MADRID, España.- Al músico y pedagogo holandés Hubert de Blanck se le atribuye la primera ópera dedicada a las luchas de independencia de Cuba. Se trata de Patria, que se estrenó en el teatro Tacón de La Habana en 1899, cuando ya el compositor llevaba varios años radicado en la Isla. Patria se ha representado en el teatro Martí, el Payret y el Gran Teatro de La Habana, entre otros.
Antes de emigrar a Cuba Hubert de Blanck, nacido en la ciudad holandesa Utrecht en junio de 1856, había estudiado en prestigiosos conservatorios europeos y realizado giras por numerosos países.
En 1881 se presentó como solista con la Orquesta Filarmónica de Nueva York y obtuvo por oposición, al poco tiempo, una plaza de profesor en el College of Music, donde inició su carrera de pedagogo.
Casado con la cubana Ana García Menocal, al año siguiente llegó a Cuba y poco después abrió en el capitalino Paseo del Prado el Conservatorio de Música y Declamación, primero de su tipo en el país.
En 1886 fue capturado y deportado a Nueva York por las autoridades coloniales españolas. En la ciudad estadounidense trabajó como profesor de piano y se relacionó con artistas que recaudaban fondos para las luchas independentistas de Cuba.
En 1898, al terminar la Guerra del 98, regresó a la Isla y continuó su labor en el conservatorio, que pasó a llamarse Conservatorio Nacional de Música y cambió varias veces de locación. Tras su muerte, el 28 de noviembre de 1932, el Conservatorio siguió bajo el cuidado de su familia.
Hubert de Blanck, que adoptara oficialmente la nacionalidad cubana en 1903, dejó una amplia producción para piano: Capricho cubano, Danza de las brujas, Bolero en re menor, Danza cubana, Souvenir de La Habana, Dance espagnole, etcétera. Mientras que su producción para orquesta sinfónica incluye, entre muchas otras, Suite sinfónica, Poema sinfónico y Marcha y canto fúnebre.