LA HABANA, Cuba. – Entre los grandes intelectuales de la historia de Cuba destaca el profesor, médico y poeta camagüeyano Esteban Borrero Echeverría, hombre culto, de pensamiento y acción, que defendió la causa de la libertad iniciada por Carlos Manuel de Céspedes.
Su padre, también poeta y opositor al dominio de España, no tardó en volverse incómodo para las autoridades coloniales. Se vio obligado a emigrar, dejando a su familia en una delicada situación económica a la cual hizo frente su esposa, Ana María, quien ejerció el magisterio para continuar criando a sus hijos con dignidad.
Esteban asistió a su madre en las labores de enseñanza para contribuir a la economía familiar. A los 14 años ingresó como ayudante en la Comandancia de Ingenieros de Puerto Príncipe. Su buen desempeño le valió una beca para estudiar Ingeniería en Madrid, a la cual no pudo acceder de inmediato debido a su frágil salud. Mientras se recuperaba, fundó una escuela nocturna para adultos, a la cual asistieron personas blancas y negras, una iniciativa que demostró el respeto del joven camagüeyano a los derechos civiles y su rechazo a las políticas discriminatorias impuestas por España y parte de la aristocracia criolla.
La beca en Madrid quedó definitivamente postergada tras el estallido de la Guerra de los Diez Años, en 1868, a la cual se unió junto a su madre, quien lo acompañó en la manigua. Allí crearon dos escuelas para la superación de los insurrectos, y contribuyeron a la causa con todo esfuerzo, hasta que la salud de Esteban volvió a quebrantarse.
Del campo de batalla salió enfermo y con heridas que le valieron el grado de comandante del Ejército Libertador. Fue apresado por los españoles, que lo confinaron a su ciudad natal, manteniéndolo estrechamente vigilado. La Corona le prohibió ejercer como maestro y decidió enviarlo a Isla de Pinos. Borrero, sin embargo, logró quedarse en La Habana, donde inició la segunda etapa de su vida al descubrir su vocación por la Medicina.
Una vez recibido como galeno y cirujano, obtuvo una plaza como médico municipal. A pesar de su prestigio, continuó conspirando en favor de la independencia hasta que se vio obligado a exiliarse. Desde Florida apoyó la Guerra Necesaria preparada por José Martí.
La vida de Esteban Borrero estuvo marcada por dolorosas pérdidas personales. Primero sus hermanos, Manuel y Elena, quienes fallecieron poco antes de iniciar la guerra de 1895. Luego, ya en Estados Unidos, con solo 19 años, murió su hija Juana Borrero, una talentosa poetisa y pintora cuyo prometedor futuro fue tronchado por la tuberculosis.
Tan sensible pérdida dejó a Esteban abrumado y, aunque en la etapa republicana ocupó importantes responsabilidades como diplomático y profesor, se quitó la vida a los 68 años.