Salud
pública cubana
El elefante
blanco de la salud
Lucas Garve, CPI
LA HABANA, mayo (www.cubanet.org) - La asistencia y los servicios de salud
prestados en Cuba son absolutamente gratuitos para los cubanos. El sistema de
salud pública del país mantiene una reputación de ser único
en Latinoamérica.
En Cuba, justo en el año 2000, los pacientes contaban con una dotación
normal de camas cuyo número ascendía a 73,157 repartidas en unos
276 hospitales. La cifra de ingresos alcanzó un millón 390,069
pacientes.
Para atenderlos, en hospitales y policlínicas, la cifra de médicos
llegaba a 64,863 (en 1999) según informaciones de la Oficina Nacional de
Estadísticas (ONE). Dada la población cubana, cada médico
atendía 172 habitantes. Vale apuntar que la inversión estatal de
Salud Pública representó el 1.7 por ciento del total entre el año
95 y el 2000.
Pero también no es menos cierto que a pesar de la magnitud del
sistema, del servicio y la capacidad de asistencia, las numerosas quejas de los
pacientes empañan los resultados del sistema.
Realmente, el ingreso en un hospital requiere de un esfuerzo para el
paciente y los familiares. Sobre todo, los familiares del enfermo cargan con
todo lo necesario para instalarse en el hospital junto a él.
Y "todo lo necesario" significa desde ropa de cama hasta
utensilios domésticos y electrodomésticos. Es así que desde
la instalación del enfermo, en el seno de la familia se activan
mecanismos con el objetivo de poner en marcha una cadena de servicio al
paciente. Llevar la comida y traer los cacharros, termos, cubiertos, la ropa de
cama limpia y traer la utilizada...
En fin, "todo lo necesario" equivale casi a una mudanza de
domicilio. Pero este aspecto es la logística del problema.
El nudo del asunto está en las medicinas. En el esfuerzo de hallar
las medicinas necesarias para el tratamiento, las que en muchas ocasiones no se
ofertan en las farmacias de los hospitales como es de esperar. Entonces se arma
el corre corre, y a buscar el medicamento. En buen número de los casos
hay que adquirirlo en el mercado negro.
En Cuba, el verdadero valor del sistema de salud no está
exclusivamente en la infraestructura del mismo. El real tesoro de este sistema
son los profesionales del ramo.
El personal médico y el paramédico aseguran con su esfuerzo, y
en medio de dificultades propias de una situación de emergencia, el
restablecimiento de la salud de los enfermos.
Por ello, el "rapport" que se establece entre el médico y
el paciente y, por añadidura, con los familiares, es muy estrecho. Hoy
mismo, la labor y el esfuerzo de los galenos, el personal de enfermería y
demás técnicos de la salud no hay con qué pagarlo.
Ellos padecen las mismas dificultades cotidianas del resto de la población,
y hasta en condiciones más complejas: transporte deficiente, carestía
de la vida, vivienda, economía personal descapitalizada, entre otros.
Ciertamente, la salud pública es un gran elefante blanco muy difícil
de manejar.
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