MIAMI, Estados Unidos. – La prensa castrista parece estar esperando la orden de comentar la serie argentino-española El grito de las mariposas (Disney+) sobre las legendarias hermanas Mirabal, donde figuran tres prominentes actores cubanos en papeles protagónicos.
Luis Alberto García, interpreta al dictador Rafael Leónidas Trujillo; Héctor Noas, a su hermano José Arismendy, conocido como Petán Trujillo, quien fuera ministro de Comunicaciones; y Alina Robert a Patria, una de las hermanas Mirabal.
En un país sin insulsas represiones, con todo lo que huela a creatividad y libertad, ambas estrellas masculinas de la actuación nacional, tanto en cine, televisión como teatro, estarían ahora mismo haciendo la ronda en los medios sociales y de comunicación para celebrar su participación en una serie de corte internacional.
No incluyo a la actriz Alina Robert porque es parte del talento cubano establecido en el exilio y, de hecho, integra el reparto de la popular película Plantadas, que lleva cuatro semanas en carteleras comerciales de Miami, todo un éxito para el cine independiente.
Hasta ahora, de la única manera que el público de la Isla puede disfrutar de la serie y las interpretaciones de sus compatriotas es mediante el llamado “paquete” que sigue siendo la exclusiva ventana al universo en un país acoquinado por la mediocridad doctrinaria.
Durante un viaje de vacaciones a la República Dominicana, al saber de nuestra nacionalidad, el joven chofer que nos llevaba al resort se refirió al hecho de que en su país los dictadores no volverían a entronizarse, luego de que Trujillo fuera ajusticiado en un atentado en 1961, después de 30 años de tiranía.
Resulta paradójico que Luis Alberto García, nacido en la Cuba revolucionaria, el mismo año de la muerte de Trujillo, ahora haya tenido la fortuna actoral de interpretarlo.
Es obvio su empeño en profundizar la complejidad del personaje: un “benefactor” populista, llamado a desarrollar e internacionalizar la economía del país, querido por buena parte de los dominicanos, versus el cruel militar, obsesionado con el control totalitario, sin espacio para opositores ni enemigos.
Los conocedores del tema suelen dividir el manual de los dictadores entre izquierda y derecha.
Sin duda los anticomunistas terminan siendo más incriminados por la historia oficial que los llamados socialistas, quienes hacen del travestismo y la mentira su modus operandi.
No obstante la corrupción, es notorio cómo la economía de mercado siguió funcionando bajo la megalomanía trujillista.
En la serie El grito de las mariposas no se escatiman opíparos almuerzos y comidas familiares. La palabra escasez no forma parte del vocabulario al uso.
De hecho, el personaje que interpreta el controversial actor Willy Toledo ―furibundo defensor del castrismo―, un vasco profesor universitario establecido en República Dominicana no cesa de embriagarse y teorizar sobre la justicia social desde irrefrenables copas de ron en el bien surtido bar de su vecindario.
Uno de los personajes que no se expresa en consignas es precisamente el Petán, de Héctor Noas. Farandulero y mujeriego a la sombra feroz de su hermano, quien no lo respeta por pusilánime. Los enfrentamientos entre ambos son antológicos. Es el típico vividor, frustrado en algunas de sus aspiraciones, pero capaz de disfrutar plenamente las ventajas de compartir tan temido apellido.
Las hermanas Mirabal y otros jóvenes dominicanos de la época no cesan de conspirar y poner en solfa un statu quo que los agobia. Para ellos la dictadura ha sido longeva e insufrible.
Desafortunadamente la dramaturgia de la serie prioriza las tribunas políticas. La verosimilitud se ve empañada por la retórica de líderes ensimismados que están como leyendo de libros de texto.
Tal vez esa obviedad es lo que impide su difusión en una sociedad que tanto se le parece como la cubana contemporánea, donde los héroes fueron apresados durante la rebelión de julio de 2021 y el pueblo sigue clamando por el final de una dictadura que ha doblado en años a la de Trujillo y sigue poniendo en práctica todos sus vicios pero ninguna de sus ventajas.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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