Jimmy Carter:
un buen hombre
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, mayo (www.cubanet.org) - La llegada de James Carter a Cuba fue
precedida de grandes esperanzas por parte de la población, la cual hace más
de doce años se debate en la mayor crisis económica, política
y social que haya azotado al país en toda su historia. El ex presidente
norteamericano siempre ha gozado de una alta estimación entre los
cubanos. Bajo su mandato (1977-1981) estimuló el entendimiento y creó
los acuerdos que permitieron el reencuentro entre los cubanos de la isla y sus
familiares residentes en Estados Unidos, también favoreció la
creación de oficinas de intereses en La Habana y Washington, lo cual
apuntaba hacia un probable restablecimiento de relaciones diplomáticas,
entre otros pasos encaminados a la normalización de los vínculos
entre ambos países.
No puede olvidarse tampoco su papel en la arena internacional, donde se
destaca el establecimiento de las relaciones diplomáticas con China, el
tratado Salt II con la URSS, los acuerdos de Camp Davis entre Egipto e Israel y,
muy importante para América Latina, e tratado Torrijos-Carter para
devolver la soberanía del canal de Panamá, logrado a pesar de los
esfuerzos hechos en su contra por las fuerzas más conservadoras de la
sociedad estadounidense de entonces.
Hay que recordar que todos estos pasos positivos emprendidos por la
administración Carter en la promoción de la paz y la concordia
internacionales a través del diálogo y del compromiso, tuvieron
que hacerse en el marco de una herencia muy negativa dejada por la guerra de
Viet Nam (finalizada dos años antes) y el gran escándalo
Watergate, ocurrido en la administración anterior, así como por
los complicados problemas surgidos durante su etapa de presidente; la crisis
petrolera, la revolución en Irán y la toma de los diplomáticos
norteamericanos como rehenes en ese país, todo lo cual dificultó
extraordinariamente su gestión. Pero aún así, Carter trató
por todos los medios de dejar un legado positivo para la Humanidad.
Al concluir su mandato, en lugar de optar por una vida cómoda y
placentera, como hace la mayoría de los políticos, prefirió
continuar trabajando por la paz y la concordia mundiales y creó el Centro
Carter, promotor en todas las latitudes de la democracia y del respeto a los
derechos humanos en su integralidad, así como de la ayuda a los más
necesitados mediante el envío de alimentos y medicinas, asistencia médica
y tecnología. Ha servido de mediador en diversos conflictos poniendo de
acuerdo a las partes en pugna, ha propulsado elecciones transparentes y campañas
para librar del hambre y las enfermedades a muchos pueblos.
Todos estos elementos generaron esperanzas entre el pueblo cubano cuando se
anunció la visita de Carter. Las expectativas no fueron defraudadas.
Este hombre, siempre con su sonrisa en los labios, en su discurso en la
Universidad de La Habana brindó una clase magistral sobre el significado
de la democracia y el pluralismo para los pueblos. En esta intervención
histórica, muy sintética, pero no por ello menos abarcadora,
ofreció un cuadro objetivo de la sociedad cubana, no exento de críticas
a aspectos de las políticas seguidas por las administraciones
norteamericanas desde los inicios de la República de Cuba hasta nuestros
días.
Asimismo, de forma constructiva y entendible para todos los cubanos, explicó
los efectos nocivos para nuestra sociedad del sistema que durante tantos años
se ha impuesto en Cuba, demostrando que este es el principal problema que
afronta la población. Al propio tiempo, de forma explícita hizo
un llamado al cambio y al entendimiento entre los gobiernos de Estados Unidos y
Cuba, mientras dejaba bien claro las consecuencias para nuestra nación si
se mantiene aislada de los procesos de integración del continente.
Asimismo, destacó su diáfana posición contraria al
embargo que, aunque subrayó no representa el principal problema para el
desarrollo de Cuba, sí constituye un factor que incita la hostilidad
hacia el vecino del norte.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|