. — El rock en Cuba fue proscrito a partir de 1959 y catalogado por Fidel Castro como “la música del enemigo”. El Máximo Líder también calificó a sus cultores y fans como “elvispreslianos”.
Antes de la Revolución, el rock and roll tuvo detractores, pero se escuchaba a en la radio y era posible adquirir discos de artistas de ese género, sobre todo norteamericanos.
El primer ídolo rocanrolero nacional fue Jorge Bauer, que se dio a conocer a través de la televisión y en centros nocturnos en 1956. Además de rock and roll, cantaba baladas románticas italianas y francesas. Aunque no grabó discos, triunfó en Cuba, Venezuela, El Salvador y Jamaica. Emigró después de 1959 y con el tiempo fue olvidado.
También fue popular en la década de 1950 Ricky Orlando, quien tampoco grabó discos, solo se presentaba en cabarets y otros espacios.
Una figura muy carismática, que si grabó dos LP y dos discos de 45 rpm, fue Luis Bravo. Hacía versiones al español de canciones de Paul Anka y Neil Sedaka. Interpretaciones como Elenita (One Way Ticket) y Ya tu Vez (Jambalaya) fueron éxitos musicales de su repertorio.
Sus discos, de la firma Velvet, eran comercializados por la Distribuidora Nacional de Cuba, situada en Belascoaín 204. Sus LP (yo los tuve) fueron Luis Bravo (LPV 1062) y Tus Canciones (LPV 1090).
Luis Bravo, junto al argentino Luis Aguilé, tuvo un espacio en la emisora radial COCO llamado El Programa de los Luises. El día que suspendieron el espacio, un vocero del régimen discutió con el presentador y dijo que “ese cantante era una buena persona, pero su estilo no estaba acorde con la ideología revolucionaria”. Por supuesto, las protestas hechas a la emisora por nosotros, los jóvenes, cayeron en saco roto.
Luis Bravo hizo presentaciones en el Cabaret Nacional y el club Atelier (actual Submarino Amarillo), y en shows de cines habaneros, como el Manzanares y el Tosca, que fue donde logré verlo actuar varias veces, pues por mi edad no podía entrar en los centros nocturnos.
El locutor Monteagudo Arozarena, del espacio Buenas Tardes, Juventud, en Radio Marianao, apodó “El chamaquito” a Luis Bravo por su figura de adolescente.
Como Jorge Bauer, Luis Bravo emigró a principios de década de 1960 cuando retiraron sus discos de la venta y dejaron de poner sus canciones en la radio. Radicó primero en Venezuela y después se fue a Estados Unidos, donde falleció a principios de la década de 1990.
Otro cantante de rock de esa época fue Dany Puga, apodado también por Arozarena “El flaco feo que canta más bonito.” Popularizó una versión de Pretty blue eyes que tituló Muñequita y otra del Twist de Chubby Checkers. Existe un disco con sus canciones impreso por la discográfica Maype en el exterior a partir de másters rudimentarios propios que remasterizaron. Falleció en Alamar hace algunos años.
Los dos grupos cubanos más significativos de los años cincuenta fueron el cuarteto Los Llopis y Los Astros, de Raúl Gómez.
Los Llopis fue la primera agrupación cubana que interpretó rock and roll. Versionaron los éxitos de Bill Haley and his Comets, Al Compás del Reloj (Rock Around the Clock) y Hasta Luego Cocodrilo (See You Later Alligator). Se destacaron por el uso de la guitarra hawaiana.
El otro grupo con un formato rockero de combo, con dos guitarras eléctricas, bajo, batería y saxofón, fueron Los Astros de Raúl Gómez, quienes solo grabaron cintas artesanales, de las cuales algunas se radiaron por Radio Cadena Habana, como Eres Como el Fuego, su versión de Little Devil, de Neil Sedaka.
Después de estar un tiempo silenciado tras la disolución de Los Astros, Raúl Gómez se unió al cuarteto Los Bucaneros, con quienes grabó un LP que contenía dos canciones que se hicieron muy populares: La Soga y Cariñosa.
Unos años más tarde, en 1968, Raúl Gómez y su entonces esposa Mirta Medina integraron el muy popular dúo Mirta y Raúl. Tras la separación del dúo, Raúl Gómez se unió a la cantante Leonor Zamora. Hoy radica en los Estados Unidos, donde produce y compone.
Esos son, a grandes rasgos, los pioneros del rock en Cuba. Desgraciadamente, están prácticamente olvidados, al no existir registros fonográficos de ellos o no radiarse.