LA HABANA, Cuba, noviembre, 173.203.82.38 -Este viernes, el periódico Granma publicó una Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (MINREX) relativa a las actividades que realiza en La Habana la Sección de Intereses de los Estados Unidos (SINA).
Se habla del supuesto propósito de la representación extranjera de “fabricar un movimiento de oposición al gobierno legítimo” y “fomentar la desestabilización interna”. Se insiste en que la referida sede “ha continuado realizando actividades ilegales, que nada tienen que ver con las funciones de una misión diplomática”, y se alude a “su labor de injerencia en los asuntos internos de Cuba”.
Como ya nos tienen acostumbrados en casos como éste, en la Declaración no faltan alusiones a la Ley Helms-Burton, al “bloqueo económico, comercial y financiero”, y a los “mercenarios” al servicio de Estados Unidos (que, según los castristas, son todos los ciudadanos que se declaran en desacuerdo con el sistema imperante).
Conforme al documento, uno de los aspectos esenciales de la supuesta intromisión se deriva de haber establecido “dentro de su sede locales y centros ilegales de internet”. Según los autores del texto, la hipotética ilicitud consiste en que la sede diplomática no solicitó “una licencia de operación del Ministerio de Informática y Comunicaciones”.
Los autores de la Declaración no se molestan en tratar de explicar en qué consiste la presunta interferencia con el sistema nacional de telecomunicaciones. Esto no puede comprenderse, si se tiene en cuenta que la conexión a internet en la referida Sección (al igual —digamos de paso— que en algunas embajadas europeas, que brindan ese servicio con análoga generosidad, aunque con menos masividad) se realiza por vía satelital, sin emplear los medios locales.
Otro de los temas que provoca la irritación de la cancillería cubana es la realización por parte de la SINA de “tareas de capacitación”, al brindar a los miembros de la sociedad civil cursos de instrucción en materia como computación, periodismo y algunos otros. Se hace evidente que, para el régimen, resulta subversivo y constituye una injerencia en los asuntos internos que el pueblo se supere fuera de sus rígidos controles ideológicos.
En realidad, nada de lo que se plantea resulta novedoso. De esos temas la propaganda comunista ha venido hablando desde hace muchos años. A fuer de sincero, debo constatar que la propia Declaración lo reconoce así, pues comienza su segundo párrafo del modo siguiente: “Como ha sido denunciado con anterioridad…”.
Surge entonces la pregunta: Si las situaciones relatadas no son nuevas en absoluto, si han sido repudiadas por los castristas desde hace años, ¿entonces a qué se debe esta arremetida verbal de las autoridades en esta precisa coyuntura! ¿A qué obedece este rayo en cielo despejado! Mientras no me demuestren lo contrario, pensaré que este exabrupto está relacionado con el reciente paso del ciclón Sandy.
Me explico: Con fecha 25 de octubre, los miembros del grupo plural de análisis ALDECU (Alianza Democrática Cubana) alertamos sobre la necesidad de que “las autoridades del país acepten toda la ayuda que ofrezcan organizaciones internacionales y países extranjeros, sin excepciones ni limitaciones y de manera incondicional”.
Nuestro recelo no era infundado ni gratuito. Hace unos días, en mi artículo “Ciclón y reacción”, recordé decisiones adoptadas por los castristas en ocasión de calamidades anteriores, cuando se han dado el lujo de rechazar determinados ofrecimientos de ayuda que les desagradaban. “Ante una calamidad como ésa, deben prevalecer los intereses de las víctimas —personas y país—, y no los de la ideología”, era la conclusión ineludible.
Pero todo indica que los jerarcas del régimen piensan lo contrario. Y ahora esta Declaración del MINREX resulta oportuna para argumentar su nuevo rechazo, en el supuesto de que se produzca una oferta de auxilio procedente de los Estados Unidos o de cualquier otro sitio que les desagrade.
La Declaración también reitera una vieja acusación: Supuestamente, el país del Norte “impide a Cuba conectarse a las decenas de cables submarinos que rodean la Isla para poder acceder a internet”. Supongamos que esto sea cierto y que las autoridades de La Habana no tengan culpa alguna en esa falta de colaboración.
¡Pero los redactores del MINREX no han oído hablar del costoso cable submarino tendido entre Venezuela y Santiago de Cuba? ¡Hace más de un año se anunció a bombo y platillo que estaba operativo! ¡La propaganda oficialista presentó el hecho como otro éxito de “la solidaridad internacional frente al bloqueo”! ¡Pero éstas son las santas horas en que la conectividad de los cubanos corrientes a la red mundial sigue sin existir! ¡Con la diferencia de que este último cable fue tendido para uso específico de Cuba!
Ante esa realidad, uno no sabe si calificar la afirmación del MINREX isleño como un acto insuperable de desfachatez o como una increíble muestra de falta de información. En cualquier caso, lo que no admite dudas es que esa afirmación demuestra el enorme desprecio que sienten por los cubanos y por su capacidad intelectual.