MIAMI, Estados Unidos. — Emilia de Córdoba y Rubio (1853-1920) fue una destacada patriota cubana. Es considerada por muchos la primera mujer mambisa, aunque su legado ha pasado desapercibido en la historia.
Proveniente de una familia acomodada con fuertes convicciones independentistas y antiesclavistas, Emilia defendió estas ideas a lo largo de su vida. Su valioso papel en la historia de Cuba fue reconocido por encumbrados patriotas como Máximo Gómez y Juan Gualberto Gómez, quienes elogiaron sus generosas donaciones monetarias para la causa de la libertad cubana.
Emilia se destacó como una mujer valiente y decidida, enfrentándose incluso al militar español Valeriano Weyler durante la reconcentración, tanto con palabras como con acciones. Su arresto y permanencia en las cárceles del Castillo del Morro, El Príncipe y La Cabaña, donde proporcionó medicamentos y alimentos a los prisioneros, son ejemplos notables de su coraje.
Debido a sus firmes convicciones independentistas, Emilia fue expulsada de Cuba, estableciéndose en Cayo Hueso, desde donde continuó su lucha. Se convirtió en la primera mujer en ocupar un cargo público en la República, destacando el papel y la capacidad de las mujeres cubanas en la lucha por la libertad.
Su legado también perdura en una escultura sedente erigida en el parque que Emilia deseaba dedicar a Martí, pero que la comunidad, en reconocimiento a su valía, le dedicó a ella. Esta escultura, posiblemente la primera de su tipo en La Habana y quizás en Cuba, está ubicada en el reparto Sevillano (Diez de Octubre) y muestra a una mujer de cuerpo entero sentada, con relieves que narran su vida y obra.
Emilia de Córdoba y Rubio falleció el 13 de enero de 1920, en la barriada de La Víbora en La Habana, dejando un legado valioso y una huella imborrable en la historia cubana.
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