LA HABANA, Cuba.- El 16 de agosto de 1958 nació en el estado de Michigan una de las artistas que puede vanagloriarse de haber alcanzado fama y fortuna chocando con el maistream, sin concesiones ni arrepentimientos. ¿Quién es esa chica? Madonna Louise Ciccone, pero desde hace décadas el mundo la conoce simplemente como Madonna, y no hace falta agregar nada más.
La explosiva rubia que llegara a Nueva York a finales de los 70 para comenzar una carrera en danza contemporánea, terminó convertida en un deslumbrante ícono de la cultura pop, una mujer que sobrepasó todos los límites y, más que música, produjo arte, un arte escandaloso y venerado hasta en los rincones más inverosímiles sobre la faz de la tierra.
La número uno en las listas de éxitos, intérprete de canciones como “Like a virgin”, “Material girl”, “Papa Don´t preach”, “Vogue”, “La isla bonita” y “Like a prayer”, viajó a Cuba en 2016 por esta fecha, en compañía de sus hijos y un grupo de amigos, para celebrar su cumpleaños 58.
Todavía los cubanos recuerdan la multitud aglomerada a la entrada del hoy destruido Hotel Saratoga, donde se hospedaba la diva. Un mar de gente esperó durante horas que la leyenda hiciera su triunfal aparición, pero pocos tuvieron la suerte de verla caminar por las calles del Centro Histórico, a bordo de un almendrón o bailando en alguna selecta discoteca. Todo al calor del deshielo entre Washington y una Habana que se disponía a ser de nuevo aquella ciudad cosmopolita. La Habana que durante algunos años fugaces volvió a ponerse de moda para que desfilaran por ella las Kardashians, Beyoncé con Jay Z, Vin Diesel, Rihanna y nada menos que Madonna.
La ilusión de ser otra vez esa gran capital latinoamericana se desvaneció poco después, pero no el recuerdo de la diva sonriente bajo el sol de agosto, en un país que renacía a la esperanza. Hoy Madonna celebra su cumpleaños 65 en otros lares, el hotel Saratoga es una ruina y la capital que entonces bullía de expectación, se torna cada día más silenciosa y triste.