LA HABANA, Cuba. – Dos cajas de pollo de 15 kilogramos cada una y 60 huevos mensuales. La “jaba”, entregada rutinariamente, también suele contener dos bolsas grandes de detergente, jabón de baño, desodorante, cuchillas de afeitar, aceite de cocina, arroz, frijoles y hasta una decena más de artículos de primera necesidad.
El conjunto tiene un valor que ronda entre los 300 y los 800 dólares (USD) pero, por estar destinada a oficiales de las Tropas Especiales ―Avispas Negras y Boinas Negras, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y el Ministerio del Interior (MININT), respectivamente― como complemento del salario que reciben, se les entrega mediante una venta simbólica en que cada dólar equivale a un peso cubano (CUP) —cuando el cambio oficial supera los 120 CUP—. Y así, benévolamente, se reflejaría en la contabilidad de las unidades militares, algo que a partir de las reformas económicas implementadas en 2021 dejó de suceder para las empresas estatales, la mayoría imposibilitadas de entregar a sus trabajadores una “jaba” semejante o inferior.
“Unos 300 dólares es [el valor de] la jaba más pequeña pero la de los oficiales de mayor rango y primeros oficiales es más cara, porque traen el doble de eso”, reveló a CubaNet, bajo condición de anonimato, uno de los miles de beneficiados, un joven militar, miembro de las Avispas Negras y egresado de la Escuela Interarmas Antonio Maceo, de Ceiba del Agua, provincia de Artemisa.
“La que nos dan no está mal; esa jaba en la calle cuesta miles de pesos, pero la de los primeros oficiales, además de ser el doble, trae yogurt, cajas de refrescos, malta, ron del bueno. Algunos hasta la venden porque les toca todos los meses y se acumulan los jabones, los detergentes, los cigarros, las botellas de ron. Yo mismo me quedo con una caja de pollo y vendo la otra, es que no tengo ni dónde guardarlas, no me cabe en el refrigerador (…). Nos dan pollo pero también carne de puerco, paquetes de hamburguesas, croquetas. Por mucho que uno quiera guardar no puede, y todo eso se echa a perder, hay que venderlo”, dice el joven, que también confiesa que solo se mantiene activo en su especialidad militar por los incentivos que recibe mensualmente y que fue él mismo quien pidió ingresar en las Avispas Negras por la “atención diferenciada” que recibe.
“La mejor atención es para nosotros [Avispas Negras] y para la Brigada Especial [Brigada Especial Nacional, del MININT, conocida por el nombre de Boinas negras]. Porque los entrenamientos son fuertes y requieren alimentación reforzada. Y porque ya muy pocos jóvenes quieren la especialidad, y menos ahora que la cosa está más caliente que antes, y cuando se arma una revuelta son días y días encerrados en la unidad (…), no es fácil hacer lo que uno hace. (…) Uno sabe que la gente protesta porque tiene hambre, porque pasa un montón de trabajo, y uno mismo está en esto, aunque no le guste mucho (…), porque no todo el mundo tiene la posibilidad de irse [emigrar] o de recibir dinero de afuera, así que es duro tener que salir a dar golpes. Muchos se han ido por eso, porque han encontrado otras opciones, pero el que no puede tiene que cerrar los ojos y para alante”, admite con cierto desenfado.
Por su parte, otro militar de las tropas élites del régimen cubano, con quien pudimos conversar sobre el tema, confirma que el éxodo de efectivos en las fuerzas militares ha aumentado desde las protestas masivas de julio de 2021, a pesar de que también han crecido los esfuerzos de la dictadura para retenerlas, e incluso incrementarlas.
“No todo el mundo aguanta esto, la gente está dos, tres, cinco años y ya, se acabó, después se van para una firma o a cuidar embajadas, a trabajar de custodios en discotecas”, asegura otro uniformado, también bajo estrictas condiciones de anonimato. “Antes del 11 de julio la gente ya estaba pidiendo la baja de las tropas, hubo mucha presión, retuvieron algunas bajas pero al final cerraron varias unidades aquí en Occidente, en Artemisa y Pinar del Río, y las concentraron en Mariel, fíjate si se ha ido gente en estos años. Pero después del 11 de julio eso fue una diarrea de bajas. Tuvieron que aumentar el salario a más de 15.000 pesos y aun así los que no nos hemos podido ir lo estamos pensando. Lo que hacemos no se paga con nada. (…) En mi grupo quedamos cinco o seis de los 30 que empezamos hace cinco años atrás; la mayoría volvieron a sus provincias, se fueron para lo civil, o ya están en el Yuma (…). Cuando aumentaron la estimulación cambió un poco, pero porque los están trayendo de lo último último de Oriente donde la cosa está más dura y ahí tienen que agarrarse de lo que sea. Fíjate que lo primerito que te dicen cuando llegan a hacer el reclutamiento es la jaba que dan. Yo mismo quería estudiar Contrainteligencia pero cuando me dijeron ‘caja de pollo’ enseguida me cambié, es la realidad, no te puedo decir otra cosa. Ya cuando pasas tiempo aquí en La Habana te vas, cuando ves otra realidad. Como te puedes buscar eso y más sin tener que hacer lo que hace uno, te vas”, dice el militar.
Antes de las protestas del 11 de julio, de acuerdo con información de fuentes vinculadas a las fuerzas represivas del régimen, las llamadas Tropas Especiales, tanto de las FAR como las del MININT, recibían un tratamiento salarial bastante similar al resto de los demás efectivos del Ejército.
Luego de los disturbios, y con la finalidad de evitar el éxodo, aumentaron los privilegios y las condiciones de vida de estos grupos, lo que representa una parte importante de los gastos actuales en las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, que hasta 2018, último año del cual se tienen datos publicados (pertenecientes a 2017) mostraban un incremento significativo para un país en crisis agudizada: representaban más del dos por ciento del PIB.
“A diferencia de los demás cuerpos, las Tropas Especiales siempre tuvieron atención diferente”, asegura un exoficial de las Fuerzas Armadas. “Pero no había distinción entre las tropas de las FAR y el MININT, era una sola y se preparaban en El Cacho [Pinar del Río], de manera especial pero junto con el resto. (…) Los Boinas Negras son más recientes, surgieron de las Tropas Especiales, que después fueron las Avispas Negras, pero hasta el 2005 o 2007, más o menos, tenían casi las mismas condiciones. (…) Un teniente coronel de Tropas Especiales vivía peor que otro teniente coronel de cualquier unidad. Después que Raúl [Castro] tomó las riendas [en 2008] es que comenzaron a darse los cambios, se les subió el salario, incluso se renovó el armamento por otros más modernos, y ya después del 11 de julio [de 2021] fue que vinieron los otros cambios más importantes para frenar el éxodo (…), por ejemplo, a mí me daban una caja de pollo, y a los Tropas les daban dos y hasta tres al mes; a nosotros nos daban 10 libras de carne cada dos, tres meses, y a los Tropas todos los meses, más un montón de cosas que no me daban a mí (…), pero aun así no se dura mucho en Tropas, y menos ahora (…). Primero, porque se pasan la vida acuartelados, y segundo porque ya esto no es como antes (…). Antes como que todo el mundo estaba convencido de lo que hacía, llámalo adoctrinamiento o como tú quieras, pero cuando uno vive lo que se está viviendo no hay corazón para salir a dar golpes a alguien, alguien que ni siquiera pasa por lo mismo que tú, que tienes más o menos de dónde agarrarte, es dar golpes a alguien que está peor que tú. Eso le parte el alma a cualquiera que tiene un mínimo de sentimientos y de memoria”, afirma el exmilitar.
“No sé cuánto se gastará en todo eso que nos daban, lo que sí puedo decir es que nunca faltaba”, responde uno de los militares, actualmente inactivo y residente en el exterior bajo contrato de trabajo, después de que en julio de 2022 recibiera la baja del servicio. “Todos los meses era un camión de cajas de pollo, de las que nos daban a nosotros que éramos unos doscientos de la Brigada Especial de Santa Fe, y no estoy contando las que iban para el comedor (…). Con la carne de puerco era igual: conejo, huevo, leche en polvo, todo lo que quisieras. Nunca faltó nada. Había una realidad en la unidad y otra en la calle, en casa de mi propia familia en Holguín se pasaba hambre. Si yo no mandaba cosas para allá se acostaban sin comer. Por eso nadie aguanta mucho, y van quedando solo los que empiezan nuevos, y los que no les importa salir a dar palos a un infeliz, aunque en el fondo piensen igual que ellos. Al final igual están pensando en el hambre que pasarían si no dan palos. Por eso pedí la baja y me fui”.
Aunque no se cuenta con datos oficiales ―los gastos en “Defensa” no se hacen públicos en el informe de ejecución del presupuesto de la nación desde julio de 2018―, cálculos realizados por organismos internacionales como el Banco Mundial y el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), estiman en cerca de un 20 por ciento el presupuesto asignado por el régimen cubano a su aparato de represión.
Igualmente, todos los análisis apuntan a un incremento del gasto militar a partir de la llegada de Raúl Castro al poder de manera oficial, en 2008, momento en que por segunda vez, después de 2003 (con 296 millones), son nuevamente superados los 200 millones de dólares asignados, hasta casi los 300 millones en 2018 (datos de 2017).
De acuerdo con la poca información que existe, Cuba ocuparía el lugar 58 en la lista de países que más dinero destinan a sus fuerzas armadas, con un 2,88 del PIB en 2018, lo cual la sitúa por encima de naciones como Sudáfrica, Siria, Venezuela, Perú, Uruguay y Angola. En América Latina, la Isla está solo por debajo de Brasil, Colombia, México, Chile y Argentina, posicionada en el sexto lugar.