LA HABANA, Cuba. – El 8 de mayo de 1925 cumplía Miguel Matamoros los 31 años de edad. Ese día, sus amigos Siro Rodríguez y Rafael Cueto, que estaban en su casa en Santiago de Cuba festejando el onomástico, tocaron y cantaron con Miguel por vez primera. Así nació el Trío Matamoros.
Inicialmente se llamó Trío Oriental, pero como había otros tríos que se llamaban así, decidieron bautizarlo con el apellido de su director.
El famoso guitarrista y compositor Eusebio Delfín, que conocía las excepcionales condiciones de Matamoros, cuando el trío fue a La Habana en 1926, lo presentó en la firma discográfica RCA Víctor, donde lo felicitaron por su interpretación, pero dejaron pendiente la posibilidad de grabar.
En 1928, cuando el nuevo representante de la RCA Víctor, Mr. Terry, fue a Santiago de Cuba para descubrir nuevos talentos, Miguel Matamoros lo contactó, lo invitó a su domicilio a escuchar al trío y le sugirió que fuera a verlos actuar en el teatro Aguilera.
20 días después, el Trío Matamoros fue invitado por la RCA a ir a grabar a Nueva York.
La primera pieza que grabaron, en los estudios de Camden, Nueva Jersey, se llamó Promesa. Pero no fue ese el primer disco que se vendió, sino uno que contenía la canción Olvido, y la muy conocida El que siembra su maíz.
Fue rotundo el éxito. Ese año se vendieran 64.000 placas en Cuba, algo que constituyó un récord en su tiempo.
Su primera presentación en La Habana, en el teatro Campoamor, fue en 1928. Cantaron El que siembra su maíz, Promesa, Olvido, Son de la Loma y varios éxitos más. El triunfo tan extraordinario obtenido los llevó a presentarse hasta cinco veces en un mismo día, en varios teatros y cines habaneros
Volvieron a Estados Unidos en 1929 para otra sesión de grabaciones. Volverían a grabar en Norteamérica en 11 ocasiones más.
Se presentaron además en Panamá, Venezuela, México, Haití, Santo Domingo, Curazao, Puerto Rico, Argentina, Chile, Brasil, España, Portugal y Francia.
Matamoros también trabajó con agrupaciones de mayor formato, como el Septeto Matamoros y hasta una orquesta.
Un hecho simpático ocurrió cuando, un día, al ir a grabar; el técnico preguntó por el título de la interpretación, y respondió Matamoros: “¿A usted qué le importa?”. Cuando el hombre se molestó, el músico le aclaró: “Es que ese es el título de la canción”.
Las composiciones de Miguel Matamoros, que ganaron amplia aceptación popular, se caracterizan por el fino humor de las letras, con rimas de cuarteta o décima, un mensaje sencillo, sin complicaciones musicales.
Es interesante señalar que la primera ocasión en la que Benny Moré grabó su voz en un disco, lo hizo con el famoso trío.
Fue muy extenso el repertorio de los Matamoros: 431 composiciones impresas en acetatos. Pero gran parte de esas piezas son muy poco conocidas, por la deficiente difusión radial y comercial, y permanecen en los archivos de las casas discográficas y las radioemisoras.
Cuando se escuchan las piezas de Miguel Matamoros o las versionadas por otros intérpretes, son casi siempre las mismas: Son de la loma, El que siembra su maíz y Lágrimas negras, tal vez la más conocida en todo el mundo.
Las dos últimas presentaciones del Trío Matamoros antes de su retiro, después de 35 años de actuaciones, fueron en 1960, en el programa televisivo Jueves de Partagás y en el teatro Chaplin, (hoy Karl Marx).
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