CDMX, México. – Antes de que Jonathan Fernández tomara el fusil y se pegara un tiro entre los ojos, le pidió a otros reclutas que le dispararan a cambio de 2.000 pesos que tenía guardados. Como nadie lo tomó en serio, sobre las 10:30 de la noche del 29 de julio de 2022, él mismo se disparó.
Su madre, Yeni Acanda, aún no sabe qué lo llevó a buscar la muerte con tanta determinación. Probablemente nunca lo sepa. Ese día, horas antes, él la llamó llorando porque lo habían regañado al encontrarle un celular escondido. Los militares le han asegurado a Yeni que la reprimenda no fue severa, pero ella solo puede pensar que algo tiene que haberlo afectado mucho. “Al final perdí a mi hijo. Fue su decisión. Lo sé, pero quien lo llevó a cometer eso fue esa unidad militar. Que no es la primera vez que un niño se quita la vida allí”, contó la mujer a CubaNet.
Jonathan estaba recluido en la unidad de San José de las Lajas, donde cumplía el Servicio Militar Activo, que según la Ley de Defensa Nacional es obligatorio para los hombres entre los 17 y los 28 años por un plazo de 24 meses. En el caso de los que alcanzaron plazas universitarias este período se reduce a la mitad.
A pesar de que una funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) de Cuba aseguró ante la ONU que esta captación era voluntaria, la obligatoriedad del Servicio Militar cubano nunca ha sido cuestionada. No hay alternativa más que obedecer e incorporarse.
El requerimiento quedó blindado en la Constitución de 2019, la cual prohibió utilizar la objeción de conciencia para evadir el cumplimiento. Los jóvenes que se nieguen a incorporarse alegando, por ejemplo, que tomar las armas no es compatible con su religión, son procesados.
Según el nuevo Código Penal Militar publicado el pasado mes de junio, hasta cinco años de cárcel podrían sufrir los que evadan el Servicio. El proyecto legislativo intensifica los castigos destinados para los reclutas. Si anteriormente podían estar fuera de la unidad hasta 15 días sin que se consideraran como “desertores”, ahora entran en la categoría de inmediato.
Cada año todos los cubanos en edad de captación son forzados a pausar sus vidas e incorporarse a espacios controlados mayormente por el Ejército, donde son sometidos a estructuras despóticas y condiciones de vida muy estrictas. Los jóvenes salen de sus hogares para someterse a una doble presión. Por un lado están bajo las órdenes de militares que, según se ha denunciado en muchos casos, los humillan y maltratan y, por otro, tienen que convivir con chicos que suelen abusar de los más débiles.
En general son adolescentes o jóvenes que se enfrentan a un entorno adverso, que no todos logran soportar. En manos de estos muchachos, además, se ponen armas de fuego que en ocasiones han usado contra ellos mismos u otros.
Algunas de las historias de estos jóvenes han salido a la luz por las denuncias de sus familiares; sin embargo, se desconoce cuántos cubanos han muerto durante el Servicio Militar tras 1959. El Gobierno no transparenta información sobre el tema, ni siquiera lo menciona. Ante este vacío de información, CubaNet ha construido una base de datos propia que incluye 31 casos de jóvenes cubanos que salieron de sus casas para unidades militares y nunca regresaron con sus familias.
Apenas se trata de un subregistro que se conformó utilizando notas de los medios de prensa e información recopilada para esta investigación a partir de entrevistas a los familiares.
Las causas de muerte
De los casos que CubaNet ha podido verificar, la principal causa de muerte en el Servicio es el suicidio (10 hechos). Todos estos jóvenes usaron sus armas para quitarse la vida. Algunos de ellos como Maikol Arcia, quien tenía discapacidad intelectual, había manifestado sus deseos de autolesionarse. Este adolescente debió haber recibido ayuda psicológica y ser alejado del armamento, pero los militares le aseguraron a los familiares del chico que sus pensamientos suicidas eran “malcriadeces”.
El suicidio constituye la tercera causa de muerte para este grupo etario en Cuba. Investigaciones académicas al respecto sitúan entre las principales causas el acoso (bullying), la depresión, entre otros factores que emergen durante el reclutamiento y que han provocado que aumenten los reportes de lesiones autoinfligidas.
Para intentar frenar estos comportamientos autodestructivos, la respuesta gubernamental ha sido recrudecer las medidas punitivas. La “solución” es castigar con hasta dos años de cárcel a quienes, por ejemplo, se traguen unas cuchillas, se disparen en el pie o se fracturen las manos, si eso les da un boleto de salida o al menos un período de descanso en el hospital.
Entre los casos de suicidios reportados, hay familiares que han compartido su sospecha de que bajo la autolesión las autoridades militares intentan encubrir un asesinato.
El padre de Elvis Martínez, un joven recluta cubano fallecido en una unidad de tanques en el municipio de Minas, Camagüey, ha cuestionado la versión oficial sobre lo sucedido a su hijo, de 18 años. Las autoridades dijeron que el soldado se suicidó al dispararse dos tiros con un fusil de asalto AKM.
“A él lo mataron y lo pusieron en ese lugar, porque quieren limpiar muchas cosas”, dijo Noelvis Martínez Carrión, de 54 años, en un video que compartió en Instagram la plataforma Cubanos por el mundo. Pero Martínez no cree en la causa de la muerte que le notificaron y cuestiona cómo es posible que se haya disparado no una, sino dos veces en la cabeza él mismo. En el área donde fue encontrado el cadáver no había sangre alrededor del cuerpo.
También bajo el dictamen de “muerte natural” han registrado otros decesos que las familias ponen en duda.
En 2018, ninguna de las tres versiones oficiales de la causa de muerte de Ariel Díaz Cardero convenció a su familia. La primera fue que un infarto fulminante lo mató a sus 18 años. Luego, en el acto de defunción, leyeron “causa desconocida”. Tres meses después, y debido a los reclamos, una investigación dictaminó que había sufrido una miocarditis (inflamación de la capa media de la pared del corazón).
Han pasado cinco años y Odalis, su mamá, aún no sabe con certeza qué mató a su hijo, que era un muchacho sano. Unos meses atrás otro joven recluta que pasó el Servicio junto a Ariel la contactó para confesarle que el día de su muerte fue obligado a realizar un esfuerzo físico considerable en una maniobra. Ni a Odalis, ni al papá de Ariel, ni a sus tíos les permitieron ver el cuerpo del chico sin ropa o a estar a solas con él. Además de Díaz, CubaNet ha localizado otros dos decesos reportados como “muerte natural”.
Los datos de la base construida por este medio evidencian que la segunda causa de muerte son los accidentes (7), seguidos de los asesinatos (6). En cuanto a los accidentes, destaca el caso de Ernesto Miranda, quien supuestamente se habría disparado a sí mismo sin intención.
En la base también incluimos a Alfredo Guerra Rivera, quien tenía 19 años cuando desapareció el 25 de octubre de 2009, mientras cumplía el Servicio Militar. Su familia nunca supo qué sucedió con él.