MADRID, España.- En el extremo más occidental de Cuba, en la provincia de Pinar del Río, se halla la Reserva de la Biosfera Península de Guanahacabibes, declarada como tal por la Unesco en 1987.
Formada en realidad por dos penínsulas, la del cabo de San Antonio y la del cabo Corrientes, separadas por la ensenada de Cortés, constituye su área medular el Parque Nacional Guanahacabibes (PNG) que, fundado en diciembre de 2001, resalta por sus paisajes, cientos de variedades de aves y arrecifes coralinos considerados de particular interés, pues se han reconocido entre los mejor conservados y más diversos de las regiones caribeñas.
Uno de sus atractivos es el Faro Roncali, en el cabo de San Antonio, construido a mediados del siglo XIX, y el cual lleva el apellido de Federico de Roncali, gobernador de la Mayor de las Antillas en la época de su edificación. La obra arquitectónica tiene unos 25 metros de altura, y ofrece una gran vista de los alrededores. El faro señala el punto más occidental de Cuba, y está en la zona considerada como el último refugio de los aborígenes durante la colonización española.
Guanahacabibes atesora singulares paisajes terrestres y marinos, playas —existen alrededor de 15 playas casi vírgenes; entre ellas María la Gorda, Punta Colorada, Las Tumbas y Playa Francés—, altos acantilados, rocas pertenecientes a diferentes formaciones geológicas, cientos de especies vegetales —varias maderables como el cedro y la caoba y otras de uso en la medicina tradicional—, numerosos tipos de aves, reptiles, mamíferos e invertebrados, algunos exclusivos del territorio nacional. Constituye una de las áreas principales de anidación de tortugas marinas.
Son pródigas sus zonas, además, en lagunas, manantiales y cuevas como las llamadas Perjurio, Las Perlas, La Barca, Enrique, La Pintura, El Negro, La Mina, entre otras, que enriquecen el singular entorno y cuentan con huellas de la presencia indígena precolombina en la Isla.