LA HABANA, Cuba, 8 de noviembre (Reinaldo Cosano, Sindical Press / 173.203.82.38 ) -La batida de los inspectores contra la crianza de cerdos en Guanabo y sus alrededores, al este de La Habana, han amargado la vida a muchos vecinos de la zona, entre estos a Iris Gil García, y a su vecino Ramón Oliva, que poseen una cochiquera compartida.
Una tropa de seis inspectores, encabezada por las supervisoras Marlisis Verdecía y Johise Berruel, ordenó a Oliva demoler su cochiquera, le impusieron una multa de cien pesos y fue conminado mediante Acta de Advertencia a no construir nuevo corral. A Iris le dieron el plazo de una semana para disponer de su animal.
Según los inspectores tanto Oliva como Iris, y varios otros cientos de criadores de cerdos de la localidad, incumplen la ordenanza del Ministerio de Salud Pública que prohíbe esa ocupación en áreas urbanas, y que por décadas no fue aplicada en la práctica.
“Inspeccionaron, vieron todo limpio, higiénico. Les expliqué que en una semana no puedo encontrar otro lugar donde poner mi lechoncito para que crezca y engorde con sobras que recojo entre vecinos y viandas que le hiervo, que es un crimen matar ese puerquito que no pasa de cincuenta libras, destinado a la cena de Nochebuena, y a dejar un poco de carne y manteca para la alimentación de semanas siguientes, como hago desde hace seis años. Les dije que estoy sin trabajo, tengo que alimentar a mi madre anciana y enferma y a mi hijo en edad escolar, que el precio de la carne y grasa de cualquier tipo está por las nubes, inalcanzable a mi bolsillo y el de la mayoría. Pero no entendieron razones. Respondieron que la ley se hizo para cumplirla. Si están decididos a aplicarla en toda Cuba muchos, entre ellos mi familia, vamos a tener una Nochebuena y Navidad muy tristes”, dice Iris Gil.