SAN LUIS POTOSÍ, México.- El espía Gerardo Hernández, coordinador de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) ha celebrado una serie de “Minifestivales de materia prima” en La Habana, en medio de un contexto de miseria que ha llevado a muchos cubanos a recolectar basura como método de subsistencia.
El funcionario aseguró en redes sociales que algunos barrios, como en el de Romerillo, municipio Playa, “la labor de reciclaje deviene en fiesta popular”.
Trivializando la pobreza, el espía cubano organizó jornadas de compra de materia prima, a las que ha denominado fiesta popular, cuando incontables personas viven de la basura y encuentran en ella una fuente de ingresos, ante los exiguos salarios y pensiones que reciben del Gobierno.
De acuerdo con un cartel de compra de materia prima que se alcanza a ver en fotos del sitio de los CDR en Facebook, un kilogramo de latas se paga a 50 pesos cubanos; el de aluminio, a 75CUP; el de bronce, a 100CUP; el de cobre, a 200CUP.
En Cuba han aumentado los pepenadores, quienes encuentran en los desechos una alternativa para obtener dinero en medio de la crisis.
En el vertedero ubicado en el Primer Anillo y autopista Habana-Melena, donde más de 70 personas se reúnen diariamente para “espigar” en la basura y vender como materia prima los deshechos que encuentren.
Del vertedero obtienen aluminio, cobre, gomas de vehículos, que veden después en casas que se dedican a comprar lo que ellos recolectan.
En las ciudades, historias de “buzos”, como se le llama popularmente a quienes hurgan en los basureros, abundan. Ancianos, jubilados, y personas de toda índole han encontrado en depósitos de basura verdaderos nichos que los han ayudado a subsistir.
Un cubano de 56 años, residente en Centro Habana, contó a la prensa que no solo recupera de entre los desperdicios materia prima, botellas de plástico y latas, para venderla a empresas privadas y estatales.
También obtiene de ahí alimentos, como evidenció con una bolsa de plástico con cuatro panes que obtuvo de la basura.
En un mes puede lograr hasta 2.000 pesos cubanos, un estipendio más elevado que las pensiones para jubilados. Con ese monto puede viajar a su provincia y darle dinero a su hija, de 27 años. “Me dedico a esto para que ella coma”, contó.
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