CUBANET... INTERNACIONAL

Diciembre 24, 2001



El honor de la prensa independiente cubana

Lázaro González Valdés. Cuba Nueva. Diciembre 24, 2001.

Cada día, ejerciendo su profesión en el más surrealista contexto, los periodistas independientes desobedecen las limitaciones impuestas por el partido comunista de Cuba a esta actividad, y las cuales resumió del siguiente modo en el artículo 53 de la Constitución: "Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista".

Tras la desunión en que cayó la disidencia por el fracaso de Concilio Cubano en febrero de 1996, la prensa independiente se convirtió en la actividad con mayor organización y definición de propósitos de todas las que se realizan fuera del control del régimen totalitario de Fidel Castro y, por tanto, la más peligrosa para éste.

El impacto del documento La Patria es de Todos fue anulado dentro de la isla por el encarcelamiento de sus autores y por la ausencia de opositores capaces de relevarlos para proseguir emplazando al partido comunista, que en ese entonces se preparaba para su quinto congreso; los promotores del ayuno de Tamarindo 34 no pudieron unir más allá de los cuarenta días planificados a los cientos de activistas que apoyaron esa acción, porque no vencieron las diferencias surgidas entre ellos durante esa campaña de desobediencia civil; pero la prensa independiente no sólo se ha mantenido sino que se fortalece a pesar de las agresiones de la policía política y a pesar de las naturales bajas por salidas del país. Su existencia es el más contundente desmentido a los que, como el periodista Luis Ortega, repiten la falacia que vociferan los castristas en sus discursos y según la cual "No hay tal prensa independiente". Su expansión ha sido indetenible hasta el momento aunque hay decenas de reporteros exiliados por la policía política, aunque hay empecinados en la erección de cierta élite contraproducente a la causa de la libre expresión y publicación del pensamiento en Cuba.

Pero, ni persona ni grupo alguno podrá imponerse ni será impuesto como una suerte de guardapalabras o de vigilante en jefe del periodismo, ni régimen tan opresor como el castrista podrá acallar a los defensores de la prensa sin ataduras porque, afortunadamente, sólo en la fantasía creadora de algún poeta enajenado es que pudiera existir dictadura semejante pero -como sentenció Jaime Balmes- "el mundo real no es el mundo de los poetas y novelistas; (sino que) es preciso considerarle y tratarle tal como es en sí: no sentimental, no fantástico, no soñador; sino positivo, práctico, prosaico".

Es la práctica, precisamente, la que viene demostrando hace años la utilidad y veracidad de las noticias y artículos de los periodistas independientes, a quienes los portavoces de Castro tratan de descalificar incriminándoles falta de profesionalidad, intenciones subversivas y deseos de emigrar, sofismas que quizás influyeron al funcionario de la Sociedad Interamericana de Prensa que declaró: "La falta de una formación profesional adecuada, y un compromiso político, lastra el trabajo de los periodistas independientes y los pone en un plano semejante al de los periodistas oficiales" (En Cuba la prensa está muerta, afirma periodista disidente, AFP, La Habana, 3 mayo de 2001). La prensa no está muerta en Cuba. Los periodistas tampoco han perecido. Se puede confirmar su buena salud en varios sitios web como www.cubanueva.com, www.cubaencuentro.com, www.cubanet.org, www.cartadecuba.com, www.nuevaprensa.org, por citar algunas, también se pueden escuchar sus noticias y opiniones en Radio Martí, Radio Mambí e incluso, ocasionalmente, en alguna que otra televisora.

Por supuesto, hay periodistas independientes que escriben mejor que otros e incluso hay noveles que aún tienen serios problemas de redacción. Pero, ¿quién va a lanzar la primera piedra de sabiduría contra ellos?, si en cualquier medio se encuentran estos mismos problemas.

Cuando un funcionario de la Sociedad Interamericana de Prensa expresa que "Lo que se está haciendo en Cuba, con excepción de la prensa extranjera y algunos periodistas independientes, son mecanismos propagandísticos", la opinión de este funcionario lo convierte en censor que excluye a quienes no se ajustan a su idea del periodismo. Esta es también una forma de censura.

Generalizar casi siempre conducen al error. Por ejemplo, recientemente Radio Martí difundió la noticia de que treinta cubanos que abandonaron el país en una embarcación se encontraban sanos y salvo en Panamá. La periodista que reportó esta información no la confirmó debidamente. Tampoco la confirmaron en la emisora. La noticia salió al aire, pero ninguno de los treinta cubanos ha aparecido en Panamá ni en ningún lugar del planeta hasta el momento. Indudablemente, se ahogaron en el Estrecho de la Florida como le ha sucedido a miles y miles de compatriotas en su huída de la dictadura comunista. Pero, ¿este incidente indica que Radio Martí suele divulgar noticias falsas o que los periodistas que allí laboran no son profesionales? Pues no. Este error no probaría tales afirmaciones.

El desacierto de Radio Martí demuestra que ni los periodistas ni los medios de prensa son infalibles por muy profesionales que se les consideren, por muy renombrados que sean. Por tanto, la falta de profesionalidad que algunos le quieren colgar a los periodistas independientes cubanos carece de fundamento.

Es preferible publicar una noticia mal redactada (que puede ser corregida posteriormente) a una noticia que no es real, porque esta última no hay modo de enmendarla. En este punto se impone la siguiente pregunta: ¿por qué la prensa oficialista no investiga y desmiente los hechos sobre los cuales reportan los periodistas independientes? La respuesta es evidente: porque los reportes de los periodistas independientes son veraces, porque sus artículos describen lo que sucede en Cuba y la prensa oficialista encubre, mientras la prensa extranjera acreditada en el país ni se entera o sólo trata superficialmente el asunto para que no echen de la isla a sus reporteros.

Un ejemplo reciente de lo antedicho es que ni la prensa oficial ni la extranjera se habían referido a la epidemia de dengue existente en diferentes municipios de la capital cubana, cuando los periodistas independientes (en su contacto diario con la población) ya venían reportando el problema hace meses. Sólo cuando Castro declaró la existencia de la plaga fue que, tanto los reporteros oficialistas como los extranjeros, publicaron las palabras de éste y admitieron la epidemia. Ninguna de estas partes destacó que la primicia fue de los independientes. Ni siquiera los citaron como fuente.

Tampoco elogiaron su profesionalismo al conocer de los brotes de dengue incluso antes que el Ministerio de Salud Pública, cuyos funcionarios se hacen los ciegos ante problemas de esta índole porque afectan las estadísticas que el régimen castrista le presenta a los organismos internacionales para avalar los supuestos logros del socialismo.

Esto ha sucedido innumerables veces durante los últimos cinco años. Los periodistas independientes han denunciado olas represivas de la Seguridad del Estado, los atropellos que la policía inflige a los vendedores ambulantes, la corrupción de los funcionarios, las torturas en las cárceles del país; han reportado robos, asesinatos, accidentes, desastres naturales, deficiencias en los servicios a la población; han hecho investigaciones y análisis certeros de la zafra azucarera, de las situaciones económica, política y social cubanas ...

Medios que pudieran usar los trabajos de los periodistas independientes prefieren reproducir los cables de las agencias extranjeras acreditadas en Cuba o fragmentos de los discursos de Castro o sus funcionarios. Sin embargo, a pesar de sus limitaciones, Reporteros sin Fronteras publica periódicamente en su sitio web artículos de muchos de estos periodistas independientes cubanos. Lo que no ha podido hacer la Sociedad Interamericana de Prensa en su sitio web, donde sólo le publican sus escritos a los integrantes de una sola agencia independiente, a pesar que desde marzo de 2000 Tony Pederson, presidente de esa organización regional, expresó: "Sabemos que con el tiempo será necesario ampliar este espacio a todos los periodistas cubanos que están comprometidos con la defensa y promoción de la libertad de prensa y de expresión en Cuba".

El tiempo ha transcurrido veloz desde que la prensa independiente pasó a ser la actividad que más temen los opresores del pueblo cubano. Ni la Ley 88 (también conocida como Ley-Mordaza), por la cual pueden encarcelar a cualquier periodista hasta veinte años, ha podido detener esta actividad dentro de la isla.

Los periodistas independientes esperarán el 2002 sintiendo la mirada represiva de la policía política, rodeados de la pobreza creciente que ahoga a la nación cubana, entorpecido su progreso por interes elitistas, pero en su fuero interno tienen sobrados motivos para brindar por el año nuevo porque, aunque ahora mismo los desaparecieran, ellos saben que le ganaron todas las batallas a la opresión.

Ese es su honor, aunque no se lo publiquen.

© CUBANUEVA, 2000. Todos los derechos reservador

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