La verdad en
cueros: la visita de Carter y el Proyecto Varela
Reinaldo Cosano Alén
LA HABANA, mayo (www.cubanet.org) - Dos hechos simultáneos acaban de
ocurrir, sin dudas, conectados: el arribo a Cuba del ex presidente de Estados
Unidos de América, James Carter, y la presentación precipitada a
la Asamblea Nacional del Poder Popular de las firmas del Proyecto Varela.
Las diez mil firmas (hasta con un poquito más, como propina política)
succionadas sin infranqueables contratiempos entre los once millones de
compatriotas en un proyecto re-lanzado hace alrededor de cuatro años,
seguro será presentado al trigésimo noveno presidente de Estados
Unidos de América (1979-81) como la fórmula salvadora para Cuba de
la tiranía castrista, con la pretensión nada ingenua de solicitar
a la Asamblea Nacional (exacta hechura de Castro) que haga el favor de permitir
un plebiscito democrático y limpio, encabezado por él, el mayor
truquero que recuerde la historia (no sé si de Cuba o del mundo) para que
decida si se queda gobernando o si abandona el poder, cuando ya está
harto demostrado que el pueblo cubano no lo quiere.
Referendo que se sabe no lo consentirá, y ¡quiera Dios no lo
consienta!, porque único candidato, gran manipulador con el control del
plebiscito de arriba abajo, incluido los colegios electorales y las mesas, sería
eternizado "democráticamente" en el poder que de ninguna manera
quiere soltar, como si fuera un predestinado.
Pero, ¿por qué pretender olvidar que este Castro es el mismo que
en su momento, a tiempo, aconsejó al presidente sandinista de Nicaragua,
Daniel Ortega, no cometiera la estupidez de exponerse a la decisión
soberana del pueblo mediante elecciones libres y democráticas?
La documentación (las firmas) del Proyecto Varela acaba de ser
entregada a un funcionario de último rango (¡qué casualidad!)
el último día laboral de la semana, a la carrera. ¿Y qué?
Pues como ha dicho la coautora del documento La Patria es de Todos, Martha
Beatriz Roque Cabello, "no ha habido algo que indique que el Proyecto
Varela pueda ser viable". Por esto, precisamente, surgen nuestras dudas y
convicción de la impracticabilidad del proyecto, las mismas dudas de un
sector mayoritario de la oposición cubana en que hay que tener muy
presente el desgaste, frustrante, de recursos y esperanzas.
La presentación de las firmas en el exacto momento de la visita de
Carter deberá entenderse como una buena jugada táctica que obligará
a tratar el asunto al ex presidente de Estados Unidos, a quien le harán
creer que es la única propuesta válida que defiende la oposición,
como igual lo estarán pensando muchos que componen la opinión pública
internacional y a no dudarlo hasta algunos gobernantes.
Sobre el particular prefiero tomar prestadas estas palabras de la señora
Roque Cabello, dichas precisamente ante senadores de Estados Unidos que también
visitaron a Cuba:
"A los senadores tuve que aclararles que no creía en la actual
Constitución ni en las leyes vigentes. Porque si además de oír
lo que el gobierno les dice, los que nos oponemos al sistema les trasmitimos la
idea de que aquí todo funciona bien, que podemos hacer un referéndum
para cambiar al país, entonces dirán: ¿De qué se
quejan? Pero además en sus informes sobre el viaje, que deben hacer al
Senado, les expondrán que no es necesaria la actual política
americana, que aquí pensamos llegar a la democracia con diez mil firmas y
un referéndum. ¿Cómo queda el exilio? ¿Qué opinión
tendrán de ellos los congresistas y senadores que hacen lobby a favor del
cambio en Cuba? Incluso las organizaciones que allí se proyectan para
ayudar a la transición estarían perdiendo su tiempo, sólo
habría que esperar a que Fidel Castro acceda a este llamado al cambio".
En ese mismo sentido otra inquietante cuestión preocupa a los
sectores mayoritarios de la oposición, que no son exactamente ni
necesariamente los firmantes del Varela, en lo que pudiera haber otro gran equívoco:
¿Qué visión llevarán a Carter los privilegiados
disidentes (siempre los mismos moderados y contemporizadores) que contactarán
con él en temas tan vitales como el embargo? Porque incluso entre los
firmantes del Proyecto Varela los hay a favor y en contra del levantamiento del
embargo.
Es muy necesario que Carter no se lleve una idea distorsionada de la
realidad cubana, de su oposición al sistema castrista. Como se sabe,
muchos de aquí y de allá han jugado todo su "dinero" a
un caballo perdedor, porque nunca ha ganado carrera, y parece necesario retomar
estas palabras de Roque Cabello: "¿Hasta cuándo el Proyecto
Varela perturbará la transmisión de las verdaderas necesidades de
nuestro pueblo a aquellos que nos visitan? Cinco años sin frutos son más
que suficientes para que se reconozca que éste no es el camino para
remediar nuestros problemas. La izquierda, dentro de la oposición, no es
mayoritaria, y por lo tanto no puede guiar nuestro futuro".
El Proyecto Varela no es la salida a los problemas de Cuba. Tampoco posible.
El artículo cinco de la Constitución de la República (la
misma en que se apoyan los varelistas) deja bien claro, como inconmovible
valladar, que el Partido Comunista es la fuerza dirigente superior de toda la
sociedad; en tanto otros artículos de la propia Constitución de
hechura castrista plantea que no se podrá presentar ningún tipo de
proyecto o ley que lesione los fundamentos del régimen. Por si fuera poco
(y nadie se haga el tonto) es bien conocido que la ley orgánica de la
Asamblea Nacional del mal llamado Poder Popular establece de manera concluyente
que cualquier propuesta que sea elevada a este seudoparlamento, todas las firmas
para que sean válidas tienen que estar autentificadas por Notario Público.
¿Por qué tanto engaño? ¿Por qué embaucar al
sufrido pueblo cubano de esta y la otra orilla con recetas irrealizables?
Ya hubo que recalificar cantidad de firmas falsas a expensas de gran gasto
de tiempo, recursos y frustraciones. ¿Qué ocurrirá si la
Asamblea Nacional detecta, porque es posible, nuevas firmas falsas? ¿Habrá
que revisarlas todas de nuevo? Y no es pregunta tonta.
¿Quiere decir, entonces, que los caminos están cerrados?, ¿que
hay que cruzarse de brazos? ¡Jamás! Existen otras vías que
sería bueno que nuestro ilustre huésped conociera, al que
invitamos se interese por el espectro alternativo completo.
El poder no se mendiga, ¡hay que arrebatarlo! con acciones cívicas,
enérgicas, si bien pacíficas, de enfrentamientos, ganando espacios
con la concreción de actividades y asociaciones que fomenten la sociedad
civil paralela, de denuncia de las violaciones de derechos humanos, que nada de
esto contempla el Proyecto Varela y al contrario conducen al quietismo de las
organizaciones dedicadas a la recogida de firmas. Estas acciones contestatarias,
distinguido señor Carter, son las que molestan y preocupan a la cúpula
gubernamental intolerante porque conducen a la denuncia interna y externa de sus
desmanes y de las miserias de Cuba y conforman el expediente que cada año
le sacan en Ginebra como consuetudinario violador de los derechos humanos con la
consecuente condena.
Por seguir esta línea frontal al régimen (no por firmar ni por
recoger firmas para el Proyecto Varela) veintiséis conciudadanos
detenidos aguardan ser condenados a largos años de prisión,
encarcelados en la última y desmedida oleada represiva. Entre ellos el
abogado ciego, presidente de una organización promotora de los derechos
humanos y de la vida civil, Juan Carlos González Leiva, y también
el líder del Movimiento de Derechos Humanos 24 de Febrero, Leonardo Bruzón
Avila, arrestado al salir de una iglesia.
Dentro del marco de la oposición cubana existen proyectos realistas
para socavar al régimen, para reanimar al activismo político
anticastrista, como es la Plataforma de Resistencia Cívica de la Oposición,
que incluye la estructuración de un Comité de Representación
Opositor Nacional, en el que estén representadas las variadas tendencias
dentro del espectro contestatario con acceso a visitantes ilustres y cuantos
quieran estar bien enterados de la realidad cubana alternativa y no, como hasta
el presente, para que regresen a sus países, por lo general, con una idea
equivocada o incompleta de la realidad cubana. En vez de orientarse, son
desorientados. Es lo que se teme ocurra ahora con Carter.
También existen otras propuestas como la presentada por Roque
Cabello, cuyo título lo explica por sí mismo: Asamblea para
promover la sociedad civil en Cuba.
Por supuesto, el tema es muchísimo más vasto. Eso queda para
otro momento. Para concluir me han parecido interesantes estas palabras de Václac
Havel: "Los malentendidos sólo se pueden evitar de un modo: diciendo
claramente, antes de usar el término oposición, en qué
sentido se usa y qué se entiende por él en nuestra sociedad".
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