LA HABANA, Cuba, marzo (173.203.82.38) – La traición tiene nuevos timbres dentro de la fauna nacida de la iniquidad. Aunque quieran impresionar mascullando sus infortunadas declaraciones, los soplones que por estos días sacan a luz su trabajo en las sombras, apenas consiguen una pírrica atención de sus principales víctimas. ¿Qué otra cosa podrían deparar los peones del chanchullo?, ¿Qué tributo merecerían más allá de la lástima y la indiferencia?
Como parte de la campaña para desprestigiar a la oposición interna y la sociedad civil alternativa, el canal Cubavisión transmitió la noche del sábado 26 de febrero, un documental en el que destapan agentes encubiertos, exponen segmentos de conversaciones telefónicas, fotografías e imágenes fílmicas manipuladas, en función de demonizar a este sector que pugna por alcanzar, a través de medios pacíficos, la democratización del país.
Tal modalidad de guerra psicológica podría ser usada más a menudo en lo adelante. Sus relativamente bajos costos políticos, hacen pensar que mientras tiende a disminuir el número de presos políticos o de conciencia, es muy probable que aumenten las campañas con el fin de atizar sospechas y divisiones, entre las personas que conforman el tejido opositor. Esto unido a las detenciones de corta duración, amenazas y actos de repudio contra quienes insistan en manifestarse en la vía pública, parece ser la tónica de la represión en los próximos años.
Uno de los objetivos fundamentales en la actual ofensiva mediática, radica en desacreditar a las Damas de Blanco, presentándolas ante la teleaudiencia como un grupo de seres perversos contra el que hay que actuar implacablemente.
Aunque de manera colateral, los mensajes coactivos tienen como destinatarios a la población en general. En este sentido el propósito radica en elevar los niveles de paranoia colectiva. Cada cubano debe presumir que un familiar, el vecino o un amigo cercano podría ser un soplón. Indudablemente, el objetivo final es mantener el inmovilismo social, evitando a toda costa la exteriorización de las posturas de rechazo al orden establecido por el partido único.
Un detalle significativo frente a esta sucesión de acciones, donde el fraude, la calumnia y el quebrantamiento de la ley, por ejemplo, en la intercepción de las llamadas telefónicas y su posterior exposición pública, es que la gran mayoría de los aludidos en el “culebrón” audiovisual duermen tranquilos.
Las secuencias de bajezas bien valen un bostezo, y la ratificación de que nada es tan poderoso como las convicciones sobre el valor de la libertad personal, para que una nación no se hunda en el lodo de la ignorancia, como ocurre en Cuba.
Los sapos asoman la cabeza entre el fango. No importa si desempeñaron sus labores por propia voluntad o sus colaboraciones comenzaron después de un chantaje. El hecho es que vendieron su alma al diablo.
El apelativo usado en Cuba para los delatores y agentes encubiertos tiene que ver con el ganado caprino. Se les conoce como “chivatos”. Prefiero encasillarlos en la familia de los batracios, como suele hacerse en países como Costa Rica, Colombia y Venezuela.
Definitivamente, son sapos que retozan en el pantano de la mediocridad. Personas de crónicas incapacidades éticas. Gente condenada a extinguirse en las llamas del desprecio.