Tía
Tata cuenta cuentos (II)
Héctor Maseda, Grupo de Trabajo Decoro
LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - Alfredo, otro cubano vinculado a la
rama, radicado en la localidad de 10 de Octubre, nos comenta acerca de los
pagos, controles y visitas que recibe de los inspectores, y las multas.
"De acuerdo a los productos que comercializas, o al servicio que
prestas, así será el pago mensual que le harás al estado.
Al principio, muchas licencias pagaban 60 pesos. Pocas excedían los 200.
Ahora muchos pagamos mil pesos, y hasta 1,500. A fin de año estás
obligado a declarar bajo juramento las utilidades obtenidas por las ventas -no
las netas- y te descuentan un 10 por ciento, cuando en realidad los gastos
sobrepasan el 70-80 por ciento de las ganancias brutas declaradas. Cuando te
visitan los inspectores te exigen hasta lo más intrascendente
(comprobantes por el detergente que usas) y las propiedades o justificaciones de
los equipos y enseres que utilizas en el negocio. Estos supervisores te imponen
multas por cualquier detalle (un comprobante en el cual no se lee con claridad
la especificación del artículo, el precio o la fecha de adquisición).
El monto de la penalización puede ascender hasta los 1,500 pesos. Nunca
es inferior a 500. En realidad, la actitud de los funcionarios encierra, en
muchos casos, la corrupción que los devora por dentro".
En ocasiones como la que analizamos, me vienen a la mente una frase del filósofo
chino Lao-Tse: "Quien se mira a sí mismo, no ilumina".
Eso pudiera explicar por qué en Cuba andamos en tinieblas.
Tía Tata cuenta
cuentos (I)
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