El pueblo cubano exiliado, durante más de cinco décadas, ha sembrado el testimonio de una de las historias mayores de éxito entre los inmigrantes de Estados Unidos. En Miami, ha cambiado el perfil étnico, cultural, empresarial y social de la ciudad, preservando sus tradiciones y creencias. Pero las arrugas del tiempo empiezan a pasar factura. Y la memoria se da a la fuga.
Los archivos de las bibliotecas, la literatura, los monumentos conmemorativos, la tradición oral y los museos son medios que intentan mantener vivo el legado de los pioneros y sus hijos, modelo para otros grupos inmigrantes que se han abierto camino, con esmero y sacrificio, en tierras de libertad y oportunidad.
La organización Museo de la Historia del Exilio Cubano se suma a este esfuerzo por preservar medio siglo de historia no solo en la Florida, sino en el resto de la diáspora. Los promotores de la iniciativa aguardan por una decisión del gobierno del Condado Miami-Dade que autorizaría la concesión de un terreno de dominio público adyacente a la Arena American Airlines. La Parcela B en cuestión es uno de los escasos espacios verdes frente a la bahía y, por su ubicación, algunos funcionarios electos se oponen, alegando incompatibilidad con el uso de suelo aprobado en el referendo de 1996 que dio luz verde a la Arena.
Es encomiable que las autoridades velen por la conservación de parques y lugares de esparcimiento. No obstante, en estos años la parcela ha sido empleada como estacionamiento de camiones y almacén durante los circos y conciertos. Nadie, al parecer, cuestionó por qué no había un parque con cancha de fútbol como dispusieron los votantes. Precisamente, a fin de dar vigencia a la decisión electoral, el proyecto del museo contempla la rehabilitación del terreno para dar acceso a la ciudadanía al litoral con un anfiteatro, plaza pública y parque verde. Sería un edificio ideal que conectaría el Pérez Art Museum con el Museo de Ciencia.
Hay personas reticentes a que fondos públicos se destinen a teatros, museos y estadios administrados por entidades particulares porque a menudo se considera asistencialismo corporativo. La construcción del museo, estimada en $120 millones, promete materializarse con aportes del sector privado en las comunidades de emigrados cubanos. Debe quedar descartada la posibilidad de solicitar ayuda gubernamental.
El paisaje urbano del centro de Miami se ha transformado con imponentes rascacielos, comercios, populares establecimientos nocturnos y el Parque de Museos recientemente inaugurado. Un museo de historia cubana encaja en el bosquejo de desarrollo. Por su contigüidad al mar, la ubicación es emblemática ya que conecta la diáspora con su añorada cuna en la otra orilla.