SANTIAGO DE CUBA.- El tema de los derechos humanos en Cuba es siempre uno de los más recurrentes a la hora de hacer un balance general del panorama nacional del año que recién culminó. Los medios de comunicación, al servicio del régimen, se refieren a este tema a medias, citando solo resultados y opiniones sobre aquellos derechos que constituyen subsidios estatales, y obvia a personas e instituciones al interior del país, y de la diáspora, que trabajan a favor de los derechos y libertades, individuales y colectivas, del pueblo de la mayor de las Antillas.
Una de estas instituciones es el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), con sede en Madrid, que cada mes, con el apoyo de colaboradores internos, monitorea las violaciones de los derechos civiles y políticos a los cubanos de la Isla, y denunció que en 2019 se produjeron en Cuba al menos 3157 arrestos arbitrarios, una cifra superior a la de 2018, que concluyó con 2525. Por su parte, la ONG Cuban Prisoners Defenders publicó una lista de 126 prisioneros políticos existentes en las cárceles cubanas.
Hostigamiento, persecución, detenciones en la vía pública sin orden judicial, allanamientos de viviendas, multas arbitrarias, decomiso de bienes privados, golpizas, retenciones ilegales e impedimentos de salida del país, fueron las violaciones más frecuentes que el Departamento de la Seguridad del Estado ejecutó contra activistas de derechos humanos, religiosos y periodistas independientes.
CubaNet recogió opiniones de algunas de las voces más autorizadas para abordar estos temas en el país, y pese a sus diferentes puntos de vistas coincidieron en que la represión ha sido proporcional con el creciente descontento popular y el trabajo de la sociedad civil independiente.
En entrevista con Alejandro González Raga, director ejecutivo del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, el año 2019 fue nefasto para el ejercicio de los derechos humanos en Cuba, “el régimen sigue sin dar espacio al ejercicio de los derechos humanos por parte de los ciudadanos, y reprime con diversos métodos cualquier expresión discrepante. Cuba entra en un nuevo año sin abandonar el largo ciclo represivo y de atraso que vive desde hace ya 61 años”.
Para Raga, ex prisionero político de la Primavera Negra de 2003, esta ola represiva responde al descontento creciente de amplios sectores de la población que ya no quieren ser observadores pasivos del deterioro de la nación, “evidentemente la oposición se ha ganado cuotas de participación que el Gobierno considera peligrosas, de ahí el incremento de la represión que intentan no evidenciar utilizando métodos subrepticios como la retención domiciliaria”.
Rosa María Payá Acevedo, coordinadora de la iniciativa ciudadana Cuba Decide, coincide en que estas cifras que señalan alta actividad represiva son la respuesta al despertar del pueblo, “el incremento de la represión es, de hecho, un indicador, aunque perverso, de la desesperación de un régimen que se sabe rechazado y percibe la disposición a la acción de miles de cubanos para cambiar el sistema. El movimiento opositor es el más severamente perseguido por la dictadura, precisamente porque su mensaje llega cada vez a más personas, y el apoyo activo y pasivo a sus propuestas se extiende a través de la ciudadanía cubana”.
Por su parte, el periodista independiente Henry Constantín Ferreriro, quien dirige en Camagüey la revista La Hora de Cuba, considera que el año que culminó fue una mezcla de avances y retrocesos. Cita los ejemplos del matrimonio de pastores Ramón Rigal y Ayda Expósito, llevados a prisión por no querer educar a sus hijos en las instituciones del Estado; y el acoso contra Olayne Tejeda y su familia, que están siendo víctimas de antisemitismo y bullying, con beneplácito de las autoridades, por utilizar un símbolo religioso en la escuela.
“Es decir, por primera vez en varios años hay padres tratando de exigir respeto para las creencias de sus hijos dentro de las escuelas, pero a la vez están siendo castigados por ello. Hubo un retroceso en el tema de la cárcel como castigo, específicamente a periodistas, que era un sector al que el Estado agredía y acosaba, pero no llevaba a prisión. A pesar que ha sido un año en el que se han registrado con más frecuencias varios intentos de protestas por los derechos de la protección de los animales, de la comunidad LGTBI, de las redes digitales en La Habana, entre otros, estas han sido frenadas, reprimidas y en muchos casos finalmente impedidas”.
Desde La Habana, el artista Luis Manuel Otero Alcántara entiende que no ha habido mayor o menor represión contra los grupos de artistas independientes, y recordó los casos de Danilo Maldonado y Tania Bruguera, “no creo que haya aumentado, sino que se ha extendido a un mayor número de personas. Aunque producto de la Bienal 00 y la campaña contra el decreto 349 si fue como a más artistas al mismo tiempo, fue como tratar de reducir este espacio del arte que antes no estaba tan conectado como ahora. Llegaron incluso hasta las expulsiones del trabajo, como a Claudia Genlui. Pero hemos crecido, y la postura de este grupo, cada vez mayor, ha sido crítica al régimen, y eso marca que lo independiente se logra definir”.
En conversación con Félix Navarro, de la provincia Matanzas y coordinador del Partido Pedro Luis Boitel, ejemplificó el aumento de la represión contra la oposición interna poniendo de manifiesto el caso de José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), que lleva más de tres meses en prisión junto a otros tres activistas, sin fecha de juicio. “Eso es bochornoso, con esto queda demostrado no solo que al régimen no le interesa la opinión que el mundo libre pueda tener de ellos, sino que además están llegando a su fin”.
Así mismo, para el laico Dagoberto Valdés Hernández, director del Centro de Estudios Convivencia, en Pinar del Río, “la continuidad de lo que no ha dado resultado en este 2019, de lo que no aporta nada nuevo en lo económico, en lo político, en lo cultural, en lo social es el rasgo fundamental de este año para el Gobierno cubano, así como el aumento de la represión de toda manifestación de la sociedad civil, la negación del recurso de Habeas Corpus, las violaciones y restricciones al ejercicio de la plena libertad religiosa, que es más que la reducida liberta de culto.”
“Sin embargo, también podemos hablar de la gradual y efectiva toma de conciencia de las iglesias para participar en la vida pública, exigir lo que consideran son sus derechos y los de los ciudadanos, y dar su visión sobre la sociedad, sus valores y sus leyes, como fue el caso de la participación de varias denominaciones religiosas y la Iglesia Católica en el debate constitucional. Un consenso creciente y gradual de lo que significa en la práctica el principio de unidad en la diversidad. Y en el año que recién finalizó hubo una disminución de miedo de la ciudadanía, unido a una mayor conciencia de los derechos humanos y recursos para su defensa, un mayor crecimiento de la sociedad civil y su capacidad organizativa pese a la represión”.
Por último, Carlos Amel Oliva, santiaguero líder juvenil de UNPACU y miembro de su dirección, expresó: “la represión es la respuesta natural de las dictaduras, y que a nadie le quepa duda que en Cuba existe una”, dijo.
“Pero lo más importante no es lo que haga esa dictadura, sino las cosas interesantes que están sucediendo en el pueblo, como el aumento del consumo de información no censurada, combinado con la creciente actividad económica independiente y el trabajo de empoderamiento que realiza toda la sociedad civil”.
Para el portavoz de UNPACU esa combinación de factores conllevará, tarde o temprano, al cambio de sistema en la Isla, y por consiguiente al final del estado actual, que es quien de forma intrínseca genera la represión.
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